Melancolía

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Su melancolía

en la cima y en la sima

de su esplendor,

me hablan desde su voz mediana y grave

voz plástica que también la puede atiplar

y es que la apagada todavía

orquesta de su cuerpo

debe tener dos corazones

y tres pulmones y demás cosas,

porque nadie la ha abierto aun

Y entonces, el entonces estorba

Y mirándonos muy fijamente

Demasiado fijamente

Pero también sin mirarnos,

…Su melancolía inunda

Ese cuarto más joven que ella

Un ámbar aparece

Y charlamos sin palabras

Solo sabemos que es la melancolía,

Aquella

Que venció a Copérnico y a Freud

A partir de un hecho

Donde ese encuentro sin palabras de casi hora y media

Como si fuera un siglo

Con todas sus ellas

Tampoco tuvo preguntas

Y quedé contagiado

Como en un cuento para niños adultos

De la tan famosa Melancolía

Que desconocía

Que ignoraba

O que quizá nunca quise ver

Lo raro que viniendo de ella

Aquello es como una gema sin estuche

Reluciente

Como su piel rota al igual que

sus piernas moviéndose en la cama

en vez de mover las manos en la charla

su cabello intocable,

y una vez más, yo

a pesar que nada la conmueve

le sigo ragalando y

regalando

amuletos

enigmas

olores

porque su melancolía corre

duerme, inspira

se mete en su auto

y estudia

y yo dándole

pedazos

de vida,

hasta que resucite aquella que vi

agitando un pañuelo blanco

en la plaza Bicentenaria

con la sonrisa bajo el brazo

y con la piel enchinada

emocionada, vibrando,

hasta que alguien tocó la puerta

y quedamos

en volvernos a ver

dentro de una pregunta,

suya.