MESA DE NOCHE
Los psiquiatras deben tener un término para designar eso,
yo también lo tengo para los psiquiatras.
Charles Bukowski
Poesía matutina que sonríe con un sol imaginario
Con un sol que calienta como una calefacción en sus últimos días
Poesía que no me quita el hambre, pero que fabrica ilusiones
Ilusiones cuyo mantenimiento rompe el lomo
Poesía agría que endulzo como un yogourt griego
Poesía que cose y coce mi boca
Para ya no contestar
Para ya no opinar
Para ya no esperar ni abrazos ni sonrisas ni palabras
Con cierta azúcar
Con cierta ternura
Con alguna mirada
O la mirada esperada que no se distrae jamás por nada
Con pánico al último suspiro solo
Y sin almohada
Y harto de los besos a medias
De que la atención a uno sea
Como quien busca una llave en un llavero
O cuando uno habla
Y los aparatos se oponen
Las llamadas en espera se oponen
Las obligaciones se oponen
Las beneficencias se oponen
Y uno va almacenando vacaciones sin usar
Domingos lánguidos que se chorrean
Domingos dormidos
Con pasadores o agujetas interminables que cansan
Calcetas de diferentes colores
Medias que uno baja con la imaginación
Porque de otra forma ya no pueden
No puede nadie
Adicto a buscar cosas
En enciclopedias sin páginas
O los ritos falsos
De las velas
O del agua florida
O de los sellos o seguros
Cuando lo único seguro es esa lluvia
Que se da desde tu habitación
Con el techo que te sonríe
Y te abrazas de él
A falta de otros brazos
A falta de sonrisas que te besen
Y mientras tanto en la mesa de noche,
Con un cenicero lleno de colillas de cigarros
Y un aguaardiente a medias,
Reposa ese libro de Bukowski
Que no quieres
Ni siquiera hojear,
No vaya ser que…