Mi hija en casa o en escuela aprende este año
Como mamá no imaginé que me iba a cuestionar o a debatir alguna vez sobre si la escuela era o no algo indispensable en la vida de mi hija, me refiero a la forma tradicional y presencial de acudir al colegio y aprender. Sin embargo, este año todo cambió y muchos papás se están haciendo la misma pregunta: ¿Mi hijo debe regresar a clases presenciales o no?
El dilema de hoy ¿regresar a clases presenciales o no? Los niños están escolarizados y mi esposo y la que esto escribe tuvimos una educación tradicional. Sin embargo; hoy me encuentro en medio del dilema absoluto sobre el (no tan cierto aún), regreso a clases. El COVID-19 es lo que ha cambiado al mundo en los últimos 6 meses y nuestro mundo no ha sido la excepción. Como muchas familias y personalmente como maestra, pasamos de las clases presenciales a las virtuales de todo tipo, primero las académicas para terminar el ciclo escolar y luego las lúdicas para acompañar algunas horas del verano. Nosotros seguimos en casa, y hoy me pregunto desde el fondo de mi corazón si yo enviaría a mi hija a la escuela y si es absolutamente necesario, que los niños regresen a clases o no.
Experimenté las clases online por más de dos meses, obviamente no fue lo mismo; la carga, la rutina, la forma de compartir la información y de entregar los resultados del avance escolar… Mucho aprendizaje al respecto, las escuelas y los maestros que hicimos los ajustes necesarios en días, para que la comunidad escolar saliera a flote. Hoy cumplo más de 120 días en casa, con mi hija, nunca antes habíamos pasado tanto tiempo juntas, compartiendo tantas actividades, la he visto crecer y transformarse en cuatro meses como nunca antes, o antes no había puesto suficiente atención.
No sólo han crecido en peso y talla, han ganado madurez, habilidades de todo tipo y me ha enseñado cómo maestra, increíble su flexibilidad y resiliencia ante los cambios de la vida. Se ha adaptado con una sonrisa y una paciencia inmensa que no conocía. Hoy, que los riesgos sanitarios no han disminuido, hoy que la situación de contagio es latente y potencial en muchos lugares, hoy que teniendo a mi niña en casa sé que es la mejor y la más segura manera de estar, hoy me pregunto en plena consciencia si deben regresar a clases presenciales o no.
Este debate tiene muchas aristas, lo de menos es aceptar que regresen y que las clases sean virtuales y que cumplan con el ciclo escolar como tantos otros niños lo harán. Mis preguntas internas son si quiero que eso suceda porque es lo que hay, o porque no quiero que se atrasen, porque todos lo van a hacer así… o si realmente pueden los papás hacerse cargo de su educación al menos este año, como algo distinto y único que podemos emprender juntos, para dedicarnos un sabático escolar en el que juntos aprendamos cosas que definitivamente no te enseñan en la escuela. ¿Acaso quiero tener a sus niños pegados a un monitor siete u ocho horas diarias, con un ritmo que ni yo puedo sostener?, ¿O es que les da miedo o flojera genuinas?
Creo que muchas familias se lo están cuestionando, porque la vida nos puso, sin pedirlo, en una situación en la que nos tenemos que hacer cargo de muchas cosas desde casa, incluyendo la educación de nuestros hijos. Creo firmemente que el mundo cambió de maneras tan profundas que aún no nos damos cuenta. Creo que los seres humanos necesitamos volver a desarrollar habilidades que estábamos perdiendo a pasos agigantados, como: la empatía, el verdadero sentido de comunidad y solidaridad, la genuina preocupación por la vida en todas sus formas y por cuidar y respetar el medio ambiente, así como muchas cosas más.
No dudo que las escuelas desarrollen cada vez más y mejores métodos que puedan acompañar la educación de los niños a la distancia, pero también creo que esta puede ser una oportunidad de oro para conectar y reconectar con lo importante de la vida incluyendo la formación de sus hijos en la que hoy, si soy brutalmente honesta, me importa más que sean felices y fuertes mentalmente, a que se destaquen académicamente.
Me importa más que recuerde este tiempo sin tiempo, como la época en que estuvieron en familia y aprendieron de la vida como nunca antes, a que pasen horas y horas frente a una pantalla. No me he decidido, cómo mamá, pero por ahora está mami se inclina más a que no regresen. Una parte de mi tiene miedo de que no pueda mantenerla a salvo y otra parte de mi quiere tenerla cerca para experimentar otra forma de vida por elección.
Sé también que hay muchos métodos de educación en casa, y los conozco algunos y sé que hay muchas buenas opciones, me estoy documentando al respecto. He cambiado y crecido enormemente estos cuatro meses a su lado. Hemos aprendido a ser y a estar en familia como un equipo que comparte aficiones y gustos, hacer grupos dentro de los grupos. Aprendimos a divertirnos de formas que no sabíamos que podíamos, y sobre todo a valorar nuestro hogar que integramos, nos extrañamos y nos buscamos en la propia casa. Estamos muy agradecidos del proceso. Ya dejamos de preguntarnos cuándo se va a acabar esto y simplemente aceptamos que lo que estamos haciendo es lo mejor que podemos con lo que tenemos sin quejarnos, sin sufrirlo.
Obviamente estas son decisiones de vida personalísimas y multifactoriales para cada familia, no pretendo convencer a nadie para que elija a o b, simplemente comparto mis pensamientos porque sé que quizás muchos más estén ahí, en el medio, con un pie de cada lado del río, decidiendo en qué lugar nos vamos a parar.