Municipios hermanos en el Proyecto

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Estudiar el imaginario de cómo nació el Paseo Tollocan nos lleva a buscar en el pasado y que motivó a crear uno de los paseos más bellos de el país. Interesante es estudiar las monografías de Toluca, Lerma y San Mateo Atenco, pues mucho tienen de parecido y en esa realidad en el tiempo, nos hace hermanos de una misma familia: la mexiquense, en su deseo de convivir en libertad y paz social. En el progreso que sólo puede llegar de la permuta de bienes y servicios hacia todas partes y hacia el centro de la Ciudad en la imagen de sus mercados semanales en los que destaca Toluca por ser el más grande de la entidad.

Las luchas de los tres municipios las cuentan sus cronistas municipales, cito al vecino de San Mateo Atenco, José Luis Tapia: Se presentaron muchas veces ante los comisarios y provinciales franciscanos para solicitar su cambio. Para este fin, construyeron el convento y así recibieron frailes para administrar las encomiendas de sus 12 barrios. A mediados del siglo XVII se volvieron a oír con mayor insistencia las continuas solicitudes de los gobernantes, alcaldes y oficiales de la República de San Mateo Atenco. En 1661 próximo a celebrarse en la Ciudad de México el capítulo de la Orden de San Francisco, se envió una nueva petición a los prelados por parte del fiscal don Gabriel Hernández, al gobernador don Juan Cristóbal Bautista, al alcalde Francisco de Santiago y muchos indígenas más se comprometieron a mantener a los frailes, asegurando que si: “…Se nombraba guardián ministro de doctrina para nuestro pueblo Atenco a que nosotros lo sustentamos, vestimos y pagamos las ovenciones, bautizos y festividades que se ofrecen en dichos pueblos con lo que se puede pagar el ministro de doctrina”. Pasado lleno de experiencias en cada minuto, día o semana que se vivía, investigar es encontrar vetas de oro del conocimiento, para ser menos ignorante de lo que nuestros antepasados tuvieron que luchar para crear comunidades, pueblos y municipios que ahora están en la vida social y política de la entidad mexiquense.

Últimos párrafos del cronista municipal que publicara su texto en 2017 cuenta: Largo litigio, que dio buenos frutos para los pobladores. Duró hasta finales del siglo XVII donde se menciona a San Mateo Atenco como cabeza de doctrina. / A lo largo del siglo XIX, los atequenses desarrollaron nuevas actividades artesanales como la tenería, los diferentes usos del tule en el tejido de los asientos, sillas, petates, aventadores y chiquihuites, permitiendo la integración de nuevos grupos sociales en su interior. / A finales del siglo XIX inicia un periodo de bonanza para las actividades económicas más importantes que hoy en día tiene San Mateo Atenco, la producción del calzado de forma artesanal con la llegada de las primeras cosedoras manuales y de pedal que permitieron la integración de talleres familiares, algunos de los cuales siguen produciendo de la misma forma hasta nuestros días. En este año 2024 vemos así cada sábado y domingo, por no citar toda la semana, cómo es que aquellos que vienen de la Ciudad y Valle de México vienen por la carretera y autopista hacia la cabecera de este municipio, encontrando en su llegada como en su salida por el Paseo Tollocan el adorno de flores y plantas que en sus bellas palabras diseñado les dice: Bienvenidos.

Sobre el municipio de Lerma me parece que es bueno citar un artículo publicado con mucha valentía por don Alfonso Sánchez García, quien de su generación, fue uno de los más sabios en el campo del periodismo y de la crónica municipal. Atento a todo lo que sucedía en la entidad, escribe un texto que no podemos dejar a un lado al hablar del municipio por donde pasó un río legendario que ya no habrá de llegar nunca más al mar. El título se llama El crimen ecológico del siglo / Al padre Lerma le dieron en… las fuentes / Solamente San Mateo Atenco, con sus más de 20 barrios, andaba cerca de los 100 mil habitantes cuando Toluca, la propia capital del Estado de México, no llegaba a los 35 mil. Pero a la gente de la capital mundial del zapato, como le dicen los locutores, había que sumar las que abigarraban los pueblos de Tenango a Santa María Atarasquillo, pasando por Ocoyoacac, Techuchulco, Texcalyacac, Jajalpa, que podía haber sido también capital mundial, ésta de hortalizas.

Un Lago lleno de Pipirín / Y todas esas muchas miles de bocas, comían y bebían, asómbrese usted, de la pura ciénega de Lerma, que se formaba al salir de las benditas entrañas de la tierra los provenientes nueve chorros de Almoloya del Río, para integrar el antiguo Chignahuapan (el río de las nueve bocas), al que el lambiscón de Reolín Varejón dio nombre de Lerma para barbear a su valedor en España, el famoso Conde de Lerma, valedor a su vez de Felipe IV. Nada le fue negado a la sabiduría de don Poncho, uno de los cronistas más importantes del siglo XX en el país.

Dos libros del municipio y región de Lerma son prueba de la zona rica en recursos naturales que algún día fueron los municipios cercanos a la Ciudad de Toluca, el primero tiene el título de: Lerma Matlatzinco / El corazón de México, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Lerma, en el año, texto en el cual leo palabras de Enrique Fernández Fassnacht, rector General de la UAM: La Unidad Lerma se acoge a la imagen del Quinto Sol de los primeros mexicanos, porque busca conservar y fortalecer una región especialmente privilegiada desde antes de su primeros pobladores, en un entorno privilegiado por su geografía y riquezas naturales. Pese a ello, durante recientes decenios, el municipio de Lerma, como todos lo sabemos, ha padecido diversos embates que amenazan su viabilidad y equilibrio, en cuanto a su entorno y la fortaleza de su tejido socia […] Lerma Matlatzinco, el corazón de México, registra también el entorno geográfico y geológico de la zona, además del equilibrio biológico y el registro de la flora y la fauna local, donde un amplio número de especies testimonian el prestigio natural del municipio.