+Murió Walter Antonio Gassire Osorio, campeón con el Toluca en 1974-75; extrañaré aquel saludo “Guillermo, cómo vas”; de su niñez humilde a ser el suplente de Ladislao Mazurkiewicz; se vino en taxi a conocer Toluca
La frase
No solamente fue portero, antes era jugador de campo en otras posiciones, a Walter Antonio Gassire Osorio le gustó Toluca…
Y SE QUEDÓ
WALTER ANTONIO GASSIRE OSORIO (primera de 3 partes)
Desde este domingo, no volveré a ver a un hombre grande, de cabello blanco, quien frente a mi casa paseaba a su pequeño perro french poodle, llamado Toto, como antes lo hacía en diversas fases con sus demás perros. Fueron años y años de verlo así. La razón, ayer murió por la madrugada ese hombre de cabello blanco, manos grandes, ojos verdes, pero muy amable Walter Antonio Gassire Osorio.
Extrañaré con su sonora voz aquella frase cotidiana desde la acera del frente: ¡Guillermo cómo vas!
Lo conocí en acción, como un gran portero del Toluca, de los mejores que ha tenido la institución. Sufrí con él y con Germán Sánchez Fabela su operación en la cabeza, milagrosa, que le permitió seguir viviendo, gracias a las expertas manos del doctor Javier Verdura.
Viví con él aquel tercer campeonato del Toluca de 26 de junio 1974-75, así como he vivido y presenciado los 10 campeonatos del Toluca, en toda su historia en la Primera División.
Cuando mi hijo me avisó de su deceso, me rompió el corazón. Vecinos como él, ya no tendré, era único e irrepetible. Lo primero que hice fue buscar la entrevista que le realice para mi libro Con y por Toluca, que publiqué en dos tomos en el año 2018. Esto fue lo que me dijo un amigo inolvidable llamado Walter.
Platícame de tu vida, desde tu niñez.
Una niñez muy bonita, en un país que es Uruguay, en una ciudad: Florida, a 90 kilómetros de la capital, en el cual puedo decir que fui muy feliz, a pesar que vengo de gente humilde, todo el mundo lo sabe, porque siempre lo he dicho.
Hay cosas que se deben decir si uno es humilde, realmente no tiene por qué ocultar sus raíces y nunca las oculté, siempre me gustó hablar y admiré mucho a mi padre.
Mi padre trabajó 35 años en el ferrocarril, empezó desde abajo, acomodando los vagones de carga, de pasajeros o lo que fuera en aquella época, porque ahora ya ni existen.
Realmente vengo de esa familia, una familia tipo, tengo un hermano y realmente fue una niñez muy bonita y me tocó la fortuna de vivir en un barrio donde toda la gente se conocía.
Todo el mundo en aquella época, se conocía, donde todos los jóvenes y los niños jugábamos, en la escuela y después en el barrio.
De ahí empezó a nacer en Walter Gassire, la idea de ser futbolista.
¿A qué primaria fuiste?
Fui a la primaria 33, era rural, porque vivíamos un poco en las afueras de la ciudad y ahí comencé mis estudios para luego seguir en el Liceo, parte de la prepa, ya después prácticamente el futbol cuando eres joven te absorbe, cuando recién comienzas, a pesar que en Uruguay tienes que estudiar, es la obligación.
La prepa no la llegué a terminar por el problema de que ya viajaba, jugaba profesionalmente.
Volviendo a la niñez, hoy en día cada vez que voy a mi país, nos reunimos con aquellas personas de la niñez donde íbamos a la escuela, donde sembramos una amistad muy bonita, como también aquí la he sembrado.
¿Por qué te llamó la atención el futbol y por qué portero?
El futbol en Uruguay es todo, es la comida, el pan de cada día. Digo que hay personas que tenemos fortuna en la vida y llamo fortuna al tener una carrera de muchos años y comenzarla tan joven y haber llegado.
Realmente comencé jugando de niño en la escuela y luego jugaba en el barrio y después en un equipo que teníamos que se llamaba Ferrocarril, de ahí comenzó todo.
Me gustaba tanto el futbol y me gustaba la portería también, a pesar que jugué en todos los puestos que hay en el futbol, pero me gustaba jugar con gente mayor, hombres, desde ahí comenzaba a que me pateaban, que me tiraban.
A pesar de que era muy flaquito, un niño, pero no le sacaba a que me patearan fuerte los hombres, yo jugaba y realmente cuando ellos calentaban, ahí era cuando me ponía en la portería, después entraba otro portero que era el que iba a jugar.
Realmente ahí comencé y comenzó mi gusto por el futbol. Comencé teniendo fortuna, porque al empezar en torneos juveniles en la ciudad de Florida, fui convocado a la selección local, de ahí me vio gente de Peñarol, sabes que en Uruguay está Peñarol y Nacional que son dos equipos grandes.
Me llevaron a inferiores, comencé y ve lo que es la vida, miraba jugar a Roberto Matosas en Peñarol, lateral izquierdo, ya era Roberto Matosas, estaba en la primera división, de ahí se fue a River Plate argentino, pero son cosas que uno va aprendiendo.
Tuve la fortuna que después regresé a mi ciudad, porque mi padre ya no quiso que estuviera viviendo en una pensión en Montevideo, con otros jugadores, pero mi padre me llevó otra vez para mi ciudad, ahí estuve un año, pero ahora con la selección mayor y ya todo el mundo me empezó a ver.
Hubo un compañero en Florida que ya jugaba profesional, jugaba en Wanderers, no sé si recueredas a Ladislao Mazurkiewicz quien fue un gran portero, había una selección de los equipos chicos y Ladislao era portero de esa selección.
Esa selección iba a viajar por varios países, a Ladislao lo venden a Peñarol y este muchacho floridense que jugaba a nivel profesional y que estaba en esa selección, le dijo al entrenador, oiga en mi ciudad hay un muchacho que para y ataja muy bien, por qué no lo trae.
El entrenador dijo bueno tráelo, el entrenador era Marcelino Pérez.
Voy a la selección, llego como suplente y calentando, por eso te digo que hay muchas suertes en la vida, mucha fortuna, calentando el portero que iba a jugar que iba a ser el titular, antes de jugar se lesiona, va Gassire.
Imagínate un niño, tenía 17 años, se iba a jugar justo como pago del pase a Peñarol de Mazurkiewicz contra Nacional, entonces el estadio lleno, pues son de esas cosas que todo te sale bien, fue una noche extraordinaria jugando. A tal punto de que hubieron equipos que ya me estaban esperando al terminar el partido.
Me fui a mi ciudad, porque no quería saber nada, fui a cenar con todo el equipo, cada quien adiós, adiós a un hotel y al otro día me fui a mi ciudad y allá empezaron a caer.
Hasta después fue Wanderers, fue Peñarol que quería que regresara como suplente de Ladislao y yo no quise, fue Nacional a buscarme, estaba el profesor de Ricardo de León en inferiores, entonces el entrenador era Barreiro, el tipo no me había podido ver esa noche, pero querían los de Nacional que hiciera un entrenamiento especial.
Me decía el profesor de León: Walter por favor entrena, ya estás contratado, te van a contratar no hay problema de nada. No quiero entrenar, allá abajo están los del equipo de Wanderers, me están esperando, si no firmaba con Nacional, me firmaban ellos y no firme y me fui con Wanderers. Yo quería jugar.
Tuve la fortuna de jugar, estuve dos años con Wanderers, después pasé al Defensor y el Defensor en año 73 dirigió el profesor de León, después se vino al Atlético Español y en el 74 el profesor me manda buscar, con la gente de Toluca.
Fue algo maravilloso, porque yo quería venir a jugar a México.

¿Quién te había platicado de México?
Yo había venido dos años antes, en el año 72 en una gira con el equipo Defensor, venía el profesor de León dirigiendo al equipo y vine un día que estuve libre con un taxista, que se paraban en aquella época en los hoteles y agarre un taxi de base.
Le dije cuál es el lugar más cerca para ir, me dijo Toluca, nos arreglamos, cuánto y vinimos.
Vinimos primero a Metepec que era chiquito, un pueblo artesanal precioso, de ahí vinimos a Toluca, me encantó Toluca, era una ciudad chica.
Habíamos estado en León, Irapuato, Veracruz, México, pero me encantó Toluca y la vida me pone que tenía que venir a Toluca y sí, vine a Toluca.
¿Por qué portero, quién te enseñó, en quién te inspiraste?
En Amadeo Carrizo, era un portero del River Plate argentino, cuando tenía oportunidad en algún momento que había iba a verlo para ver qué hacía Carrizo y toda la onda.
Él fue un extraordinario portero en aquella época y realmente fue una de los que me inspiró, siempre me gustó la manera en que jugaba. Me gustaba su seguridad, a pesar que decían que en los partidos difíciles como que se arrugaba, hay veces que la gente inventa muchas historias.
Veía a Amadeo Carrizo y era un monstruo, un hombre muy grande, su portería abarcaba un mundo y yo veía como dirigía, como manejaba su equipo; lógicamente que fue una gente en quien me inspiré.
Lo veías en Argentina y cómo.
A veces iba, si tenía una oportunidad iba, Argentina es muy cerquita, tuve la oportunidad de una vez ir a verlo para saber cómo manejaba la portería.
No te impactó de ir de tu ciudad pequeña a Montevideo.
Sí impacta, lógicamente y jugar con un estadio lleno, cuando tú vienes con voladoras como decimos en Uruguay, pero realmente cuando uno tiene una idea de lo que puede hacer y lo que debe hacer, porque si no, no te debes meter en una profesión. Estuve muy apoyado por todos los compañeros esa noche.
Cuando vieron ellos, porque nunca me habían visto jugar; llegué a la concentración y de ahí al estadio y cuando vieron, dijeron éste quién es, porque me salió perfecto.
Lógicamente que ellos adquirieron una confianza tremenda y me apoyaron, porque Peñarol era un equipo que tenía muchas estrellas y no querían perder el juego, y no perdimos.
Fue una noche de muchos centros y disparos a gol, en el cual los centros eran mi especialidad, pero como nadie me conocía, nadie sabía, entonces tiraban al centro, porque tenían a Alberto Spencer, Joya, Pedro Rocha, en fin, tenían un equipazo.
Todo me salió bien y salió muy bien cobijado.
Spencer te llegó a cargar en alguno de esos centros.
Spencer era un hombre muy rapidísimo y con una intuición de gol impresionante, impresionante, era gente que en el área era como José Sanfilippo.
Me tocó jugar contra Sanfilippo y era gente no sólo veloz, sino que sabían lo que iban a hacer, se anticipaban al rival, por eso eran goleadores.
Ese partido recibiste alguna carga.
Claro, porque ellos no quieren perder, cuando son estrellas, cuando un equipo como Peñarol en aquel momento que era campeón del mundo, nadie quiere perder, no quieren perder nunca.
Cuando ven, yo era flaquito, éste quién es, de dónde salió, porque esa noche tuve la fortuna de sonreír, porque tienes que sonreír en algún momento en los partidos, todo salió bien, eso es el comienzo de algo importante.
¿Quiénes eran tus compañeros que llegaron a alcanzar fama?
Había muchos y les lleve a un floridense, se llama Gustavo León que después vino antes al América, lo fue a buscar José Antonio Roca, era uno de los que estábamos.
Tenía un compañero Leonardo Hernández que también vino a Toluca, fue un extraordinario jugador de futbol, ya falleció y acá no pudo andar, porque se lesionó y lo mató, la verdad que ya no lo querían en el club, pero sí era un jugador extraordinario, hubiera hecho buena época y era chiquito, un tipo como Albino Morales, además de Jáuregui.
Diría como Sinha.
Sí, estilo Sinha era un gran amalgamador, pasador, extraordinario jugado; pero éste sabía driblar, desbordaba y tenía velocidad, entonces por extremo derecho, extremo izquierdo hacía pedazos a quien fuera, pero él no tuvo la fortuna, no tuvo la suerte que necesitaba para haber triunfado.
Llegas a Toluca, en qué año fue.
Año 74, junio, llegamos juntos con Leonardo Hernández, cuando nos fueron a buscar, preguntaron ustedes quieren ir, les dije a qué hora sale el primer avión.
De ahí cuando te vienes dejas todo, como lo dejé cuando era un niño, muy jovencito para ir a jugador a Peñarol, sabía que dejaba todo a mis padres, mi hermano, a toda la familia para venirme a triunfar, porque lo mío era siempre querer triunfar.
Realmente nunca en mi vida me voy a arrepentir, hace 43 años –48 ya– que estoy aquí y desde el día que llegué, al Hotel San Carlos en Los Portales, ahí llegamos, uno de los primeros directivos que me fue a ver, fue don Jesús Fernández del Cojo.
Cuando voy a firmar el contrato.

No te asustó. A muchos imponía su disciplina.
Soy de la idea, de que cuando haces las cosas bien, no tienes por qué temer a nada, así seas un joven. Cuando voy a firmar el contrato, estaba don Jesús dentro de la directiva, me dijeron, queremos que seas tan bueno o mejor que Florentino López.
Dije y quién es Florentino López, con el tiempo supe quién era, realmente lo admiro mucho, un gran hombre, una buena persona, tuvimos la oportunidad de convivir, porque uno después va viendo la trayectoria de la gente, de las personas.
En este caso fue para mí un aliciente el saber que una persona aquí en Toluca que realmente había hecho historia, entonces yo también quería hacer historia en el Toluca.
Florentino fue una de las personas que me llevó a que tenía que salir adelante, no voy a dejarme vencer por Florentino, lo admiro, lo quiero mucho, además, cuando ha tenido la oportunidad de venir a Toluca. Eso te lleva a que logres mejorar.
Los jóvenes siempre les he dicho que, cambiando un poco el tema, estamos hablando un poco de la juventud, cuando uno viene y deja todo, de que si encaras un proyecto de decir quiero jugar, quiero estar, tienes que realizarlo con todo el profesionalismo que se debe realizar.
No te digo que fui un santo, no lo fui, pero sí te puedo decir en cada partido me maté, di lo mejor que tenía, ni aquí ni en Uruguay, ni en ningún lugar me pueden señalar que no di lo mejor de mí, nadie.
Esas cosas trato de inculcárselas a los jóvenes, tienen que ser guiados, no tuve una guía, porque en aquel momento nadie te enseñaba, era una cosa que traías innata, en tu niñez, en tu juventud.
Yo miraba a Amadeo Carrizo y sacaba conclusiones, siempre miraba lo que hacía, ahora te puedo desglosar un partido, porque sé lo que están haciendo y sé lo que está sintiendo un portero dentro de un campo de juego, te puedo sentir en el modo de pararse, de golpear el balón, de despejar.
Te das cuenta de muchas cosas y eso te lo da la experiencia.
Lo mío siempre fue querer triunfar.
Empiezas a entrenar, empiezan a llegar otros jugadores.
Llegamos junto con Ítalo Estupiñán también, llegamos el mismo día. Hicimos una amistad grande.
Tanto él como yo nos sentíamos muy apoyados, aparte con los muchachos, toda la vida nos llevamos muy bien, era un grupo que había en el Deportivo Toluca extraordinario, nos seguimos llevando muy bien, a pesar que pasar los años y un mundo de rollos, de problemas que los vamos a estar platicando.
La amistad que existía y la guía tanto de un entrenador como el profesor de León, el apoyo de don Nemesio, de Valentín quien era joven llevaron a que ese Toluca fuera triunfador, porque los jugadores nos inculcó tanto el profesor de León e incluso el profesor Carlos Hank González quien era gobernador, porque quería que fuéramos campeones, porque quería dejarle un título a Toluca.
Realmente nos posesionamos en algún momento de decir, queremos esto y lo vamos a hacer, y así fue.
Cómo superaron que estaban entrenando con Navarro Corona.
Yo no estaba, no había llegado aún, pero sí sucedieron muchas cosas antes, hubo problemas; no lo viví no puedo opinar con algo que no viví, pero realmente te puedo decir que el grupo humano que teníamos con el apoyo de esta gente, fue extraordinaria.
Ese sistema que jugaron, que llamó mucho la atención, que creó polémica diría que innecesaria e injusta, lo tenía el profesor De León desde que estuviste allá en Uruguay. Cuesta trabajo implantarlo.
Era un hombre detallista, que sabía lo que estaba haciendo, sabía la gente que le iban a dar el mejor resultado, como sabía que entrenando cualquier podía jugar en cualquier posición, no necesario podía ser Eduardo Ramos, Vicente Pereda que después jugó, que también una gran anécdota que hay.
Todos podían jugar, todos donde los pusieran iban a jugar, jugaban bien, porque era un hombre que sabía ubicar, que sabía lo que estaba haciendo, sabía cómo tenía que moverse la línea de cuatro, cómo iban los volantes, por dónde iban, cómo iban y sabían de los delanteros.
Nosotros jugábamos con tres delanteros, dos bajan e Ítalo se quedaba arriba, como centro delantero, uno era Mario Medina y el otro era Héctor Eugui, extremo, era un hombre que sabía lo que iba a hacer.
Todo eso a él le costó, la gente no sabe, agarró y se fue a Europa en algún momento de su vida a ver entrenar, se pagaba él, vivía en pensiones, a él no le importaba decirte no, él te lo decía, vivía en pensiones de mala muerte, pero él lo que quería era ver y de repente iba con el Arsenal a Inglaterra, al Real Madrid, a Italia, a Alemania, él iba a todos los equipos importantes a ver qué hacían, cómo lo hacían.
De ahí fue sacando su sistema, buscó y a él sí le dio un gran resultado, fue campeón en Toluca, Defensor de Uruguay fue segundo en Argentina, fue segundo aquí con Atlético Español, para él estaba con lo que hacía.
Otra de las cosas importantes, que te daba confianza cuando ibas a jugar, que realmente entrabas al campo de juego sabiendo que ibas a ganar, podías perder o podías empatar, pero sabías que eras mejor que el rival. CONTINUARÁ MAÑANA)