Nacer es privilegio

Views: 623

Grande es el espacio de memoria para su hija al pensar en su padre, el poeta Lord Byron. Dos destinos trágicos, pues la hija sólo vive 37 años al fallecer de cáncer en 1852. Ofelia Ott, su biógrafa nos cuenta en relación al olvido que se ha tenido en su patria y en el mundo, por quien leo en cuarta de forros en su libro titulado Ada Lovelace / La apasionada científica y poetisa que inició la programación con computadoras: La perseverancia y la imaginación marcaron la vida de Ada Lovelace, una matemática de excepción. Apasionada por el conocimiento, desafío los prejuicios masculinos de la época y se dedicó a la ciencia en cuerpo y alma. Ideó el primer programa informático de la historia e imaginó la máquina precursora de los ordenadores modernos. Sus constantes problemas médicos no fueron obstáculo para su ambición. Lovelace fue más allá: teorizó el poder de la creatividad en su ciencia poética y amó fuera de todo convencionalismo social. Es el siglo XIX y al revisar condiciones de la mujer en esa patria imperial, sorprende el atraso que se tiene con respecto a los derechos de la mujer: ni a sus hijos tenían derecho como escribe la filósofa Hanna Arendt. Son mujeres ¡que viven sin derecho a sus derechos!

En el siglo XX se descubre por sus pares, los científicos, la importancia de Ada Lovelace: Sin embargo, en mayo de ese año concluyó una importante investigación de más de cinco años, cuyo objetivo perseguía la creación de un programa informático. El equipo de científicos encargado de diseñar este nuevo lenguaje para los departamentos de Defensa del Reino Unido y de Estados Unidos lo llamó ADA, en su honor. Esas simples siglas asociadas a una nueva era de ordenadores modernos tuvieron el poder de robar a la parca a Augusta Ada Byron King, condesa de Lovelace. Su fama es tan respetada de 1979 en adelante como sucede con Heidi Lamar. Ada nace de un matrimonio que sólo duró un año, pues en el transcurso de esos meses la madre Annabella Milbanke solicita el divorcio del afamado poeta. Quien parte de Londres para ir a radicar a Suiza. Vive fuera de Inglaterra de 1816 a 1824, sólo pasan 8 años para que el poeta cuya fama traspasa fronteras muera en Grecia. Así que la niña se encuentra dentro de una familia disfuncional con sólo iniciar su existencia en este mundo

Sorprende, cuando se revisa la vida de hombres y mujeres en su temperamento, inteligencia, carácter y tozudez, con ello son capaces de hacer que el infante salga adelante de hechos de su vida trágica que jamás pidió que sucedieran. Niños o niñas se encuentran la mayoría de las veces desprotegidos en todos sentidos y resulta muchas veces milagroso que hayan podido realizar sus objetivos de vida con todo en contra: terminar siendo ejemplo para los demás en logros personales y para bien de la sociedad. En 37 años de vida Ada Lovelace, alcanza este significativo papel en contra de un destino que le llama con enfermedades como el sarampión, o el cáncer, que ha de terminar con su vida a temprana edad. En la biografía escrita por Ofelia Ott leo: La breve vida de Ada Lovelace gira en torno a la perseverancia e inventiva de una mujer poco convencional, ambiciosa y apasionada por el conocimiento, que desafió el prejuicio común de su época de que las matemáticas sólo eran para los hombres. Matemáticas una de las llaves más importantes del ser humano para entrar al conocimiento científico, ése que aspira a no equivocarse, a no permitir que la ideología entre a descomponer la investigación; porque tiene el terrible defecto de predisponer al investigador y llevarlo a proponer resultados subjetivos, que van en contra de la ciencia que dice desear resolver.

Las matemáticas la fórmula para entender el mundo, la vida y el universo. Escribe Ofelia: Desde pequeña, Ada tuvo una gran imaginación. Observaba el mundo natural y trataba de inferir sus leyes, hacía experimentos y se encerraba a construir ambiciosos proyectos —como una máquina para volar a su propio planetario—. Es de genios la cualidad de contar con una imaginación que les hace ver, o inventar mundos que no existen, cosas que nadie se imagina, leyes del universo que tienen su verdad en el campo de la ciencia y no en el de los sofistas que tanto destruyen el progreso de la humanidad. 

Es sorprendente que los escritores —sobre todo poetas—, hablen tanto de Lord Byron, y no terminen yendo a su descendencia, para reconocer a la extraordinaria hija que tuvo. Es el caso en la familia de Sor Juana Inés de la Cruz, su padre jamás llegó a saber la clase de hija y prodigio que tuvo al tener una niña de su relación en pareja. Ada es un genio para orgullo de su madre y del poeta: En la adolescencia entendió tempranamente que si quería conocer el mundo y comprender su funcionamiento debía dedicarse a las matemáticas, pues eran los números los que tenían la clave del lenguaje de la naturaleza, así cuenta Ofelia, con esa sencillez con la que las biografías de la colección citada Grandes Mujeres permiten ver sacrificios, desde la niñez y adolescencia; vemos que infantes superdotados, además de problemas que provienen de su familia, tienen que enfrentar a un mundo de normales, donde su hiperactividad e inteligencia es una lata para los que conviven o están en familia, escuela o sociedad rodeándolos.

Cada biografía de mujeres que se revisa es más me sorprende por riqueza de hechos tristes o alegres que viven. Son las mujeres las que logran sus aportaciones en contra de toda incomprensión. En la biografía de Ofelia se resume la vida de tan sólo 37 años que vive. Para poder avanzar en ese camino, tuvo que sortear numerosos obstáculos: sus constantes problemas de salud, una madre dominante y sus obligaciones domésticas en una época que confinaba a las mujeres al hogar y prescribía el sometimiento a sus maridos. Siglo XIX en Inglaterra o Europa, la mujer desde las altas esferas y peor en el mundo del proletariado que comienza a surgir como fuerza social: en pobreza muchas veces extrema. En general la mujer está sometida a multitud de impedimentos para que se mantenga esclava del hombre que se ha liberado. Ésta es la joven mujer enferma que: No obstante, Ada perseveró en sus estudios. Además de ser esposa y madre de tres niños, logró ser aceptada como interlocutora por científicos de renombre, como el estudioso de la electricidad Michael Faraday o los matemáticos Charles Babbage y Augustus De Morgan

Los grandes siempre andan entre grandes. Es tan bella la vida, pues nos permite ver cómo genios jóvenes, que viven pocos años, dejan su honda huella por donde pasan: así José María Heredia y Heredia, Arthur Rimbaud, Che Guevara, y tantos más, en diversas áreas de la cultura humana. Su principal obra científica fue un artículo publicado en 1843 en el que presentó una máquina ideada por su colega y amigo, el científico Charles Babbage. Ada siente pasión y lo dice: Solo la más rigurosa disciplina científica es capaz de controlar mi salvaje imaginación. Nació genio y así muere llevándose en tempranos años de adulta su voz y sus obras. 

Viene con el genio del padre poeta y revolucionario y de la disciplina y carácter de la madre; dice Ofelia Ott: Ada la quería, pero ¡era tan difícil complacerla…! Sabía que su desempeño en estudiar la naturaleza del vuelo a su madre le sonaría descabella y que intentaría volverla hacia las matemáticas y la trigonometría… el rigor y el esfuerzo intelectual que Anabella predicaba era el único camino para que una mujer pudiera desarrollar su genio en un mundo dominado por los hombres. Dos padres cuyas cualidades heredó Ada le hacen aportar a la humanidad en sus pocos años de vida, un grande trayecto científico hacia el siglo XXI. La sola manera de saber cuáles son las aportaciones de la mujer en la historia es leyéndola y estudiando su vida con respeto y admiración. Yendo a sus obras, a sus sacrificios, a sus ideales. Ada representa la mejor muestra de que la mujer sólo necesita oportunidad para probar su compleja inteligencia, su gran talento para el bien. Alguna vez dijo: Cuanto más estudio, más insaciable se vuelve mi genio. Palabras que parecen copiadas del espíritu con que vive Sor Juana Inés, al busca ser menos ignorante.