No hay un regalo perfecto para mamá…

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Mayo siempre me huele a confort, me hace sentir bien, siempre, siento que la mitad del año se aproxima, la primavera baja su intensidad y podemos ver la tele hasta tarde, en mayo también hay días de descanso, esos que saben a gloria, pero lo que siempre me gusta de mayo es pensar aún más en la maternidad, simplemente porque el juego mercadológico me pega fuerte…

Busqué convertirme en mamá durante casi tres meses, y cuando al fin nos enteramos, no lo creía, obviamente tampoco me lo callé y lo grité a todo el mundo, iba a ser mamá, y creo que para ser mamá no se necesita propiamente tener un hijx, creo en la maternidad por elección y también en las maternidades adquiridas, qué gran fortuna buscar y desear algo, tanto, como para lograrlo, eso sí es una dicha, y aunque muchas mujeres así lo decidieron, muchas otras, no tuvieron una elección, tuvieron: salidas, presiones, dolor, conveniencia, escapes.

Mil nombres más que les podría decir de cómo surge la palabra mamá, y sí, aún tengo muchas opiniones dándome vueltas en la cabeza, simplemente mi conclusión es: SER MAMÁ no debe estar ligado a ser MUJER, nacemos con mil  cosas impuestas, entre ellas el deseo adquirido, el regalo de la vida, lo mejor que te puede pasar, los abuelos dichosos que vas a generar, etc. Creo que tantas cosas que se nos dijeron han perdido valor y todos estos cambios de pensamientos vienen de lugares muy personales. Durante casi 23 años de mi vida no hablé con mi mamá propiamente de la MATERNIDAD, nunca me dijo algo acerca de la edad perfecta,  el momento perfecto, nunca, nada de eso, a pesar de, en su caso, ser un ejemplo bello de lo que ser mamá significa, cuando tomé la decisión con mi pareja; ella no hizo más que entregar amor, desde el día uno con mi panza hasta los ahora 4 años de mi hija, la observo y ante mí tiene dos papeles en ésta película llamada vida: ser abuela y ser mamá, y la primera créanme, me excluye por completo, la he podido ver desde afuera, relacionarme con ella desde el punto ajeno, sin exigencias, con menos reglas y más celos (porque ahora mi hija piensa que soy aburrida y ella divertida), el hecho es que mi mamá le ha dado sentido a muchos aspecto de mi vida, un sentido tan profundo que por mí la festejaría tres meses, le haría fiestas, le conseguiría una cita con el cast de GREY’S ANATOMY, le compraría una casa en la playa, la llevaría de viaje y hasta la haría la maleta por siempre (algo que odio), pero sí, se merece días enteros de festejo, y aunque el cliché de: A LAS MAMÁS HAY QUE AMARLAS Y FESTEJARLAS SIEMPRE, esté tan trillado, a mí me funciona mucho pararme un día y hablarle de mi amor, compartir sin prisas y dejar los collarcitos de sopa de codito a un lado para acomodarme junto a ella en la mesa, servirle dos veces paella y preguntarle si quiere más vino.

Les quiere Cecilia

P.S. Ojalá nunca regresen los festivales escolares, en mi opinión no funcionan como regalo, pregúntenle a sus mamás.