No muy guadalupanos
Una vez más hemos sobrevivido al 12 de diciembre, al día de la virgen de Guadalupe. Hablo por supuesto de los no creyentes que somos una minoría ante el avasallante arrastre de la morena del Tepeyac. Y aunque es cierto que ya nada más se aprietan los ojos en cuanto el reloj se acerca a las 12 de la noche de cada 11 de diciembre intentando conservar la calma, la fecha consigue desprender una reflexión más por lo dispar del asunto, y en esta ocasión, por lo petulantes y envilecidos que suenan quienes no asumen que existen otras formas de pensamiento distinto a la suya.
Adolfo Hitler. Basta con mencionarlo para entender que lo que hizo es monstruoso. No obstante, la otra vez escuchaba una interesante idea en un podcast de historia. Primero, que la historia es cíclica. Segundo, que sin importar lo sucedido, lo bueno y lo malo tiene matices de acuerdo a quien juzgue esa parte de la historia. Sin duda, una idea provocadora. Bien, quien formulaba la idea alegaba que sin importar lo atroz de lo hecho por Hitler, en aquella Alemania existía gente que lo apoyaba, que estaba de su lado, y lo hacían pues levantó al país y lo convirtió en una potencia en tan sólo dos años.
En ese sentido, la historia más allá de ayudarnos a no repetirla, nos amplía el panorama, nos da perspectiva. Hace no mucho vi a una colega escribir en su muro que Hitler había sido un genio. Y lo era, pero estoy seguro que no es un ser digno de admiración como torpemente lo sugería. Obviamente la eliminé. Hitler dejó huella por ejemplo en la mercadotecnia, y hasta puede que amara a los animales, pero a nadie se le debe olvidar que fue un ser monstruoso.
Toda esta larga digresión para hacer hincapié con sus muchas directrices, en una cosa: a pesar de que nos cueste trabajo creerlo, hay puntos de vista que, sin pensar en juicios morales, son. Solo eso, ahí están.
Una vez más, hablando de pensamientos radicales, asumo mi culpa sobre aquellos años en que se es joven e impetuoso y la verdad absoluta, o la ilusión de esta, se postra sobre tu ser y vas por la vida mofándote de las creencias del resto nada más por demostrarle al mundo que eres el emisario de la contracultura y un antisistema. Supongo que esa es la embriaguez de la libertad, del libre albedrio; un patrón que es también parte de la historia.
Otro ejemplo: en los festejos de la final que los zorros del Atlas, precisamente el día de la virgen, un jugador del Atlas cargó de principio a fin en la ceremonia a una virgen. Más tarde vi en los comentarios que alguien puso: tenían que sacar a su mona inútil. Aunque reconozco a ese tipo en el párrafo de arriba, llegar a tanto es miserable. El caso es que incluso a mí el comentario me pareció de mal gusto.
Ahí estaba el domingo. Ebrio y nostálgico escuchando la radio por la muerte de Vicente Fernández. Sucede que me conmueven mucho esas muestras de cariño. Ahí estaba cuando escuché un comentario que me hizo sentirme frustrado e iracundo. El locutor en turno hablaba de los no creyentes, los tildaba de ignorantes, poco maduros y hasta con poco amor por la vida, según él porque no habían vivido lo suficiente.
Hablando de futbol otra vez, de estar ahí, le hubiera dicho lo que Peláez (que me cae mal) le respondió a Faitelson (que me cae bien): eres un estúpido, cuando acusó al Piojo (que me cae todavía peor) de haber pedido que Ricardo se fuera del América para poder volver.
Todo este largo preámbulo para llegar a un asunto: cuando el locutor dijo esas palabras tan incomodas, por decir lo menos, pensé en el largo camino recorrido hasta conseguir apretar los ojos en cama esperando conciliar el sueño por los miles de cohetes que se truenan en esta fecha, y es que, gente, sorpresa, sorpresa, tal vez los únicos que hemos pasado el tiempo reflexionando en los otros, en las necesidades de los creyentes espirituales, somos nosotros.
Hago ahora un recuento de los contenidos que he escuchado en los últimos meses sobre algún culto: el satanismo, la iglesia maradoniana y hasta la iglesia de Malverde. En todos he escuchado lo más sensato que se puede decir ante el que no piensa como tú: hacer y ejercer la libertad sin afectar la de los otros. Bueno, hasta los satánicos (que está llena de mitos urbanos falsos) alegan que no atentan contra la vida como se piensa sino todo lo contrario. Un discurso que jamás he escuchado de la iglesia católica.
Como no creyente me duele mucho la voluntad que se escurre en esa fe estéril, enajenada y poco reflexiva que se pierde en ese culto. Pero esa es cosa mía. Me toca a mí lidiar con esa frustración. Por otro lado, ¿por qué todos seguimos soportando esos infernales cohetes?, ¿por qué las calles cerradas? ¿por qué las toneladas de basura? ¿por qué la música y los mariachis a horas poco prudentes? ¿por qué los pleitos? ¿por qué los pleitos de quien te reclama no pienses como él? ¿por qué un locutor no es profesional? ¿por qué confunde carisma con talento? ¿por qué confunde carisma y talento con profesionalismo? ¿por qué un locutor en una estación subvencionada por el Estado no respeta el laicismo de este país? ¿por qué el gobierno ha olvidado la palabra laico? ¿por qué si el locutor no tiene todas estas preguntas presentes, se atreve a atacar a quien sea con la palabra ignorante?
Todo esto sin mencionar que las críticas más feroces hacia la existencia de la virgen vienen del seno de la propia iglesia. En el 95 Guillermo Schulenburg, abad de la basílica, puso el dedo sobre la llaga. Historiadores en el mundo han dicho que la virgen fue dibujada por indígenas y que eso fue utilizado por los españoles como herramienta en la conquista. De hecho, en los propios libros de la iglesia no hay registro de ella. Divulgadores científicos lo corroboran. En contraparte, distintos medios han comprobado que las pruebas científicas de la iglesia para validar su existencia, son falsas o mínimo, manipuladas. Esto suena insultante para ellos, ¿cierto? Como suena insultante que alguien venere a Hitler como lo hacen los neonazis de hoy, pero, ¿apelan a la tolerancia? Es claro que no.
El discurso se volvió todavía más peligroso cuando este atolondrado personaje sugirió que los milagros son curativos, pero bueno, sobre la línea de análisis planteada, que se muera quien así lo deseé y de la forma en que lo prefiera.
Lo único que sigue sin ser justo es que no se respeten los derechos de los otros, por pocos que sean. Por algo este país sigue teniendo una precaria cultura de inclusión hacia las personas con discapacidad, con accesos para sillas de ruedas que más bien parecen rampas de skate. Estamos pues ante la violencia ejercida por el más ruin de los puritanismos en que no importa más que la voluntad del católico guadalupano, en que los creyentes pisotean a su antojo las normas de convivencias de todos.
Pensando en todo esto, en lo engorroso que nos resulta a quienes no tenemos el culto por la virgen, me pregunto, ¿no hay un canon de conducta entre ellos? La virgen no les diría en sus corazones, ¿compórtense, sean buenos seres humanos y convivan en armonía? Lo pregunto con mucha honestidad porque lo que hacen, la forma en que se comportan, en que censuran y señalan, no parece ser muy guadalupana. Y lo hacen porque se asumen moralmente superiores. Pero lo moral tiene sus asegunes. La moral mata a mujeres en medio oriente. No saben que los países más religiosos son los que menos avanzan en el mundo. Además, ignoran que en la tabla de seguidores que lideran, los no creyentes son el tercer puesto. Por último, nadie tomará este texto y se los embarrará en la cara con cohetes y tambora a las 3 de la mañana.