Obras del siglo XIX que dan a Toluca fama en el país

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Habrá tiempo de seguir los párrafos —que son miles—, en caso de la biografía que Hugo Arciniega Ávila publica en la UNAM para el año de 2021, su obra es materia digna de vida tan prolífica del arquitecto Ramón Rodríguez Arangoiti. Mientras prosigo con la biografía de Juan Guillermo Romero Álvarez: Después de la caída de Maximiliano como emperador de México, Rodríguez Arangoiti desarrolla una gran actividad, tanto en la ciudad de México como en el interior de la República. Muchas de las obras más importantes de nuestro arquitecto las proyectó y/o llevó a cabo en este periodo, como fueron la catedral, los palacios de gobierno, de justicia y municipal de la ciudad de Toluca y la parroquia de San José Iturbide, entre otras […] En octubre de 1867 aparece Ramón Rodríguez Arangoiti en la relación de ingenieros y arquitectos residentes en la capital, formulada a petición de la Dirección de Contribuciones. / En mayo de 1868, Rodríguez Arangoiti es citado en la relación de ingenieros y arquitectos autorizados por la Escuela Nacional de Bellas Artes. / En esa misma época “Eduardo Davis… auxiliar en los trabajos de edificación que hizo Ramón Rodríguez Arangoiti en el Palacio Nacional, construyó el pedestal del monumento a Guerrero, proyectado por Rodríguez. / En 1869 proyectó la caja de agua en donde terminaba el acueducto de Tlaxpan, en la actual esquina de Puente de Alvarado y Rosales. En octubre, por encargo del joyero Tomás Gillow proyectó y empezó a construir con Juan Manuel Bustillo, el Hotel Gillow en la antigua Casa Profesa de los jesuitas en la esquina de las actuales calles de Isabela Católica y Cinco de Mayo, donde en ese momento se encontraba la agencia funeraria Gayosso.

Una vida que no acaba de descansar ante la imparable capacidad de producir proyectos de gran belleza. Mucho de lo que construyó fue derrumbado, por inquina de aquellos, que no saben que, guardar el pasado, es tener respeto por lo que ellos mismos han de crear.

Los datos sobre la ciudad de Toluca son una memoria del paso de este genial mexicano, leo a Juan Guillermo: Según Israel Katzman, en ese año (1869) inicio la construcción de su proyecto del palacio de justicia de Toluca, pero al consultar el Archivo Histórico Municipal de Toluca, encontré que el proyecto e inicio de la construcción del mencionado palacio son de 1871 […] En 1870, Rodríguez proyecta la catedral de Toluca y más tarde inició su construcción, la cual continuó Luis G. Anzorena a la muerte de Rodríguez Arangoiti, dicho proyecto es el de una obra grandiosa con 112 m de fondo, 45m de ancho, 15.4m de alto y una altura de la cúpula de 52m. De este proyecto encontré la maqueta elaborada por Carlos Suárez del Castillo y Espinoza de los Monteros, en el Museo de Bellas Artes de Toluca. […] En este año de 1870, también nuestro arquitecto inició la construcción del palacio de gobierno en Toluca, el 5 de mayo durante la administración de Mariano Riva Palacio “…en el mismo sitio que ocupaban las casas consistoriales, una de las primeras fincas levantadas en la época de la dominación española”. […] El 21 de abril de 1871, Rodríguez envió una carta al presidente municipal de Toluca, en la que se presentó como el ingeniero director de la Fábrica de la Santa Iglesia catedral, y como encargado de las obras de la casa del párroco de Toluca, su amigo Buenaventura Merlín, en la calle de la Concordia de esa ciudad. […] el 19 de mayo de 1871 firmó un contrato para la construcción del Palacio Municipal de Toluca. El 21 de ese mes de mayo, Rodríguez envió una carta al licenciado Camilo Zamora, aceptando hacerse cargo de la construcción del palacio mencionado y solicitándole la nivelación de la ciudad de Toluca, para que exista una adecuada distribución de las aguas en la misma. […] Rodríguez terminó la construcción del palacio de gobierno de Toluca: el 16 de septiembre de 1874, y en esa fecha se trasladaron a él los poderes Legislativo y Ejecutivo, siendo gobernador del estado el licenciado Alberto García. […]

El mismo 16 de septiembre, Rodríguez Arangoiti también concluyó la obra del palacio de justicia de la ciudad de Toluca. […] Desgraciadamente, estos dos edificios: palacio de gobierno y palacio de justicia, fueron demolidos en los años sesenta por orden del gobernador del Estado de México en esa época, Juan Fernández Albarrán; el primero para construir la nueva sede del Poder Judicial del Estado de México, al estilo de la época. El caso del palacio de justicias fue aún más lamentable pues se demolió para construir un edificio con una arquitectura sosa, que inicialmente ocuparon las oficinas del PRI y en la actualidad la Dirección de Enseñanza del Estado. […] Rodríguez Arangoiti dejó su sello en los más señalados edificios de Toluca. […] Entre 1876 y 1879 construyó la casa de los Barbabosa en Toluca, ganaderos de la hacienda de san José Atenco, en el espacio que actualmente ocupa el palacio del Poder Legislativo: esa fue una de las construcciones más destacadas de la ciudad, pero en 1967 fue demolida igual que tantos edificios que Ramón Rodríguez Arangoiti construyó en la capital del estado de México. Es de recordar otras dos creaciones, la Iglesia de Los Dolores y, dice Juan Guillermo:

El edificio de la Escuela de Artes y Oficios para Varones, situado en el primer callejón de Manuel Alas, en Toluca, también fue dirigido por Rodríguez Arangoiti y su construcción fue impulsada por el gobernador Juan N. Mirafuentes; esta institución tiene como antecedente el “Hospicio de los pobres”, que ocupaba parte del ex convento de la Merced y fue inaugurado en 1872. En 1880 se trasladó el hospicio al edificio que nos ocupa y por decreto de 1899 se convirtió en escuela de Artes y Oficios para Varones. Y para variar, este edificio también fue demolido a mediados de los años sesenta. Hemos sido una ciudad que se funda y se refunda, pero no siguiendo lo que sucedió con Roma, la Ciudad Eterna que se encuentran épocas y restos de las ciudades antiguas una sobre otra. Con lo cual se comprueba que hubo otras civilizaciones. ¡No! en la ciudad de Toluca, se ha borrado todo vestigio del pasado una y otra vez. Lamentable a todas luces.