Obsolescencia Programada
La vez pasada comentamos sobre el tema de no gastar tanto.
De que somos unos títeres del Capitalismo y que sólo nos usa para comprar, comprar y comprar.
Mire usted, hay algo que se llama Obsolescencia Programada, y tiene que ver con el ciclo de vida de los productos.
Recuerdo bien que antes veía en la calle locales donde se reparaban televisiones, había otros donde se reparaban licuadoras, otros donde se reparaban zapatos, otros donde se reparaba la ropa, y otros donde se arreglaban lavadoras. Hoy, le pregunto ¿conoce algún lugar donde se repare algo de lo que acabo de mencionar? Si es así, dígame dónde. Pero estará de acuerdo conmigo en que ya quedan pocos negocios dedicados a la reparación. Esto se debe a que es más fácil comprar un producto nuevo que repararlo. ¿No se ha preguntado por qué las piezas de los vehículos son de plástico? Es verdad que los automóviles son más ligeros que antes, y tiene su razón de ser, ya que, en un percance, donde el automóvil experimente un choque, el diseño del auto está programado para absorber el golpe y desbaratarse, desviando por decirlo así, toda la fuerza del impacto al vehículo y no a la persona. Sin embargo, por el otro lado, se aprovecha esta situación para hacer autos desechables.
Mi computadora, una de las de la manzanita, la usé con sumo cuidado, le daba su mantenimiento, cuidé todos sus componentes, le actualizaba el sistema operativo… y después de 10 años de servicio, simplemente un día, el chico que me atendió me dijo que ya no se podía actualizar, que ya no la aguantaba. ¿La solución? – Compre otra– me dijo.
Lo mismo pasó con mi tableta electrónica.
Ya le dije que mi intención no es volverlo un anacoreta. Lo que intento hacerle ver es que postergué la compra lo más posible y así verá beneficiado su bolsillo. Compré la nueva computadora, después de 10 años de uso. Y mi intención es hacer exactamente lo mismo, compraré otra computadora cuando la que tengo ya no pueda dar más de sí.
Zurzo mis calcetines cuando se agujeran de la parte de los dedos. Llevo al sastre mis sacos y abrigos para extender su vida útil. Invertí en una buena marca de sartenes que me dicen, duran de por vida, para no tener que estar cambiándolos a cada rato. Mi automóvil lleva 13 años conmigo y el mecánico me dice que, como lo cuido, tengo carro para rato.
La vez pasada le comentaba de esta mujer china que logra vivir con el 10% de su salario. Intente usted hacer algo parecido.
Pida un aumento y si se lo dan, procure vivir con lo que ya ganaba, y guarde el extra en un plan que le de rendimientos futuros.
Todo lo que hemos visto del presupuesto es para que, entre otras cosas, sepa con cuánto puede vivir y en qué rubros puede apretarse el cinturón.
Claro, que usted me puede decir: Oye Gustavo, pero a mi me gusta vivir bien. Le respondería: a la persona que será usted en el futuro también le va a gustar vivir bien. Guarde desde ahora un poco para destinarlo a su “yo del futuro” para que también, pueda vivir bien.
¡Excelente martes!