OLÉ 1era de dos partes

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El frente frío afectó la afluencia de los amigos al café. El intensidad de éste, el viento y esporádicamente una finísima lluvia; obligó a usar vestimenta abrigadora con respectiva bufanda y de nueve amigos sólo llegaron Atanasio y Fernando.

Shh a’pa’ friecito, dijo Tacho.

Pero yo no dejo la plática y el café, agregó Fernando mientras le hacía notar a su amigo: haz de estar feliz, ¿ya leíste que el Poder Judicial volvió a hacer de las suyas? Habrá corridas de toros en la Plaza México, ya levantaron la prohibición.

Y qué bueno, tantas aristas tiene la fiesta brava que me congratulo

Fernando miró inquisitivamente a su amigo y ripostó:

Sé que eres un aficionado de hueso colorado y además erudito de la fiesta, pero yo no estoy de acuerdo porque creo que representa una agonía dolorosa y lenta de un ser vivo que sufre. Es un cruento espectáculo que ya habían prohibido a mi parecer atinadamente…

– Te equivocas Fer es un reto, un valiente mano a mano entre el hombre y la bestia.

– A ja já, por cierto, donde en el 99% triunfa el hombre…

Más gente seguía entrando al restaurante Biarritz y el ruido aumentó, al igual que la plática del dueto que ya entraba en lo que AMLO llama debate.

Atanasio quemó entonces gran parte de su polvora verbal:

A ver, la fiesta de toros tiene más de mil años de historia: el toro de Creta y así, para que te platico de su deificación en España y la inmediata aceptación del espectáculo, ah y sobre todo su relación con el arte: Francisco de Goya y Lucientes y sus cuadros inmortales entintados con poesía, Ruano Llopis, y acuérdate del famoso par de Pamplona y sin ir tan lejos las esculturas en la entrada de la “Plaza México”.

No acabaría: por ejemplo la Ópera Carmen de Bizet y recuerda al personaje del torero Escamillo y entre nosotros, los pasos dobles toreros del Flaco de Oro Agustín Lara.

– Párale, párale, el tema no es el arte, yo te hablo de la protección de los animales que justamente en este tiempo se les ha reconocido como seres, que merecen una vida digna y no una muerte indigna. Se me pone chinita la piel al escuchar los bramidos dolorosos cuando pican a los toros, y más cuando le entierran el estoque y tardan en morir. No recuerdo quien definió a esta llamada fiesta como son dos animales frente a frente sólo que uno vestido de luces tiene una espada… ¿arte?, mmh al menos es dudoso…

En las mesas cercanas charlaban, se oían choques de cucharas en platos y esporádicamente el leve caer de la lluvia del exterior. El aroma del café enervante, avivaba las pláticas. Atanasio ripostó:

Pero ¿Qué me dices de sufrimiento y muerto de animales en los rastros? Ojalá escucharas a los cerdos, quejarse con su gutural lamento casi humano y…

One moment ¡pero eso que, no aplica!  Es labor necesaria, para dotar de alimento a los humanos y además…

En eso llego Ceballos y su saludo interrumpió a Tacho; se arrimó una silla y no habló. Atanasio continuó:

Y  qué me dices de la caza permitida, de los perros de la calle, de la película “Perro Mundo”, donde engordan a las aves y luego matarlas…

– ¡Cálmate!  –Fer habló animadamente– será el sereno, pero yo creo que en este asunto de los toros intervino la lana. ¿Cómo es posible que se permita que maten a los toros y que al tipo que lanzó a un perro en un tambo de aceite hirviendo esté en la cárcel y al torero que metió el estoque hasta la empuñadura de un toro valiente salga en hombros?

Llegó la servicial Carmelita y preguntó al recién llegado Ceballos, ¿para usted también café americano o descafeinado?

– No Car, ahora tráeme una botella de agua y ya sabiendo del tema aprovechó para intervenir:

Pero finalmente según escuché en una o dos semanas ya habrá corridas en la CDMX.

Atanasio picado en su orgullo taurino se lanzó a matar:

– Miren, este de los toros es un mundo enorme: da de comer a miles de gentes, desde el que vende tacos afuera de la plaza, al ganadero, a las cuadrillas, y lo más importante ya forma parte del alma nacional y son cien aristas del poliedro taurino para reflexionar. Vean, ningún grito emocionado supera al Oole, la emoción que suscita el sentimiento del torero que se juega la vida no tiene parangón, que un toro bravo con pitones afilados pase rozando su taleguilla es un centímetro donde la vida y la muerte se dan la mano en eso segundos de eternidad y cuando el ooooole retumba no tiene igual en la vida. Y a veces pierde el torero, cuando mirando a la fiera del público que ruge emocionada recibe una cornada que saca borbones de sangre… aseguro ni el grito de goool en el estadio futbolero llega a igualarlo.

– ¡Bravo! –Ceballos acomodándose la bufanda habló:

– Te pasas Tacho, generalmente la sangre es del toro, no inventes…

– Y en los rastros – dijo Tacho ¿La sangre es de los matanceros? Y Fernando vio su oportunidad y lanzó sus verbos:

( continuará )