ORO NEGRO
Bajo el capitalismo, el hombre explota al hombre. Bajo el comunismo, es justo al contrario”.
John Kenneth Galbraith
ORO NEGRO: Uno de los insumos más importantes para la vida económica global es, sin duda alguna, el petróleo. Está ligado, prácticamente, a toda actividad económica. No solamente a la industria automotriz o a la generación de calor o de frío, según sea el caso.
Hoy, como en 1970 (la guerra del Yom Kippur), como en el período 1980-1982 (la revolución iraní y la invasión de Irak contra Kuwait con el consiguiente enojo y respuesta de “papá Bush”), y como en el lapso 2006-2008 (vil especulación de los países productores), el petróleo incrementa su precio un día sí y el otro también acusando, según los diarios y sus, a menudo, incompetentes, analistas, “precios récord” y elevando sobre el mundo el fantasma de la inflación. Una mentira y una media verdad:
La mentira: El petróleo no está alcanzando niveles “récord” de precios. Hay que comparar, como siempre, peras con peras y manzanas con manzanas. Si igualáramos el poder adquisitivo del dólar de hoy con el de 1970 (año base), encontraríamos que los 95 dólares de 2006 equivalen a 130 dólares de los de hoy, por lo tanto, nos acercamos al récord, pero no lo hemos alcanzado.
La media verdad: Si bien el petróleo es un insumo básico e indispensable, ya que se utiliza en mil y una actividades económicas, dos factores primordiales impiden que su precio al alza sea factotum correlativo de la inflación, la guerra lo ha convertido en un punto focal, pero hay otros de igual importancia. El primero es la productividad. El aumento en su precio ha sido apuntalado, y esa es la gran diferencia con las últimas crisis petroleras, en gran medida por costos más altos en otros factores en los grandes núcleos productivos del mundo. Aunque esta ha generado desempleo (se produce menos con menos y esto implica aspectos tecnológicos y mano de obra), la economía ha resentido, como boxeador en su esquina, los ganchos al hígado del petróleo, de los insumos agrícolas e industriales y de la pandemia y se mantiene en pie, pero a punto de caer y quizá a punto de recibir el uppercut final. ¿Knockout en puerta?
DEMANDA: El segundo factor es la política monetaria activa de los bancos centrales del mundo. Parece, hasta ahora, que han aprendido la lección. El manejo de las tasas de interés (el costo del dinero) ha amortiguado en gran medida la prima inflacionaria que el petróleo y otros commodities como el oro, el cobre, el níquel y muchos productos agrícolas impusieron en otros tiempos a la economía. Antes se usaba la maquinita y se imprimían billetes que “serían utilidades futuras”, utilidades que no llegaban y se convertían en inflación y crisis (“aprendamos a administrar la abundancia”).
Hay que señalar, además, que, en las crisis de 1970, 1980-82, y 2006-2008 el precio del petróleo subía por bajas en la producción. Hoy es por exceso de demanda.
El petróleo es, hoy día, todavía necesario en todos los sectores de la industria:
- El petróleo se utiliza como energía mecánica, sirve para los autos con la gasolina y para los aviones con el queroseno, permite también construir las carreteras con el asfalto.
- Tiene un uso térmico con la calefacción o enfriamiento de las casas.
- Los lubricantes, derivados del petróleo son indispensables en los sectores de la industria y los transportes.
- Mediante procedimientos químicos como el “fracking”, que es un proceso de refinación, se puede modificar la composición del petróleo y obtener productos como el benceno, el tolueno, los xilenos que permiten la fabricación de los plásticos, fibras textiles, caucho, productos para limpiar y también en la fabricación de fertilizantes complejos. El costo en recursos hidrológicos es altísimo.
- El aumento de la población aumenta también la demanda de esos productos.
- Las energías limpias y los compromisos mundiales por su uso han amortiguado un impacto mayor del petróleo en la economía, por eso la mayor afectación se da en los países reacios a utilizarlas.
INFLACIÓN: Hoy mismo, la oferta parece tener problemas para seguir a la demanda Los analistas aún no determinan si es una crisis de corto plazo causada por el conflicto bélico que un loco ha provocado, o si es una crisis estructural más profunda que arrastra a la producción agrícola, su escasez y sus precios. El factor Ucrania y las condiciones climatológicas contribuyen a limitar la oferta y a presionar al precio.
Ahora, aunque la inflación se refleja como un incremento en los precios, no es, en sí, ese incremento, ese es “su” efecto. La inflación es, en estricto (y se le olvida frecuentemente a analistas y economistas, especialmente si son “políticos”) el incremento de la cantidad de dinero y del crédito, y el único proveedor de dinero es el banco central, de ahí los recientes y seguramente crecientes incrementos en las tazas para tratar de amortiguar este factor.
El alza de los combustibles ha provocado y provocará algunos incrementos en los precios, pero mientras no se caiga en la tentación de imprimir dinero, lo que veremos será una caída en la venta de los productos relacionados y en la producción y el empleo, la parte desalmada de la economía, eso sí, con menor inflación, pero con menor crecimiento.
DE FONDO: John Kenneth Galbraith, a mi juicio el mejor economista del siglo XX y uno de los pocos a los que vale la pena leer, canadiense, asesor de dos presidentes norteamericanos (Roosevelt y Clinton) e injustamente ignorado por los “repartidores” del premio Nóbel, fue, quizá, el único economista que predijo, desde 1952, los efectos de la Globalización, los malos y los buenos, “La Época de la Incertidumbre” y “La Sociedad de la Opulencia”, quedan como obras para la posteridad, historiador y profeta, dio a la economía un amplio sentido humano, a medida que la globalización la deshumanizaba.
DEFORME: El quinto tramo del tren Maya y su actividad depredadora nos hacen ver, una vez más, el riesgo de dejar a una persona y su muy particular enfoque (quizá mentalmente alterado) sobre una acción (bueno, en este caso tres o cuatro) que no contribuyen, para nada, al progreso o al desarrollo, son una dilapidación irracional de recursos y un reto a la historia que seguramente, como a Fidel, no lo absolverá, pero cuando lo condene, tal vez sea demasiado tarde.