PAGA LO QUE DEBES
Su espesor suele ser muy agradable, a diferencia de algunas personas donde más espesas, más desagradables.
Para muchos se convierte en el significado de sus vidas, después de conocerlo, es casi un imposible poder dejarlo.
Tiene la capacidad de convertir en bello, el momento más penoso y patético de nuestras vidas, de la vida de cualquier transeúnte que camina por ahí.
Es portátil, ligero, pequeño, se amolda, entra en cualquier lado, ojo, el calor no es su clima favorito, porque lo siente y se derrite lentamente, como una doncella enamorada al ver el rostro de su amado.
Muchas personas lo relación con el amor, el placer, el gozo, el júbilo, la alegría, la felicidad, inclusive en algunos casos, con la plenitud.
Es como una bomba latente, que lucha contra el estrés, que reduce la tensión inconscientemente, que relaja, que paraliza el tiempo y genera disfrute.
Tiene la capacidad de manejar, cambiar, regular la química de nuestros cuerpos, cuanto más tiempo pasamos con él, la sensación es más agradable.
Cuando nadie nos entiende, cuando nadie nos soporta, cuando no encontramos razón alguna para seguir, él está ahí, nos extiende la mano y susurra a nuestro oído: quédate conmigo.
En el momento que él nos posee, nos sentimos como los Dioses, podemos conquistar a cualquier enemigo, liderar ejércitos enteros, sin miedo a nada.
Pedir perdón y usarlo como medio para hacerlo, es una fórmula casi infalible, es increíble, hasta para los peores momentos que uno pasa, siempre es útil.
A veces el amor es como él, cuando se mantiene caliente. Al principio te toma por sorpresa, pero luego, te mantiene caliente durante mucho tiempo.
Si viéramos a la amistad como un banco, ella no podría existir ni sostenerse, sin continúos depósitos de él, que la alimentan y la mantienen viva.
Llena las necesidades más profundas, logra sonrisas, limpia lágrimas, es sin duda, al menos para mí, la manera natural de recuperarse de un día Lunes habiendo disfrutado completamente un día Domingo, sin cargas ni tensiones.
Lo suelen confundir con terapias más profundas y que calman hasta los sesos, creo que es la terapia más agradable, al alcance de la mayoría de seres humanos.
Funge de alimento perfecto, a veces sano, a veces no, pero sin duda delicioso, irresistible a quien lo tenga defrente guiñándole los ojitos.
Es la compañía perfecta de quien escribe, de quien se pasa las noches en vela, trabajando, estudiando o pasando por un complicado momento donde necesita estar de pie y estar alerta.
Dudo que haya persona que no sonría, hasta la más amargada, si se lo entregamos y lo prueba así sea a regañadientes.
Los antidepresivos, no han podido con él, ni podrán, ha sido y seguirá siendo el medicamento por excelencia contra la pena, el desasosiego y la pérdida absoluta de quien más amamos.
No es una cuestión de vida o muerte, él siempre será mas importante que eso, el no tenerlo pero saber de su existencia y recordarlo, es más que suficiente.
No hace girar el mundo, pero no me cabe duda, que lo que sí logra, es que el viaje haya valido la pena mil veces.
Algunos lo llaman el remedio de la adversidad, otros dicen que es el champán de los pobres, otros dicen que canta, que es rocío celestial, néctar divino y vital, la medicina de todos los males. Y como dice un chachachá famoso: toma chocolate, paga lo que debes.