Privacidad profunda y el interés superior de la niñez
El interés superior de la niñez es un principio fundamental en el ámbito de los derechos de los niños reconocido internacionalmente. Está consagrado en la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, la cual establece que en todas las acciones concernientes a los niños, ya sean realizadas por instituciones públicas o privadas, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, el interés superior del niño debe ser una consideración primordial.
Este principio reconoce que los niños son seres humanos con necesidades y derechos particulares que deben ser protegidos y promovidos. Implica que en todas las decisiones y acciones que afecten a los niños, ya sea en el ámbito legal, político, social o familiar, se debe priorizar su bienestar, desarrollo y protección.
En el contexto de la privacidad profunda, el interés superior de la niñez se convierte en un tema crucial, ya que implica considerar cómo las medidas de protección de la privacidad pueden afectar positiva o negativamente a los niños. Por ejemplo, al diseñar políticas de protección de datos o regulaciones sobre el uso de tecnologías digitales, es fundamental tener en cuenta cómo estas medidas pueden salvaguardar la privacidad de los niños y garantizar su seguridad en línea, sin limitar indebidamente su acceso a la información, la participación social o el desarrollo personal.
En la perspectiva de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros organismos internacionales, como UNICEF, se reconoce que el interés superior de la niñez implica no solo proteger a los niños, niñas y adolescentes, sino también promover su desarrollo integral y su participación activa en los asuntos que les conciernen. Esto implica una comprensión profunda de sus necesidades, deseos y puntos de vista individuales.
En este sentido, se considera que los enfoques centrados en el interés superior de la niñez deben reconocer a los niños como sujetos de derechos en lugar de meros objetos de protección. Esto significa que se les debe tratar como individuos con su propia voz, agencia y autonomía.
Una parte fundamental de este enfoque es la consulta y la participación de los niños en las decisiones que les afectan. Esto implica escuchar sus opiniones, tener en cuenta sus experiencias y considerar sus puntos de vista al diseñar políticas, programas y servicios dirigidos a ellos. Este enfoque se alinea con el principio de «nada sobre nosotros sin nosotros», que subraya la importancia de involucrar a los niños y jóvenes en la toma de decisiones que impactan en sus vidas.
Además, este enfoque reconoce que las necesidades y deseos de los niños pueden variar considerablemente según su edad, género, entorno socioeconómico y cultural, entre otros factores. Por lo tanto, es crucial adoptar un enfoque sensible a la diversidad y tener en cuenta las particularidades de cada niño en la formulación e implementación de políticas y programas.
En resumen, en el contexto del interés superior de la niñez, los enfoques adoptados por organizaciones como la OCDE enfatizan la importancia de reconocer la individualidad, autonomía y voz de los niños, niñas y adolescentes, y abogan por su participación activa en la toma de decisiones que les afectan.
La conformación de la identidad y el libre desarrollo de la personalidad de los menores se ve influenciada por una variedad de elementos psíquicos, mentales, sociales, emocionales y familiares. Estos elementos trabajan en conjunto para promover un ambiente que fomente la individualidad y el bienestar del niño, en congruencia con el interés superior de la niñez. Un entorno familiar estable y amoroso proporciona un marco seguro para que los niños exploren su identidad y desarrollen su personalidad. El apoyo emocional, la comunicación abierta y la aceptación incondicional por parte de los padres y cuidadores son fundamentales para este fin.
La educación y la socialización en entornos como la escuela y la comunidad desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la identidad y la personalidad. La interacción con compañeros y figuras de autoridad, así como la exposición a diversas ideas y valores, contribuyen a la formación de la individualidad del niño.
Permitir que los niños exploren sus intereses, habilidades y emociones es esencial para su desarrollo. Esto implica brindar oportunidades para el juego, la creatividad, el descubrimiento de talentos y la expresión personal, lo que les ayuda a conocerse a sí mismos y a construir una identidad sólida.
Proporcionar apoyo psicológico y emocional a los niños les ayuda a manejar el estrés, desarrollar habilidades de afrontamiento saludables y construir una autoestima positiva. Esto puede implicar la orientación de profesionales de la salud mental, así como el apoyo de la familia y la comunidad en general.
Fomentar el respeto a la diversidad y la autonomía desde una edad temprana ayuda a los niños a desarrollar una comprensión de sí mismos y de los demás. Esto les permite formar creencias y valores que reflejen su individualidad, al tiempo que promueven el respeto y la inclusión de quienes los rodean.
Al promover estos elementos, se crea un entorno que respeta y promueve la individualidad de cada niño, en consonancia con el interés superior de la niñez, que busca su bienestar integral y su desarrollo pleno.
La libertad mental para los menores es fundamental para su desarrollo saludable y su bienestar emocional. Esta libertad implica la capacidad de los niños para formar sus propias opiniones, expresar sus emociones y desarrollar su identidad sin sentirse coaccionados o influenciados negativamente por otros. La libertad mental les permite a los niños desarrollar habilidades de autonomía y toma de decisiones. Esto les permite explorar sus propios intereses, tomar decisiones sobre su vida y aprender de las consecuencias de sus acciones, lo que es crucial para su desarrollo personal y su capacidad de enfrentar los desafíos de la vida.
Cuando se les permite expresar sus opiniones y sentimientos de manera abierta y sin temor a represalias, los niños desarrollan una autoestima positiva y una mayor confianza en sí mismos. Esto les ayuda a enfrentar los desafíos con resiliencia y a mantener relaciones saludables con los demás. La libertad mental permite a los niños explorar y desarrollar su identidad de manera auténtica. Les brinda la oportunidad de experimentar con diferentes aspectos de sí mismos, como sus intereses, creencias y valores, lo que contribuye a su sentido de quiénes son y qué quieren en la vida.
Al tener la libertad de cuestionar, analizar y reflexionar sobre el mundo que les rodea, los niños desarrollan habilidades de pensamiento crítico que son fundamentales para su aprendizaje y crecimiento intelectual. Esto les ayuda a discernir información, tomar decisiones informadas y resistir la influencia negativa de la desinformación o la manipulación. La alienación parental, por otro lado, puede afectar negativamente este libre desarrollo de la personalidad y la libertad mental de los menores. La alienación parental ocurre cuando uno de los padres o cuidadores intenta manipular o influir en los sentimientos y percepciones del niño hacia el otro progenitor, socavando así su relación con este último. Esto puede manifestarse de diversas formas, como la denigración constante del otro progenitor, la manipulación emocional o incluso la prohibición de contacto con el progenitor alienado.
La alienación parental puede tener consecuencias graves para el bienestar emocional y psicológico de los niños. Puede causar confusión, estrés emocional, ansiedad, baja autoestima y dificultades en las relaciones interpersonales. Además, puede obstaculizar su capacidad para desarrollar una identidad autónoma y saludable, ya que se ven atrapados en un conflicto de lealtades y una dinámica familiar disfuncional.
La libertad mental para los menores es esencial para su desarrollo integral, mientras que la alienación parental puede socavar este proceso al interferir con su capacidad para formar relaciones saludables y desarrollar una identidad auténtica. Por lo tanto, es crucial promover entornos familiares y sociales que fomenten la libertad mental y proteger a los niños de cualquier forma de manipulación o coerción emocional.
Sin embargo ¿cuáles son las bases de la libertad mental que deben ser asegurados para el pleno desarrollo de la personalidad de niñas, niños y adolescentes? Creo que todavía no hemos llegado a desarrollar de manera objetiva las pautas básicas que permitan a los menores tener una autonomía efectiva que permita, conjuntamente con sus padres, llevar a cabo un cauce adecuado a su pleno desarrollo o, inclusive, el poder decidir de manera efectiva cuáles son las opciones que mejora se ajustan a sus gustos y preferencias de manera libre, sin que nadie se aproveche de sus temores o sus inseguridades y que permitan a partir del fortalecimiento de las infancias, la mejora de las realidades a las que nos enfrentamos.