¿Qué Pasa Cuando Corporativos y Políticos Retroceden Juntos?

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¿Qué pasa cuando los grandes corporativos y los políticos retroceden juntos?, se pregunta Claudia Calvin Venero es internacionalista y consultora en temas globales, igualdad, TIC y liderazgo. Fundó Mujeres Construyendo (mujeresconstruyendo.com) en 2009, la primera plataforma de difusión de contenidos de mujeres blogueras en español, cuyo objetivo es promover el empoderamiento de las mujeres a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y darle visibilidad a las voces femeninas en la red.

Explica que después de décadas de lucha y avances por la defensa de la igualdad, los derechos de las mujeres y el reconocimiento de la diversidad y la inclusión, estamos presenciado un movimiento pendular en sentido contrario y con enorme fuerza, y vuelve a cuestionar:  ¿Te imaginas que te dejen sin trabajo por pronunciar la palabra “diversidad“? Pues no estamos muy lejos de que ello ocurra.

Hace unos días Mark Zuckerberg informó que META dejará en el pasado las políticas de diversidad, equidad e inclusión que tenía la empresa (DEI). 

Si fuera un hecho aislado, deberíamos tomar nota y preguntarnos ¿qué sucede?, pero otras empresas están haciendo lo mismo. Ford Motor Company anunció a mediados del año pasado que dejaría de participar en el Corporate Equality Index y dejaría de impulsar diversas encuestas sobre “mejores lugares para trabajar”.

¿Qué otras empresas se han sumado a esto? Lowe, Harley-Davidson, Jack Daniel’s, Walmart, entre otras. Los argumentos varían: desde señalar que siguen apoyando el talento diverso de sus clientes y fuerza laboral, hasta que la decisión del 2023 de la Suprema Corte en Estados Unidos respecto a dejar de considerar la raza como una variable para aceptar a estudiantes en las escuelas sentó un precedente que debe tomarse en cuenta.

La gran justificación es que los negocios deben medirse por sus resultados de negocio, no por sus políticas de diversidad e inclusión y que “la diversidad forma parte del ADN empresarial”, sumado al hecho de que “el panorama político está evolucionando y hay que enfrentar nuevos desafíos”.

La realidad es que este cambio es un triunfo de los lobis conservadores. En 30 estados de Estados Unidos los legisladores republicanos han pasado leyes para restringir o regular las políticas de diversidad, equidad e inclusión. Hay casos tan extremos, como Utah, en donde está prohibido que alguien mencione las tres palabras (diversidad, equidad o inclusión) si se trata de una institución o instancia que ha recibido financiamiento público.

Estas decisiones y el fortalecimiento de esta tendencia son un paso atrás -o muchísimos- respecto al avance de los derechos humanos y la búsqueda por incorporar a grupos que históricamente han estado marginados de la toma de decisiones y de las oportunidades a las que tienen derecho. Esto incluye a grupos raciales y étnicos, a la comunidad LGBTQ+, a personas con discapacidades diversas y por supuesto, a las mujeres.

En resumen, después de décadas de lucha y avances por la defensa de la igualdad, los derechos de las mujeres y el reconocimiento de la diversidad y la inclusión, estamos presenciado un movimiento pendular en sentido contrario y con enorme fuerza. Vemos cómo se busca legitimar la narrativa de que las políticas DEI son innecesarias, divisorias y representan un gasto, no una inversión.

Precisamente por esto, defender la diversidad, la igualdad, la equidad y la inclusión no es sólo una cuestión de justicia. Se trata de condiciones indispensables para la construcción y  funcionamiento de sociedades libres y democráticas.

*Licenciado y Maestro en Periodismo

lurame_3@hotmail.com                  @luciorm