—¿Quién es el que anda aquí?

Views: 708

Caminando por las redes de la internet me he tropezado con un pequeño cuento cuyo personaje es un grillito cantor. El narrador nos comparte así: Un grillo cantor muy glotón, vivía muy feliz junto a un charco de agua. Usaba un enorme blusón verde y unas botas de un gigantón. Una noche mientras cantaba vio una fuerte luz que se movía. ¡Era un platillo volador! El grillo se quedó quieto y vio lo que salía: Unos enanos extraños y brillantes que parecían guerreros de juguete. Empezaron a caminar hacia él, traían en sus manos unos tubos blancos. Eran unas flautas, los enanos empezaron a tocar. Uno de ellos dio un paso adelante y se tapó los oídos en su mano tenía una bella flor, y con voz ronca le habló al grillo. ¡Somos amantes de la paz y de la amistad con todos los seres de esta tierra!

Esta última frase me trajo a la mente a un grillito cantor muy famoso y conocido, sobre todo por la población infantil. Así es, estamos de acuerdo, se trata de Francisco Gabilondo Soler quien sin duda supo palmar, con maestría, distintos aspectos de la idiosincrasia del pueblo mexicano, en especial de la clase media. Por ejemplo, podemos hacer referencia a que muchos de sus personajes representan tipos sociales con sus inquietudes, aspiraciones, cualidades y defectos. De una manera magistral encarna a personas a través de la representación antropomórfica, en la que diferentes especies animales encarnan personas o situaciones de la vida cotidiana, de tal suerte que logra una gran verosimilitud de sus historias y permiten que el público se identifique con ellas y las disfrute. Podría decir, por ejemplo, que cualquiera podría identificarse con aquel chivo en bicicleta que, pese a sufrir una y otra vez caídas impresionantes, no cesa en su afán de aprender a usarla; o con aquel perrito al que le duele la muela y muy a su pesar requiere de ir con el  dentista; o con los palomos que a su boda, encabezada por un pingüino barrigón, convocan a todo el reino animal. Sin embargo, Francisco Gabilondo Soler no se conforma con la combinación del relato de una situación con un universo musical; sino que va más allá y se inmiscuye directamente a las emociones y acciones que originalmente suscitan dicho relato, se trata entonces de corporeizar una vivencia.

Así es que gracias a la música, logra infundir un carácter anímico aún a los elementos de la naturaleza. Así por ejemplo, en la canción Marina con un trazo ascendente y descendente en la melodía con el acento con el que se inicia el canto, se puede pensar que busca evocar a las olas del mar con un dinamismo casi corporal. En La lluvia, las gotas que rebotan en el suelo se expresan con una onomatopeya y una melodía con saltos ascendentes en staccato que le imprimen vivacidad.

Pareciera como una especie de magia, en donde Cri Crí ya lo entendió. ¿Qué mejor sitio que el patio de una escuela para deslizarse al ritmo del tango, la habanera, el chachachá, el tap o la jota aragonesa, o acaso un salón de clases para familiarizarse con un lenguaje tan rico, fino, agudo y pulido como el de Cri Crí, qué hermosa magia es la del juego como método de enseñanza-aprendizaje, esa curiosa manía que los niños traen al mundo desde el nacimiento.

Sin embargo, es posible que aún algunos chiquillos por ahí se puedan confundir, y intercambien a Cri Cri por el grillo de Pinocho. Y es que, claro, ambos son grillos. Pero existe entre estos grillos una diferencia sustancial que es preciso aclarar. En contraste con los que se erigen en conciencia de su prójimo, Cri Crí nunca pretendió aleccionar a nadie, ni mucho menos dar órdenes. Es cierto que prodiga canciones y cuentos, pero sólo a quienes quieren escucharlos. Se trata pues, de un grillito muy discreto, pero lo notable de este ser es que a niños y adultos continúe regalando invaluables lecciones de geografía, ortografía, relativismo cultural, cálculo infinitesimal y estética; ética, política, música y derechos humanos; moral y cronología, y por qué no mencionar a la zoología, por mencionar solo unas cuantas asignaturas que las academias reconocen hoy en día. No olvidemos tampoco la invitación de Cri Crí al zangoloteo a solas que además de favorecer la circulación sanguínea y la pérdida de grasa indeseable, cuando se realiza con constancia, la práctica del baile solitario pone también en circulación una serie de emociones que haríamos bien en liberar. Por decirlo de alguna manera, la danza en privado nos hace más buenos, más livianos y sencillos, sin detrimento de nuestro sentido del ridículo ni de nuestro amor por el danzón.

En resumen la magia de la imaginación, que mejor que relatado por Óscar Gabilondo Vizcayno, nieto de Don Francisco: Recuerdo muy bien que en una ocasión conversamos sobre la importancia de la imaginación, él me dijo que la grandeza de generar ideas, la fabricación de conceptos en la mente es lo que nos permite desarrollar la propiedad del pensamiento y así por ende la clara expresión de opiniones y la capacidad del debate; ahora bien… él lo explicó de una manera más sencilla después de exponer este concepto y fue así; me preguntó ¿qué opinas de Chon Ki Fu? Yo me respondí que es una pieza interesante pues deja ver que aquel chinito no estaba de acuerdo con aquel imperio gobernado por ese emperador descrito en la canción, que parece que no hay libertad de expresión en esa China, pues lo que dice ese chinito podría ser suficiente para ser castigado por los guardias del gobernante… Cri-Crí  me respondió: esa es tu idea y me parece interesante, creo que es de las mejores descripciones que he escuchado… pero otros opinan distinto. (…) Podríamos debatir y discernir con quien sea, si defendemos lo que hemos imaginado; La muñeca fea, El tlacuache, El venadito y muchos más. Lo interpretado, lo imaginado es diferente en cada persona.