Quiero decirlo

Views: 781

Al parecer la forma de actuar de P.T. no tenía nada que ver con A.S. Los rumores no pasaban a más y eran simples chismes. Él tenía claro dos caminos: quedarse y luchar por ella, o simplemente regresar y olvidarla. Acciones muy contradictorias, conociendo las citas anteriores, ustedes saben al igual que yo que quiere quedarse. En su cumpleaños estuvo a nada de decirlo, no tenía miedo de sacar la verdad al aire. El tiempo estaba por agotarse. Paula debía enterarse de que le mencionaba todos los días, en su diario.

Respecto a mi investigación debo decir que no pude entregarle el diario a su escritor. No porque no quisiera, y sino porque ya no está aquí, pero puedo decirles que lo conocí y lo hice demasiado bien, desde que tengo memoria. Por su lectura intuitiva y relacionando todo lo que ya he mencionado, solo puede ser una persona y ese es mi padre. Mismo de quien heredé el nombre y esta forma de actuar tan pura con las personas.

Él no terminó por conocerme como adolescente. Soy su doble que estudia literatura y me gustaría pensar nos parecemos más allá de lo físico; me gustaría pensar que nuestra manera de comportarnos, quejarnos y enamorarnos son idénticas, como si la historia se repitiera. Inteligentemente, él utilizó su segundo nombre para hacer esta firma. Se escondió y nunca supuse que fuera él:

“2 de junio de 1996

Tiene un tiempo que no veo a P.T. De hecho, desde las presentaciones artísticas, pero como lo he mencionado casi toda la semana, no me la he podido quitar de la mente y mucho menos a los sentimientos que guardo desde casi un año. Hoy, decidido como nunca tenía que marcarle por la tarde y revelárselo, algo cobarde, pero la mejor manera de no ponerme nervioso. En la mañana salí con Alex a andar por el pueblo y se lo confesé:

–Creo ya debo decirlo.–

–Te faltan casi dos meses para marcharte, no tienes nada que perder, deberías arriesgarte.– respondió.

–¿Y después que sigue?– dudé.

–Bueno, ya has tenido el valor para sacar tu mayor secreto. Nada pasa si la invitas a salir y le cuentas absolutamente todo.–

–¿Crees que debería darle el diario?–

–No lo creo del todo bien. Puedes explicarle toda la historia con simples palabras.– respondió.

–Patricia y Dana han dicho que sería mejor así, que posiblemente lo valoraría más.– mencioné.

–Es una buena idea, pero también se lo podría tomar mal, porque no tuviste el coraje de decírselo antes.–

–Bueno, le he tirado indirectas.–

–Pero no fueron lo suficientemente buenas, y apuesto a que en su cabeza ha pasado o rondado la idea de que te agrada y que la quieres.– contestó subiendo el tono.

–Sin el diario será.–

–Cualquier cosa iré a las pizzas con mis amigos, suerte con ello.– dijo él tirando su cigarro y despidiéndose.

Regresé a la casa de los Williams. Y empecé a escribir lo que tenía que decir, quería memorizarlo, y me la pasé ensayando hasta las seis de la tarde. Ya en la cabina telefónica, me sacudí los nervios y puse su número.

–Bueno.– contestó alguien.

Tímidamente, respondí:–¿Se encuentra P.T.?–

–¿A.S. eres tú?– preguntó ella.

–No puede ser que todavía no reconozcas mi voz.– agregó riéndose un poco.

–Perdóname, es que tengo un pésimo oído. Cuéntame, ¿cómo has estado?–

–Muy bien, gracias ¿y tú?–

–También bien, un poco nervioso, pero bien.– respondí.

–¿Nervioso?, ¿se puede saber por qué?–

–Es que quiero decirte algo, que posiblemente ya sepas y que ya te había dicho, pero lo dije muy bajito.–

–No tienes por qué estar nervioso, solo dilo.– mencionó.

–Paula Turner, tú me gustas y sé que no es el medio, pero no tienes idea de que tan enamorado estoy de ti. No quise decírtelo antes, pues sé que tal vez aún no estés lista y que tu pasado con Josh todavía te duele.–

Tomé aire: –No quería quedarme con este secreto y aunque varios ya lo sabían, tú no y tenía esa responsabilidad de decirlo.– agregué.

Pronto se escuchó un completo silencio, pensé que había cortado, pero mis sentidos me engañaron:

–Lo siento, no lo había notado. Y lamento decirte que aún no estoy lista, como tú dices. No puedo corresponderte, pero en verdad, agradezco que tuvieras el valor de decirlo. Aunque en persona hubiera sido mejor– contestó.

–No te preocupes, el que lo siente soy yo por no decirlo en persona. ¿Crees que nos podíamos ver? Y así te dejaré claro todo esto.– pregunté.

–Lo siento, pero mañana me voy de vacaciones con mi familia. Y regreso después del 27 de julio, creo ya no podré verte. Nuevamente, lo lamento.– respondió y poco después se cortó la llamada.

Era una respuesta que yo tenía la idea de que podía pasar y me prometí a mí que no me dolería. Mentalmente, estaba listo, jamás pensé que este rechazo doliera tanto. Caminé las tres cuadras de siempre para llegar a mi hogar provisional y me fui directo a escribir. Me siento liberado, lo único que todavía me pesa es que no podré cumplir con mi propia promesa, que nadie escuchó, pero que tengo presente.

Al parecer no podré ayudar a P.T. a ser quien era antes. No son ni las ocho de la noche y ya quiero dormir, no hay otra cosa que quiera hacer.

A.S.”