Recuperar obra de Arangoiti

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Es necesario que la ciudad de Toluca recupere la obra que aún tiene de este genio de la arquitectura decimonónica en la capital mexiquense, para así dar justicia a quien por los años que se han ido representa lo mejor de nuestro Centro Histórico, el cual hemos tarareado mucho, pero sin recuperar las huellas del pasado, en las cuales aparece Rodríguez Arangoiti como la mayor expresión de la urbe que siempre hemos querido para Toluca la Bella.

Es importante citar temas de sus estudios, graduado en matemáticas con el grado de ingeniero, citemos el caso en el que Juan Guillermo nos hace reflexionar: Ramón Rodríguez envió una carta a Bernardo Couto, solicitando la prórroga de su pensión hasta el mes de agosto para poder terminar sus estudios en la Escuela de Puentes y Calzadas, y después de terminar dichos estudios viajar por España e Italia para hacer estudios prácticos de obras hidráulicas; en la reunión de profesores de la Academia del 21 de mayo de 1861, se acordó la prórroga solicitada y en cuanto a los viajes, se le solicitó que informara la cantidad requerida para que la enviara la Academia.

Como vemos, eran dos países diferentes en uno solo. Por un lado, en ese tiempo la guerra que no se terminaba y, por el otro, el país civilizado que trataba los asuntos administrativos de un pensionado que se fue por seis años a estudiar a Roma y terminó quedando en Europa por 11 años. Su preparación entonces podemos compararla con este siglo XXI sería de la más alta calidad pedagógica.

No ignoremos que la vida del joven y genial arquitecto fue la de todo becado que sufre por conseguir los pagos que se le deben dar. La vida burocrática en todos los tiempos modernos ha sido la misma para todos. Así que hay cartas y textos que hacen ver que de ninguna manera fue un mar de felicidad los apoyos económicos que le eran necesarios para subsistir. Para lograr tener las experiencias que le eran necesarias para llenar su mente de tanta grandiosidad lo mismo al vivir en Roma o irse a vivir a París. Lo mismo al pasar por la Sapienza o la Sorbona, por igual al recorrer algunos lugares de España o en visitas a la Italia del sur en su paso por Nápoles y Pompeya. Nada le era ajeno y bien sabía que esta experiencia era única y milagrosa para su talento artístico y de profesional de la arquitectura: hidráulica, mineralogía y lo que concierne a la ingeniería le fue cosa propia.

Estudiar su vida por parte de los jóvenes que van a las aulas de Arquitectura y Diseño es una posibilidad de saber que aceptar tales profesiones en el año 2023 es la posibilidad de seguir las huellas de un joven que en su tiempo era el mejor de su generación. No fue el joven desesperado que no tiene un quinto para sobrevivir, él lo dice en el texto de Juan Guillermo: Durante tres años he estado sin pensión: he vivido en París de mi trabajo, ocupado en la construcción del Teatro Bade; en la compañía (de bienes raíces), he seguido los trabajos hidráulicos en los puertos de Marsella y Brest, y en las construcciones del Bulevar del Príncipe Eugenio. / A mi regreso, señor licenciado, espero juzgará con documentos y obras en mano… la constancia y empeño que he tenido en aprovechar mi tiempo… Digo esto para desvanecer la mala opinión que se ha formado la Academia de algún enemigo gratuito…

Siempre lo mismo. ¿Cómo es posible que Rodríguez siga en Europa si han pasado ya los seis años que iba a tener como beca por el gobierno?… Es un protegido que seguramente nada hace en el viejo continente, mientras aquí en el país sufrimos los embates de la violencia y la crisis social…

La historia de la humanidad sabe que no hay mejor inversión que aquella que se hace en la preparación de uno mismo. Lo que hizo Ramón Rodríguez Arangoiti fue dedicar todo su talento y su entusiasmo a prepararse para ser el mejor arquitecto, sin necesidad de pensar en ello, pero consciente que Europa le iba a dar lo mejor de ese continente en países que son profundos pozos de sabiduría y belleza arquitectónica.