ROBUR EL CONQUISTADOR (1886)
Lo más importante de todo es no dejar de disfrutar el placer de leer al autor galo y comprobar que aún a más de cien años, después de su muerte sigue vivo con sus historias de hace un siglo y medio atrás, lo que lo ha convertido ya de hecho en un escritor inmortal.
ROBUR EL CONQUISTADOR (1886)
Diversos acontecimientos extraños están ocurriendo en el mundo. Durante una reunión del Instituto Weldon, en Filadelfia, un hombre llamado Robur interrumpe y dice poder dominar los cielos con un vehículo volador más pesado que el aire.
¡Continúan los adelantos!
Tiempo después de publicada la novela, naves rudimentarias empezaron a surcar los cielos de América, Robur es estadounidense ¿coincidencia? Lo dejo a su consideración.
Podría tratarse de la versión aérea de 20,000 leguas… pues tenemos la figura del Capitán Nemo en Robur, aunque no tan enigmática ni atrayente como el primero, pero al igual que la submarina, tenemos, una vuelta al mundo, por los aires y tres personajes secuestrados dentro de este armatoste, que no les voy a decir cómo está fabricado para que se animen a leerla, pero les diré que al autor describe incipientemente el funcionamiento de… ¡un helicóptero! ¡en 1886!
Lo que se lograba por ese entonces eran apartaos que planearan y se desplazaran cortando el viento, pero ¿hablar de un aparato que se mantuviera a flote en el mismo sitio? ¡Era de risa!
Como sea, después vendría la segunda parte en Dueño del Mundo, donde, como veremos en otras obras, se aprecia el carácter pesimista y oscuro.
Pues si bien en el comienzo de la actividad literaria de nuestro autor, apostaba por una humanidad donde la ciencia, el progreso, la industria y la técnica trajeran consigo bienestar, paz y desarrollo; se alcanza a vislumbrar también la gran preocupación porque la ciencia, el progreso, la industria y la técnica trajeran consigo desolación, violencia y guerra.
¿Qué opinan ustedes? ¿La humanidad puede redimirse?