SIN FIN
Cuidado que los elefantes tienen
trompas para que sean los futuros toboganes
surrealistas
las hembras huelen a tal
a palo santo
algunas
o a un demonio secreto
y así la historia continúa
dale que dale
y la poesía mastica sus palabras
a merced de algún destinatario
llena sus bolsillos
y apuesta ingenuamente
sin Biblia en la mano
como un billar triste
con puesta de sol
en blanco y negro
hasta el hartazgo de un estadio lleno
y nuevamente la poesía
como ese pequeño mar
que se empoza y sala la mirada
de cualquiera
porque no hay deudas
y si las hay no las pago
y es difícil
y si juzgo
y si hago
y si digo vamos siempre
juntos
o multiplicados
sale algún gatopardo
con olor
a sándalo
cuando las piernas de ella
o de ella
se abren para
caminar
o para sentarse
o para ponerse una almohada
suspirando por alguna estrella
cuyo nombre
no se puede pronunciar por lo lindo
sino porque la belleza
entra a un polígono
donde la palabra dispara siempre sin una mira telescópica que ayude
y así, más así,
aquí yo, esperando que vuelva
pero como un cero a la derecha
para que sonrías de verdad mientras nos contemplamos
y si aquello ocurriera,
a morir rápido
acaso,
porque ese y no otro,
sea el fin supremo.