UN BILLETE DE LOTERÍA (1886)
Mis muchachos os voy a dejar. He tenido la idea, aquella que según Girardín, todo hombre debería tener una vez por día, y que yo he tenido una sola vez en mi vida exclamó nuestro autor, cuando se decidió a dejar su trabajo en la Bolsa de Valores, para dedicarse de lleno a cautivarnos con sus fantásticas novelas.
Un pescador noruego parte a la mar con la promesa a su novia que volverá con una gran fortuna.
¿Alguno de ustedes ha comprado alguna vez un billete de Lotería? O como decimos en México ¿un cachito?
Quizá ninguno de nosotros hemos tenido la fortuna de tener un billete de lotería con el número premiado. Y es por eso que algunos se consuelan con la frase Desafortunado en el juego, afortunado en el amor; pero estoy seguro, que habrá excepciones donde en ambos casos resulten afortunados.
Junto con El Rayo Verde, puede que sean las novelas más románticas de nuestro querido autor. Aunque ya vimos que no todas están exentas de romance, unas en mayor o menor medida. Eg. Fogg y Auida, Miguel y Nadia, Axel y Graubent, por mencionar algunos.
Lo que llama la atención es cómo el dinero, en esta novela se muestra o es sinónimo de felicidad, cuando hemos leído otras obras que se contraponen a tal situación. Como se ha visto en El Volcán de Oro, Cinco Semanas en Globo, César Cascabel, El Archipiélago en llamas o incluso en la misma La vuelta al Mundo en 80 días.
Se aprecian elementos anteriormente usados en la narrativa del autor, como el papel contenido en el interior de una botella y la búsqueda del ser amado, preferentemente por mar.
Aún así, siguen sin faltar la aventura, la angustia y la genial manera de dibujar a los personajes para que sigan vigentes en nuestra mente y en nuestro corazón.