Un cuento político

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Encapuchado, refundido en una silla, y con las manos atadas recibía la diatriba colérica del torturador:

–¡La clave cabrón! ¡La clave o tu vida! Una petaca plateada, abierta, dejaba ver lucecitas de colores y abajo, el tablero del abecedario. Ahí se encerraba la clave secreta para hallar lo que mataría o daría vida a millones de personas.

–¡Quítenle la capucha y denle toques eléctricos donde ya saben!

La picana fosforescente ¡Aaay!, sacó desgarrador grito al agente encubierto. Una ventana se astilló. El dolor lo desguanzó.

¡¿Más?! ¿Quieres más cabrón? Órale.

 Y de nuevo el agente recibió su ración de dolor

–¿Entonces?

¡No! Balbuceó nuestro héroe. –¡Mátenme si quieren, pero no diré  nada.

El torturador iba de nuevo a lastimar, cuando un calvo parecido a Salinas de Gortari se le acercó:

–Así no pendejo. Este cabrón está entrenado para aguantar el dolor físico. Vamos  a ablandarlo con lo psicológico: necesitamos volverlo medio loco.

–A ver ustedes métanlo al cuartito del fondo, apaguen la luz y póngale la grabación de discursos de Vicente Fox.

Así se hizo y la voz de don Vicente horadó los tímpanos del valiente centinela del bien.

Cuando al otro día abrieron el cuartito y encendieron la luz apareció el agente exánime, con ojos desorbitados y su camisola de MORENA con mapas de sudor.

–¡Tráiganlo! Ordenó el pelón.

Sin desatarlo, lo llevaron a la luz. El sol rociaba el lugar y de la cocina salía un grato olor de albóndigas al chipotle.

El agente no reaccionaba.

–¡Láncele cubetazos de agua fría! El agente despertó y escuchó:

–Ándale cabrón, son doce letras nomás. El agente, los ojos entre cerrados y con la boca sangrando dijo –No… no.

–¿No? Bueno entonces métanlo de nuevo, y ahora pónganle discursos gritones de la compañera Alejandra del Moral, esos que apenas dijo en el Valle de México.

Y fue cuando el agente se quebró y dijo u-s-t-e-d-e-s g-a-n-a-n.

–Empieza o de una vez di todas las letras. Dijo el pelón

Y el agente balbuceó: v-e-t-e a-l d-i-a-b-l-o. Así como les digo: vete al diablo.

–¿No? Ni modo, ya nos cansaste –¡Echatelo! Le dijo el pelón al sicario próximo al  agente y este rápidamente pum pum con dos balazos en la frente mandó al cielo al agente.

–Este cabrón nos salió terco e insultativo.

–¿Y ahora jefe como le hacemos?

–Ya le pensaremos, pues seguro sabremos que más gente está involucrada en el proyecto de repartir equitativamente la lana. Por lo pronto, me desaparecen al muertito y me limpian todo.

Así lo hicieron y antes del THE END estos ciegos y sordos PRIANISTAS no intuyeron que vete al diablo  era la clave Así nomás.