+ Vicente “Güero” Ruiz, moderno Dorian Grey; los precios siempre bajos; para el bolerito todo, costo y propina; gobernadores Baz, Fernández Albarrán, Del Mazo, Baranda y Chuayffet entre sus clientes
La frase:
Un buen corte de cabello y la mejor plática, los ingredientes de las peluquería de otros tiempos.
UNA REALIDAD
EL DETALLE: Muy merecido el nombramiento de Ivett Tinoco García como Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México, a quien el gobernador Alfredo del Mazo le deseó el mayor de los éxitos y que su traabajo sea en beneficio de las familias mexiquenses.
Ivett es hermana del buen amigo Rogelio Tinoco, funcionario de la Secretaría de Educación, fue Secretaria de Cultura de la UAEM y sin duda el brazo derecho de Marcela González Salas, quien falleció recientemente.
¡Enhorabuena!
SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE DE LA ENTREVISTA
¿Con qué tarifa?
Lo de los precios siempre fui, incluso mucha gente decía que cobraba muy barato, cuando monté la peluquería costaba cinco o seis pesos por el corte, cuando abrí la Peluquería Ruiz, puse tarifa de 10 y 18 pesos a navaja, se les daba su shampoo, se peinaba con laca y salían como los muñecos de aparador y eso le gustó a la gente.
Fue la época de las melenas en que se combinó con el corte de navaja, resulta que mucha gente pagaba tres o cuatro pesos por Lerdo, se dejaban de cortar el cabello, dos meses, cinco meses, un año, para que luego se los cortáramos a navaja, a su gusto.
Mientras estaba lleno de gente, me ofrecieron dos peluquerías, había un muchacho que había estado trabajando en la Villa Olímpica del 68, lo habían preparado para eso, se estableció en Allende a una cuadra de mi negocio, me dice, oye nos has dejado sin clientela, cómprame mi negocio y luego vino otro muchacho que tenía su peluquería por la escuela Miguel Alemán, un día entró y me dijo por fin puedo platicar con usted, porque me vio desocupado, he estado viniendo desde la semana pasada, no puedo interrumpirlo.
¿Qué se le ofrece?, soy peluquero, tengo mi peluquería por la escuela Miguel Alemán, vengo a ofrecerle mi negocio, usted tiene mucha clientela y yo no tengo y me tengo que retirar de esto.
Con trabajos puedo atender esto, la que tengo en Aldama no puedo atenderla, porque estoy absorto con este negocio, tenemos mucho trabajo y felizmente era un negocio donde llegaba, abría a las nueve, pero era frecuente que llegaba a abrir y había unas dos o cinco personas esperando que se hiciera.
Luego a la hora de cerrar era a las nueve de la noche, salía generalmente a las 9:30, 10, a veces a las 11 porque se juntaba el trabajo, mis empleados se iban a las nueve, porque el camión los dejaba, era su hora de salida y me quedaba con tres o cuatro clientes adentro, muy raro que cerrara a la hora que teníamos establecida.
¿Y el bolero y el chícharo era complementario o no?
Era complementario. Se le daba un servicio de aseo de calzado al cliente, para mí era sólo un servicio que se daba, porque lo que le daban al niño de propina y el pago por el aseo de calzado, se lo dejaba íntegro el muchacho.
Cuando era aprendiz, como vivía en la casa del dueño de la peluquería, todo lo que ingresaba por esos conceptos, lo tenía que poner en un rinconcito y se lo llevaba al señor, al fin de la semana me daba para mi camión, para ir a Temoaya, me daba cinco o seis pesos, cuando mucho siete.
En ese entonces no sé si ingresaba 40 ó 50 pesos, no sé cuánto, porque nunca lo conté, me daba la propina el cliente por la cepillada, su saco, su sombrero y esas cosas, me daba diez, 20 centavos, el aseo del calzado se cobraba a 50 centavos, no sé cuánto ingresaba, pero creo que arriba de 20, 30 pesos.
¿Quiénes empezaron a llegar de los famosos de esa época?
Al primero que empecé a atender fue al doctor Gustavo Baz Prada, no fue, me llevaron, el teniente Moctezuma iba conmigo, junto con el capitán Ríos, el señor Calero que era de la Judicial, Aparicio que también estaba en la judicial.
Ellos me recomendaron con el doctor Baz, pero el que iba por mí era el teniente Alfonso Moctezuma, quien era ayudante del doctor, después ya estuvo en tránsito.
Fue el primer personaje que empecé a atender.
Después fue don Juan Fernández Albarrán, por personalidades de Toluca tenemos mucha clientela entre profesionistas, comerciantes, lo mismo médicos, que abogados, contadores, teníamos de todo.
Por decirle algo, los señores Mena, los arreglé de jóvenes, su papá era cliente, don Alberto Mena, ellos eran personajes en Toluca, de la sociedad.
Teníamos mucha clientela, era una peluquería que contaba con buena clientela, que gracias a Dios sigo conservando ese nivel, después de 65 años que tengo de hacer esto y 80 de edad y 50 de casado que festejé ayer.
¿Cuál es la clave, obviamente el buen corte, pero la plática también, cómo se hace?
He tenido la táctica de dejarle al cliente la iniciativa, hay personas que no les gusta platicar, si el señor llega y me habla del tiempo, qué calor está haciendo, empezamos por el tiempo, la época, en fin, he tenido esa táctica de dejar la iniciativa al cliente.
Tengo clientes con los que nunca hemos platicado, tienen años de serlo y no sé cómo se llaman, no toman la iniciativa, hay un chiste no sé si fue anécdota, decían que llegó un militar de alto rango y ¿cómo lo arreglo mi general?, rapidito y calladito.
¿Cómo se le hace para ser casi casi la moderna versión de Dorian Grey, no se hace usted viejo?
Creo que es hereditario, es congénito. Aparte de los cuidados que tengas como persona, mi madre llegó a los 92 años con todas sus facultades, hasta el último día de su vida, fue autosuficiente para su persona, no necesitó vejigas para nadar, como se dice vulgarmente, pero nunca dependió de nadie, ni siquiera de sus hijos para ganar dinero.
Ella siendo viuda, sin recursos, supo sacar a sus cuatro hijos, nadie es millonario, ni rico, pero toda es gente de trabajo, de bien.
Ahora con motivo de la visita que se hizo de familia por mis 50 años de casado, les daba las gracias a ellos, que son muchos, por conservar el apellido, porque mi padre fue gente modesta, pero muy querido por su conducta.
Creo que los hijos heredamos de él y hemos transmitido y dar a la siguiente generación lo mismo.
¿Cuántos hijos tiene?
Tres, dos varones, una mujer, cuatro niños, dos de cada varón que son los casados, mi hija no ha sido casada, por lo tanto no ha tenido familia.
¿Cómo se le hizo, es la época, cómo logró hacer esa familia y darles carrera?
En primera por la gran cantidad de trabajo que tuve, cuando abrí la Peluquería Ruiz fue ganar dinero cobrando una tarifa cómoda, todos me decían, no cobres diez pesos por el corte, cobra 15, 20, el corte está costando 30, 40 pesos, cobra más.
Les decía no, no soy la peluquería de lujo, mi negocio está bien adaptado, pero quiero ser peluquero familiar, que me venga mi cliente con sus hijos, niña, esposa si es que quiere cortarle el cabello aquí, pero que no se les haga oneroso, que sea justo.
Voy más al volumen, buscando esa comodidad.
Yo agregaría, una buena administración.
Sí, definitivamente eso se requiere en todo, en ese aspecto he sido precavido, cuando empecé a ganar más de lo que necesitaba para vivir me fijé un sueldo, una cantidad, hice tanto, necesito para el gasto de mi casa, la renta del local, pagar los servicios luz, agua, todo y si me sobra algo, lo voy a capitalizar.
Entonces me atenía a ese ingreso, mi esposa me ayudó mucho cuando me casé, para empezar acordamos que ella no trabajaría por situaciones personales, como el que ella había sido secretaria de una escuela y me decía que sufría de ver a las maestras que le pedían permiso, le encargaban el grupo, porque tenían que salir a ver a su bebé que lo dejaron solo o con alguien, que lo tenían que amamantar.
Entonces no quiero eso, si tenemos hijos quiero cuidarlos, le dije bueno estoy de acuerdo con eso, te vas a atener a lo que te pueda dar.
Me ayudó mucho, porque nunca fue más exigente, de lo que, le podía otorgar, nunca me pidió más.
¿Cómo llega a esa casa que actualmente está como peluquería?
La casa donde vivo, cuando andábamos pensando con quien ahora es mi esposa, ella tenía, por ser secretaria de una escuela, derechos creados, desde que empezamos nuestra relación hablamos, éramos amigos y cuando se me ocurrió invitarla a salir, a que fuera mi novia, hablamos de que nos trataríamos tres meses para ver si nos gustaba nuestro trato, personalidad.
Ella accedió, porque vio palabras textuales más o menos: ni tú ni yo estamos para perder el tiempo, le llevo a mi esposa un año y fracción, vamos a tratarnos tres meses, si vemos que podemos funcionar para fines matrimoniales le seguimos, si no ahí le cortamos, estuvo de acuerdo.
A los tres meses hablamos y pensamos que podíamos seguir, así lo hicimos, dos años después nos casamos.
¿Tiene mucha rotación de personal?
No, he procurado no tenerla. Cuando te llega una nueva persona tienes que darlo a conocer, aunque sepa trabajar, que la gente le tenga confianza, que lo vea trabajar, entonces procuro que me dure lo más posible.
He tenido cuatro elementos que son los que más me han durado, en diferentes etapas, 11 años, traigo una superstición con los 11, ha sido mi número a retar en la vida.
¿Así como iba usted a atender al doctor Baz en su oficina, con qué otros personajes así lo hacía?
De gobernadores, me tocó atender al doctor Baz, después a don Juan Fernández Albarrán, él nunca solicitó servicio a domicilio ni a la oficina, él siempre fue a la peluquería, quería ser un cliente más.
Tenía buena clientela, pero cuando supieron que arreglaba al gobernador, aumentó, un día me dijo, soy un cliente más, no quiero preferencias, señor le dije, a mí no me causa ningún problema, si lo paso a usted estando dos, tres, cinco personas, nadie me va a decir nada, no, quiero ser un cliente normal.
¿Llegó a esperarse?
Sí, pero llegó el momento en que me dijo, Güero me rajo, porque no sabía que está usted tan ocupado, pero lo que voy a hacer no quiero causar problemas, le voy a mandar una persona a decirle a qué hora vengo y así lo hacía.
No tenía ni teléfono en esa época, me mandaba a alguien, el señor gobernador viene a tal hora, lo mismo era a las cinco que a las diez de la noche, según estaba su agenda de trabajo.
Así lo atendí desde que fue candidato, hasta que terminó su gubernatura, luego entró el profesor Carlos Hank González a él no me tocó atenderlo; el doctor Jorge Jiménez Cantú, tampoco me tocó atenderlo.
Cuando llegó don Alfredo del Mazo González, apareció mi nombre en los archivos de la gubernatura, me llamó, lo seguí atendiendo todavía cuando se fue para la Ciudad de México y después a su casa, luego se fue a Bélgica, cuando regresó lo seguía arreglando, hasta que fue candidato para gobernar el DF, entonces quedó molesto porque no ganó, dejó de llamarme.
Todavía me ha visitado, esporádicamente, cuando tenía su oficina de trabajo.
Con el licenciado Alfredo Baranda García lo empecé a atender desde que estaba como director de Hacienda, ya fue cuando se hicieron secretarios, lo seguía viendo en la Casa de Gobierno, una bella persona.
Llegó el licenciado Emilio Chuayffet Chemor, yo no lo conocía más que de referencia, personaje público como era, el día anterior a su toma de posesión como gobernador, me fueron a ver que si lo podía atender, así lo estuve arreglando hasta hace un año.
Tuve un incidente de tránsito cuando iba a atenderlo y le comenté, no a él, sino a uno de sus empleados, dos incidentes no graves, pero le dije no me alcanza lo que cobro por venir a atenderlo para resolver los problemas de mi coche, no sé si se lo comunicó, ya no me llamó.
Hace poco lo saludé, porque en septiembre cumplí años y me hizo favor de enviarme un presente, le llamé a su secretaria para decirle que si era posible que me diera unos minutos para darle las gracias personalmente, siempre me tocó felicitarlo en su cumpleaños, en navidad, ahora en estas condiciones.
Me dice, le voy a comentar, por lo pronto déle las gracias por lo que hizo favor de enviarme, luego él personalmente me llamó.
Señor muchas gracias por el presente que me hizo favor de enviarme, le pedí a su secretaria para ver si me concedía unos minutos para hacerlo personalmente, como lo había hecho en otras ocasiones.
Me dice, mire, un día vamos a platicar, le llamo el lunes, aún no es lunes.
¿Ya no hubo otros?
Cuando arreglaba a esos personajes, a muchas de las personas que los rodeaban los atendía de entre la gente que eran del gabinete, por ejemplo al que no arreglé fue al licenciado Mario Ramón Beteta, porque según me platicaba su gente, se arreglaba en el Club de Banqueros de México, se iba todos los fines de semana, allá le cortan el cabello, porque un día pregunté si lo estaba arreglando algún colega de aquí, pero no.
Está dicho más o menos lo medular, hablando de personajes, por lo demás sería imposible nombrar tantos, por decir algo, atendí a obispo Arturo Vélez Martínez más de 30 años, hasta que murió.
Me ha tocado la fortuna de arreglar personajes de alto nivel, en todos los aspectos, políticos, profesionistas, tuve clientes que venían de México, un señor que era productor de cine, alguna vez que anduvo aquí filmando por Cacalomacán, se le ofreció el servicio, pasó conmigo y venía periódicamente, cada 15, 20 días a que le cortara el cabello.
El ámbito religioso también ha sido testigo de la magia de las manos de Vicente Ruiz con las tijeras para dar originalidad a una personalidad, prueba de ello fue Arturo Vélez Martínez, quien fue el primer obispo de Toluca y que en su tiempo acudía con mucha frecuencia.
Personalidades dentro del mundo profesional y del comercio de Toluca como Don Juan Beltrán, Agustín Gasca Pliego, el periodista Mauricio Garduño y su papá que como dato es Guillermo Garduño.
Alvaro Ortiz que es hermano de doña Angélica Ortiz mamá de la actriz y cantante Angélica María; así por el estilo, muchos personajes que sería imposible recordar a todos, pero he tenido esa fortuna de que les ha gustado mi trabajo, mi conducta y eso me dio oportunidad a tener, –haber partido de cero– techo para mi familia, para mi negocio, tengo tres hijos profesionistas, estudiar lo que ellos quisieron, en la escuela que quisieron.
Mi hijo mayor quiso desde la preparatoria irse a escuela particular, hizo la carrera en el Tecnológico de Monterrey; mi hija quiso hacer la carrera en la Ibero, iba a venia de México.
Se pudo darle para eso, el otro no quiso más que estudiar carrera, hizo Diseño Gráfico, no quiso escuela particular, se metió a la Universidad, lo quería meter a la Isidro Fabela, por las exigencias de esas escuelas, me dijo: no papá yo quiero ir a la escuela no a la cárcel.
Me voy a la prepa 4, pero está hasta la colonia Sánchez, papá no te va a comprar coche, ni se va a levantar a las siete de la mañana para llevarte a la escuela, no, me voy a pie, se fue a pie los primeros dos, tres días, mi hijo es muy sociable se encontró un amigo que se lo llevaba, se veían en cierta calle.
Uno se fue de intercambio un año a Estados Unidos; mi hija, se fue a Suiza de intercambio; el otro quería irse de intercambio, pero le falló un poco la escuela y le hice ver, ya te atrasaste, te vas un año, cuando regreses vas a volver a empezar, cuando termines la escuela; me condicionó, si no me voy de intercambio me vas a dar para un viaje largo.
Sí, con mucho gusto, nada más me lo pagas con calificaciones.
Compró un abono de tren para Estados Unidos y se echó un mochilazo de casi dos meses sólo, porque inicialmente lo había proyectado con cuatro amigos, pero uno a uno se fueron, mi papá dice que no, que no tiene dinero, mi papá no me deja y el último le dijo que no, papá no me vayas a salir con que no me voy, es que me iba con amigos y el último me dijo que tampoco va, me voy solo y se la aventó solo. Saliendo de la preparatoria.
Con los años vemos a la gente o por lo menos lo veo un poco más allá del cliente-peluquero, ojalá y esto no te haya causado molestia, ni te haya caído gordo.