+17 años después, Pepe Cardozo continúa en el ánimo y el recuerdo de la afición de los Diablos Rojos; convivió con ellos, al presentar su libro, durante 5:30 horas
La frase:
Las hazañas de los deportistas, son un recuerdo imborrable.
REFRÁN POPULAR
SUCEDIÓ EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE CARDOZO
Como dice Juan Gabriel, Dios perdona, pero el tiempo a ninguno. Y así, José Saturnino Cardozo Otazú, se retiró de las canchas en el año 2006, tras el nacimiento de sus hijas gemelas Constanza y Antonella.
Esto hace casi 17 años.
Y 17 años después, el público de Toluca le sigue reconociendo su lugar de máximo ídolo del Deportivo Toluca, con 249 goles anotados, cuatro títulos de liga y uno de Concacaf, cuatro campeonatos de goleo. Todo un récord, así como el de mejor goleador del mundo en el año 2003.
Lo anterior tuve oportunidad de constatarlo y presenciarlo muy de cerca, durante la presentación del libro Cardozo, Príncipe del gol, en el Centro Cultural Tolzú, en pasado 28 de diciembre, curiosamente 28 años después de su llegada a México el 28 de diciembre de 1994.
Ese día mi hijo, Mauricio y el que escribe, fuimos a esperarlo al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, desde las 03:00 de la mañana, llegó en el vuelo 432 de Aerolíneas Argentinas, en vuelo de Buenos Aires-Miami-México, a las 5:15 de la mañana.
Nunca imaginé que 28 años después (coincidencia con los números 2 y 8) estaríamos presentando su biografía ante 500 personas nominadas, es decir debidamente registradas en las redes del Centro Tolzú, aunque en realidad, les firmó libros, playeras, banderas, álbumes, zapatos, posters, balones, revistas y cuerpos a 828 personas (de nuevo el número 28).
La reunión entre el ídolo y su público comenzó a las 13:20 horas y terminó a las 18:50, es decir 5 horas y 30 minutos después.
La entrada al salón principal, fue impresionante. Tan pronto como lo detectaron, –entró por la parte trasera–, los aplausos no se dejaron esperar y duraron varios minutos, con vivas y gritos de Pepe, Pepe, por el gusto de volverlo a ver, todos parados, pero en gran orden desde el lugar que les tocó y ante los medios de comunicación. Mi cuerpo vibró de emoción, el de Pepe mucho más.
En su regreso a la ciudad, exactamente 28 años después de su primer arribo a la capital mexiquense, José Cardozo llegó al recinto acompañado por Guillermo Garduño Ramírez; Oliver Ambía, director comercial y Pedro Daniel García Muciño, director cultural del Centro Tolzú.
En aquél entonces se hospedó en el Hotel San Francisco, estaba enfrente, en la ex cervecería hoy Centro Tolzú.
El histórico Diablo se conmovió hasta las lágrimas ante el cariñoso recibimiento de la gente, que le aplaudió, le gritó y le manifestó su más grande aprecio y admiración.
Se cubrió el rostro con una bufanda del Toluca y el público le aplaudió a rabiar, pues se mostró como el jugador sencillo, responsable y ganador que dio grandes satisfacciones a los seguidores del equipo rojo.
El objetivo del libro es que los niños lean y que los jóvenes conozcan cuál es el camino para llegar al éxito, que implica trabajo, perseverancia, creer en la capacidad de uno y saber que vas a encontrar muchísimos obstáculos en tu camino. El camino es largo para llegar; a mí me gusta siempre el camino largo, no me gusta el camino corto, porque seguramente aquí vas a fracasar.
Los momentos de gloria son conocidos por todos, como sus 249 goles con Toluca, sus cuatro títulos de goleo individual y sus cuatro campeonatos como Diablo, pero en su libro, Cardozo comparte la otra cara del éxito, la de la disciplina, el trabajo, los sacrificios, y las lesiones.
En este sentido, envió un agradecimiento a su familia, su esposa Raquel y sus hijas Constanza y Antonella, por su apoyo y acompañamiento.
Para mí no fue difícil abrir mi corazón y contar lo que yo viví de chiquito, porque es la realidad y me siento orgulloso de haber nacido en donde nací, de haber tenido padres que me enseñaron muchas cosas, no sólo lo material, dijo Cardozo.
La conversación fue solo una probada de la historia que se cuenta en el libro Cardozo Príncipe del gol, que acompañado de fotografías y estadísticas muy detalladas –como sus 249 goles, a quién se los anotó y cómo–, brindan a la afición un retrato para conocer no nada más al ídolo, al personaje, sino al extraordinario ser humano que es Pepe Cardozo.
Lo mismo pasó la niña o el niño que no lo vieron jugar, pero que han recibido pláticas de sus padres o les han puesto videos de sus hazañas y por ello son seguidores de Pepe.
Lo mismo firmó la camiseta con la anécdota te acuerdas que me la regalaste después de aquel gol al Guadalajara.
O la de quien presumió que la playera del primer título con Cardozo en 1998, la tuvo que conseguir en Buenos Aires, Argentina, con un coleccionista de camisetasde todo el mundo. Y efectivamente coincide en su diseño con la que está de muestra en el Centro Tolzú, con parte de la historia de los Diablos Rojos.
O el que no sacó una sino 14 playeras que Pepe utilizó con el Toluca y el Príncipe guaraní firmó una a una.
Había quienes le presentaban el libro y le pedían con dedicatoria a ellos o a sus familiares más cercanos. Y Pepe con toda la paciencia del mundo, sin precipitar a nadie, conversando con todos y agradeciéndoles su presencia, estampaba no sólo la dedicatoria sino la rúbrica también.
Infinidad de balones fueron firmados, camisetas también, banderines del Toluca, álbumes con fotografías.
Firmas en las playeras originales de 1998, 1999, 2000, o 2002, que los solicitantes llevaban puestas con mucho orgullo. Mario Guadarrama el sempiterno porristadel Toluca le llevó su colección de fotografías del Toluca.
Gerardo Sánchez Cajiga, quien fue su vecino durante algunos años en Metepec, le recordó la vez en que acudió, tras el primer campeonato de 1998 a solicitar firmas. Cardozo estaba dormido, pero su esposa Raquel le pidió que regresara un par de horas después y fue complacido ampliamente.
Respondió ampliamente a las preguntas de los reporteros.
Se reencontró con grandes amigos y seguidores, a todos saludó con afecto y disposición.
Me llamó la atención que cuatro aficionados con tatuajes en su cuerpo le pidieron que firmara su autógrafo en sus hombros, para después tatuarlo, en tanto que otros cuatro le pidieron firmar abajo de la efigie de su cara que ya tenían tatuada en su hombro derecho.
En lo personal, me permitió convivir con compañeras de trabajo de El Heraldo de Toluca de los años 1984 a 1986, con decenas de radioescuchas de nuestro programa radiofónico Peña Futbolera, de amigos de tribuna a lo largo de tantos años de asistir a la Bombonera, de saludar a Teresita Elizondo, la hija del inolvidable portero del Toluca Pedro Elizondo.
De saludar a José Bernardo García Cisneros, a Emilio Montes de Oca, al tocayo Guillermo Andrade, hijo del jugador peruano del mismo nombre, quien fue defensa central de los rojos en los años 50.
En fin, que Pepe recordó sus grandes días de gloria y yo al lado de él, 28 años después, siendo testigo de sus inolvidables triunfos y aportaciones al Toluca.
Gracias al licenciado Valentín Diez Morodo, a Susana Miranda, a Oliver Ambia, a Pedro Daniel García Muciño, a mi hermano Ricardo, a mi hijo Mauricio que con tanta dedicación organizó el evento y a mi familia toda incluido Ricardito, mi sobrino.
No es casualidad que haya conquistado el corazón de la ciudad de Toluca y su afición, y que sus goles y hazañas como Diablo, sigan trascendiendo generaciones.
¡GRANDE PEPE!