Beckett: De la narrativa al montaje escénico

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Haré una pequeña reflexión acerca de la dramaturgia. Es decir, por un lado, su aspecto narrativo y por el otro la representación escénica. El aspecto narrativo tiene sus peculiaridades cuando se trata de un texto dramático. Sin embargo es muy abierto dado que casi cualquier texto literario puede ser adaptado para su puesta en escena. 

Es preferible considerar al texto dramático como un género literario y no como simples adaptaciones de otros. Como un ejemplo de la potencialidad que tiene el texto dramático como narrativa, basta mirar la obra de Samuel Beckett que instauró toda una propuesta de la dramaturgia la cual ha funcionado como punta de lanza en las creaciones de este tipo en Latinoamérica. La obra de Beckett representa una nueva propuesta que hace contrapeso a la influencia de muchos años del análisis estructural de la obra trágica que hiciera Aristóteles, en su poética en donde se trata de exponer un conflicto de acuerdo a una cadena lógica que responde a la argumentación aristotélica de parecer ser naturaleza. También le hará contrapeso a la propuesta de Bertolt Brecht en la que se intenta imitar mecanismos de las relaciones sociales, en donde el movimiento conductor de la obra es más importante que el conflicto mismo.

 

En el mismo sentido que lo hace patente Beckett en su obra, Eugéne Ionesco, en una entrevista publicada en Teatro Europeo de los Años 80, expone claramente el cuestionamiento que se hace a la estructura aristotélica y a la brechtiana: crear una estructura abstracta de un teatro que podría ser tanto una comedia como una tragedia (…) pero no son posibles si dependen del contenido del diálogo. Por ello debía crear una estructura en la que se pusieran de manifiesto las etapas del progreso (…) la tranquilidad, la paz, la excitación de los personajes, y por fin la catástrofe final.

 

Esta propuesta que se introduce en la dramaturgia va siguiendo el camino de toda la narrativa en el sentido de que la forma va sustituyendo al contenido del texto mismo a partir del conflicto. Aún cuando el texto dramático mantiene un gran contenido plástico permite la movilidad del lado siniestro de la palabra, dado su carácter narrativo, que puede convertirse en algo aún más real que cualquier obra literaria al ser puesta en escena.

 

Este tipo de facultades que se pueden observar claramente en la dramaturgia le convierte en una de las propuestas narrativas más completas dada la yuxtaposición de la palabra y la acción. Tal vez sea comparable a la creación operística, aun cuando en este caso, es de mayor importancia la yuxtaposición de la narrativa con el elemento musical. 

Beckett aún va más lejos en su propuesta que fue claramente asimilada por el chileno Alejandro Jodorowsky quien introdujo su obra en México. A partir de ahí se ha observado una gran influencia en la dramaturgia latinoamericana. En la misma obra de Jodorowsky al igual que en la de otros (incluyendo las experimentaciones de nuevas propuestas teatrales en un espectro que va de la inacción al performance). Es decir, a diferentes niveles de la experiencia artística, en la dramaturgia se hace presente la siguiente reflexión, característica en la propuesta de Beckett: (…) la única capacidad de renovación es abrir los ojos y ver el caos. No es un caos que se pueda comprender (…) ¿Cómo se podría admitir el caos, si es que parece ser opuesto a la forma, y por lo tanto, destructor de aquello que el arte declara ser? 

Al parecer vemos una postura apocalíptica que supone la muerte del arte sin más. Habría que señalar que es precisamente un conflicto entre sustancia y forma la que construye la obra artística, o tal vez, habría que decir que deconstruye. Está propuesta puede tomar muchos caminos que van desde la descontextualización sana hasta la deconstrucción de lo desechable. En el caso de la dramaturgia tendrá que darse en dos niveles en el narrativo y en el escénico. Esto es bajo la óptica de considerar la narrativa dramática como un género literario que tiene una dimensión extra. Si se ve desde la óptica de un esquema comunicativo tendríamos un escaño más que en otro tipo de narrativa dado que el escritor de una obra comunicará a un personaje, que como diría Lao Tse se como el agua, que toma la forma del recipiente que la contiene; este personaje a su vez comunicará a un público a partir de la representación escénica.