Casi siempre
Sucede,
ocurre,
sin ningún estilo,
que florece cierta ilusión,
que el poder de la fantasía convierte todo, o,
casi todo
en una verdad con todas las dimensiones, y,
uno se vuelve
en un adicto
a vivir las fantasías
uno se vuelve en un experto en aterrizar en ellas
y vivirlas,
vivirlas con todas sus letras, sin escatimar
y ése éxtasis arropa nuestra soledad,
esa que no tiene escrúpulos
y como siempre,
pasa y se sienta
sin pedir permiso
y nos habla,
y como dijo alguien,
no la votes,
trata,
que se vaya sola,
porque es terca y obstinada
y si apenas adviertes que se quiere quedar, se quedará,
y estirará las piernas en la mesa de centro de tu sala,
sudando como Bukowski, sí, es hombre
o levantando su falda, como Anais Nin,
si es mujer…
porque así es, toma
algunos cuerpos con número de pasaporte real,
y la única forma de no caer es no pestañear
porque la seducción te llevará a sus territorios
y allí empezará
las torturas del ayer
donde habitan en un baúl,
tesoros incomprendidos,
fotos y escritos
que disparan y acuchillan,
y como una noria al más estilo porteño
la vida gira y gira como un trompo borracho
que no tendrá cruda ni dextrosa
Mientras tanto estoy aquí, desojando
margaritas y rosas
contando espinas,
bailándole al espejo,
guiñándole un ojo, dos, tres
con esa coquetería de infante indefenso
que daría todos sus juguetes por un abrazo,
así sea de cuerda
a control remoto
en modo avión
en digital
a distancia o presencial
o por audio,
como sea,
pero un abrazo al final
para que empiece a ocurrir
todo,
como siempre.