Cerbero
Era éste un can, un perro de tres cabezas que en lugar de cola tenía varias serpientes. La dichosa criatura estaba a las órdenes de Hades, reinante del infierno junto a Perséfone. De mucha bravía, el perro no dejaba salir a los muertos ni entrar a los vivos al infierno, tenía unos ojos luminosos y muchos colmillos para realizar su encomienda.
La actual variante del Coronavirus, que se destaca responsable de la mayoría de los contagios en nuestro país en los últimos días es la BQ.1 variante de Omicron, y se caracteriza por manifestar fatiga, tos, dolor de garganta, congestión nasal, dolor de cabeza, y hasta vértigo. En todo eso piensa el ciudadano común cuando le avisan que ha contraído la variante y se le confirma con prueba diagnóstica que está enfermo de la famosísima y aún no comprendida Enfermedad Covid-19 en pleno año 2023.
A esta variante también se le conoce, porque así se le ha nombrado en redes sociales, como variante Perro del infierno haciendo alusión al Can Cerbero del que hablábamos al inicio, pues parece que este virus está provisto de llaves y contraseñas para pasar la inmunidad que nos han dado las vacunas.
Así está pasando, huelga decir que hay seguir cuidándose, que el cubrebocas salva vidas y que el Can Cerbero tenía dos debilidades: la miel y la música. Me dispongo a darle mucho de las dos suculencias, pues en estos días andamos custodiando la misma puerta.