Colibrí
Estos días he tenido tiempo para imaginar, no sé si por la edad, porque de pronto el tejido se muestra aburrido o porque de pronto te sientas al borde de lo ordinario mirando hacia la ventana y el exterior te sorprende.
Una de esas tardes en que el cielo anuncia tormenta y de pronto entre las tareas diarias te entra esa necesidad de vaciar pensamientos o contar cosas; cuando me encuentro así, tengo dos opciones o me siento frente a la pc o en la ventana.
Esa tarde me ganó querer llenar los pulmones del olor a tierra mojada, entonces estuve inmóvil varios minutos meditando si abrir o no la ventana. El cielo se iluminaba constantemente y se sentía violento; mientras el viento azotaba la ventana.
Pero ante mis ojos, de pronto un colibrí apareció de la nada, agitaba sus alas; es cierto que pueden volar atrás –lo mire– y en ese momento sentí que estaba confundido por la imagen falsa del cristal.
No sé si percibía que una extraña lo miraba al otro lado. Mi curiosidad fue al límite y no pude evitar tocar el cristal: toc, toc, toc y el respondía con su pico; toc, toc.
Es posible que en sus alas Iridiscentes trajera un mensaje codificado, o sólo estaba confundido y quería resguardarse de la tormenta que se avecinaba.
Corrí a contárselo a Han, pero él contestó: ¡Es una lástima que no sepas el lenguaje de los pájaros!