¿Como niños?

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Debo confesar que el apreciar algunas conductas como las del presidente Trump desde que regreso al poder, tendríamos que cuestionarnos sevéramente: ¿Es necesario comportarnos como niños?

En la vida adulta, es esencial que las personas asuman su rol y maduren de manera emocional y psicológica; cierto es que todos atravesamos momentos difíciles y situaciones que nos desafían, pero los adultos no deben comportarse como niños que hacen berrinches porque les quitaron su paleta

Es fundamental que los adultos se comporten con responsabilidad y autocontrol, ya que esto influye no sólo en su bienestar personal, sino también en el entorno social que los rodea.

Cuando un adulto reacciona de forma impulsiva, pidiendo castigos ejemplares o llorando a cántaros por situaciones que pueden resolverse de manera más racional, está mostrando falta de madurez emocional y una clara incapacidad para manejar el estrés o la frustración de forma adecuada.

Quien tiene que recurrir a reacciones desmesuradas, no nada más muestra una inmadurez emocional, sino también una falta de responsabilidad. Los adultos tienen la obligación de reflexionar sobre sus acciones, ser conscientes de sus límites y comprender que no siempre se puede obtener lo que se quiere de manera inmediata.

Un comportamiento de niño grande, que exige castigos severos por pequeñas faltas o conflictos, crea un ambiente tóxico e inestable tanto en la familia como en el trabajo o en cualquier espacio social. Este tipo de actitud no sólo demuestra una carencia de control personal, sino también una falta de respeto por los demás, ya que se actúa desde la prepotencia y el egoísmo. Exigir reacciones excesivas ante desacuerdos o problemas menores es un claro ejemplo de que la persona no está preparada para ostentar un cargo o una responsabilidad de mando.

No, no se trata de inventar aranceles por cualquier cosa, la madurez no nada más implica la capacidad de tomar decisiones responsables, sino también de gestionar las emociones de manera adecuada. 

La vida está llena de desafíos, pero la manera en que se enfrenta a esos obstáculos define a la persona y el impacto que tiene en los demás. Si un adulto no es capaz de mirar las cosas objetivamente, acaba perdiendo credibilidad y respeto entre aquellos con los que interactúa.

Madurar implica comprender que las decisiones tienen consecuencias; cuando el adulto tiene que recurrir el enojo, al embuste, al chantaje o al golpeteo sistemático, demuestra que no está dispuesto a asumir su rol como ejemplo para los demás, especialmente para los más jóvenes, que observan y aprenden de cómo los adultos reaccionan ante las dificultades.

En conclusión, la importancia de actuar con sensatez es vital para el bienestar colectivo y para la construcción de relaciones saludables y es mucho más delicado cuando quien se comporta negativamente tiene un cargo o la responsabilidad de predicar con el ejemplo.

Sabias palabras del orador y escritor estadounidense Jim Rohn al expresar: La madurez es la capacidad de cosechar sin disculparse, ni quejarse cuando las cosas no van bien.

¿Verdad señor Trump?, y bueno… otros tantos por ahí. 

horroreseducativos@hotmail.com