Comparar culturas

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Una cualidad humana es la de comparar, se hace ello pensando en blanco y negro, en el hombre y la mujer, en lo alto y bajo. Se hace revisando fortalezas de una cultura con respecto a otra o a lo iguales que parecen: siendo que se encuentran, en aquellos tiempos de culturas prehispánicas a miles de kilómetros. Seguir huellas de Florescano, llevándonos de la mano para comparar distintos libros, que son base de mitologías indianas, prueba de ello dice: …Si se compara este pasaje (Leyenda de los Soles), con el episodio del Popol Vuh que relata los tres fracasos iniciales de los dioses para ordenar el cosmos, se advierte que ambos obedecen al mismo propósito: subrayan la dificultad que significó para los dioses esta primera tarea, y su decisión de luchar para los dioses contra las fuerzas destructivas que resistían el ordenamiento del cosmos. Regla obligada en la historia de la humanidad. Pues la misma es capaz de soportar una tiranía, antes que aceptar la anarquía. Lo que nos relata el estudioso, es esa verdad. Los demonios que deseaban la destrucción —aún ante de la llegada de los hombres a la tierra—, lucharon con todo para no aceptar que en el cosmos hubiera orden y, la presencia de un ser, que podía ser el elegido para destruirlos fue su terror por lo que era necesario destruirlo. 

Dice Enrique: El mito nahua reproduce asimismo la lucha binaria de contrarios que registran los mitos de creaciones anteriores. El ciclo de nacimiento y destrucción de los cuatro soles está gobernado por el combate entre los dioses telúricos y los dioses celestes, por la oposición entre los soles y vinculados al inframundo (Sol de Tierra y Sol de Fuego) y los relacionados con el cielo (Sol de Viento y Sol de agua). El pasaje más recordado de la creación del Quinto Sol tiene por centro el conflicto representado por el humilde Nanauatzin (el llamado hijo de Quetzaltcoátl en la Historia de los mexicanos por sus pinturas) y el orgulloso Tecuciztécatl. Según relatan algunas versiones, una asamblea de dioses reunida en Teotihuacán convocó a Nanauatzin y Tecuciztécatl para consumar su propio sacrificio y propiciar la creación del nuevo Sol. Ambos dioses aceptaron el desafío e iniciaron los ritos preparatorios. Pero mientras Tecuciztécatl vestía ropas elegantes y hacía ofrendas ostentosas, Nanauatzin pobre y llagado del cuerpo, brindaba manojos de cañas verdes, púas de maguey y sus propias costras en lugar de copal

Seguir la huella hasta su desenlace es prueba de argucia e inteligencia. Como occidentales de este tiempo, comprender cuál era el pensamiento, diría, dialéctico de nuestras culturas indígenas como cualidad. Pues entre el bien y el mal, van dejando moronitas para que si somos atentos sepamos comprender, quien ha de ganar una batalla que parece perdida por todo el escenario que se nos propone de caos.

Prosigue: Por último, cuando ambos se aproximaron al horno ardiente donde habrían de sacrificarse, Tecuciztécatl cuatro veces intentó arrojarse al fuego y cuatro veces desistió. En cambio, Nanauatzin, cuando fue llamado lo hizo al primer intento, consumiéndose en las llamas. De este modo Nanauatzin se convirtió en Sol radiante de la nueva era del mundo, y Tecuciztécatl, quien se quemó más tarde, se transformó en Luna. Textos lejanos e ignorados por los mexicanos de este siglo y, de igual manera, lo fue para los colonizados en la era del imperio español. 500 años de ignorancia nos contemplan, cuando tales enseñanzas vienen de muy lejos y se hicieron de los cantos de peregrinos que eran vagabundos por sólo conocer otros paisajes, otras culturas, otras piedras y verdores, que les dijeron lo que el mundo, que apenas intuían les podía decir. 

La cultura, es eso, conocimiento de todo aquello que desconocemos y, malo es, quitar audacia al saber cada día más, ya que esto abre nuestros sentidos y nos enriquece al interior y al exterior de nuestra propia existencia. Por eso es malo al ser humano poner límites al conocimiento, ese conocimiento, que lo mismo plantea el pasado, dibuja el presente e intuye el futuro. Florescano expresa la intuición que llegué a señalar en anterior texto: El relato cosmogónico destaca el esfuerzo de los dioses por imponer el orden y crear la vida en el mundo; su propio sacrificio es decisivo para imprimirle movimiento al Sol. Y precisamente lo que subraya el mito es que si el sentido de la creación divina fue instaurar la vida en el mundo, el sentido último de las criaturas terrenas es el de mantener con su propio sacrificio el orden creado y la vitalidad del universo. Nada escapa a quienes nos legaron una cultura diversificada de norte a sur y de occidente a poniente. Nada escapa y sólo es poner atención a sus enseñanzas, que marchan por el camino de la imaginación y del juego. 

Aún la tragedia en los nativos de este continente tiene lugar para dar enseñanzas que tocan todo lo existente. No es que el hombre y la mujer son el ombligo del mundo. Son parte sustancial, pero sólo parte de un todo, donde ese todo importa en sobrevivencia y su final. Escribe, Florescano: Como en el Popol Vuh, en el mito nahua el acto significativo de la creación no es la aparición de los seres humanos o de las plantas cultivadas, sino el nacimiento del Sol, la potencia creadora que pone en movimiento el universo. En la cosmogonía mexica Tonatiuh es el dios creador del Quinto Sol, la deidad cuyo nacimiento le imprime movimiento y calor al cosmos, inicia el transcurrir del tiempo y alumbra una nueva edad del mundo: la edad del Sol de Movimiento, Ollintonatiuh. Esa deidad luminosa, guerrea y celeste sustituyen a los antiguos dioses del inframundo y la fertilidad, incorpora en su simbolismo los poderes germinadores y ordenadores de aquellos, e impone un tributo riguroso a los seres humanos

Cuán diversa es la mitología que traen los conquistadores españoles. El hombre centro de las cosas en la práctica se convierte en voraz amasador de fortunas: el becerro de oro se convierte en su dios, y por eso le rinden pleitesía todos los días del año. El etnocentrismo europeo se impone por encima del dador de vida que es el Sol en movimiento. Ese movimiento que habla de la dialéctica en filosofía, que por capacidad de movimiento pasa y pasa por distintas puertas, sin alcanzar la Verdad de las verdades, en el entendido, que esa capacidad de movimiento le hace saber, que lo que parece derrota es en realidad, un llamado a seguir adelante, sin nunca detenerse. Detenerse para los antiguos significaba la muerte. Comparar es ya una forma de movimiento y de audacia en investigar a dónde quiere llevar cada cultura, al compararlas con el fin del científico que busca la verdad y no la falacia.

Escribe: Si se revisan con cuidado estos textos se observa que están basados en fuentes antiguas. Por ejemplo, varios pasajes narran la creación del cosmos, los seres humanos y el maíz de manera semejante al texto que grabó Kan Balam en los templos de Palenque en el año 692. Así como el texto maya refiere que el dios del maíz fue el progenitor del cosmos y de los seres humanos, tres relatos nahuas cuentan que Quetzalcóatl descendió al inframundo, rescató los huesos de la antigua humanidad y creó con ellos a los seres del Quinto Sol. Los relatos mayas y nahuas coinciden en señalar que la aparición de la nueva humanidad fue precedida por una intensa batalla entre los emisarios celestes (los Gemelos Divinos en el Popol Vuh y Quetzalcóatl-Xólotl en los textos nahuas) y los dioses del inframundo

Inacabable imaginación, aquello que se toma y se recrea al saberlo y darle nuevos rostros. En todo ello, las cuatro culturas vistas a través de la región de la alta Guatemala y su Popol Vuh; del territorio en la península Yucateca, y Palenque; de mixtecos, en Oaxaca, a través del Códice de Viena; y la Leyenda de los Soles para llegar al ombligo del Altiplano, es enseñanza que debemos de leer una y otra vez. Tener en biblioteca particular del hogar tales textos es indispensable, pues se da la posibilidad de leerlos a los infantes, se les hace conocer a los adolescentes y jóvenes para comprender el rico pasado.