COSAS DEL PROFESOR “MOSQUITO”

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De quien escribo, es del hombre que en la ciudad de Toluca tenía el afecto de sus vecinos o de aquellos que, en palacio de Gobierno estatal, y en otras oficinas que en vida ocupara don Poncho: sin que eso menguara su poder creativo, antes bien, era reto para él demostrar que en cualquier lugar donde lo pusiesen, no cejaría en su persistencia de hacer el trabajo y darle el brillo necesario —sin tanta alaraca—, a su puesto en Sector Público. Letra por letra, palabra por palabra, en manos de quien supo descifrar diversos géneros de las letras sin angustiarse por ello. Fortaleza lo fueron en él, diversos géneros literarios reunidos en su personalidad polifacética. Fue atento ciudadano a cosas de la política. Pertenece a una generación que participa en los sucesos como responsables de la sociedad que está construyendo con su acción social. ¿Qué cosa es un periodista, sino aquél que aspira a hacer la crónica de su tiempo?

Muchas veces comentamos las actividades de los partidos en década de los ochenta y la siguiente, a fines del siglo pasado. El libro de biografía que hacen los hermanos Sánchez Arteche y Sánchez Arce es compendio de una personalidad que recorre los tiempos del siglo XX, surgidos después de la revolución armada. Es bueno recordar que sus relaciones de generación y amistad con el profesor Carlos Hank González, le lleva a colaborar, de cerca, con él, pero siento la impresión de que dicha relación no tuvo agradables circunstancias, pues don Poncho merecía en el gobierno estatal ser un funcionario de más alta jerarquía en el área de Prensa, cosa que no sucedió, eso me deja en duda de si es correcta mi reflexión al revisar el libro citado hecho por sus hijos: El plumaje del Mosco (Páginas autobiográficas), me parece un texto en el que sobresale el humanismo del educador, periodista, escritor de poesía y ensayo. Admiro su sabiduría, en la cual destaca esa cualidad, propia de los cronistas de vida, de ciudad o municipio: estar atento a todo lo que se mueve en tiempo y lugar, en revisión del pasado, como pasión que forja la vida civil a la que está encomendado. Ello le hizo escribir dos libros fundamentales para conocimiento político de décadas de fines del 20 y, hasta los 40: El círculo rojinegro y, Ocaso y final del círculo rojinegro.

De don Poncho se decía entre los toluqueños de aquellos años que era uno de los mayores conocedores de la cultura en general. Su conocimiento tiene varias vertientes: historiador, educador, periodista, poeta, narrador, funcionario y, observador atento de la política. Pertenece a una generación destacada que nace en primeras décadas del siglo pasado, tiene por amistad a personajes como don Gustavo G. Velázquez, el poeta Genaro Robles Barrera (Josué Mirlo), Javier Romero Quiroz, Alfonso Solleiro, Clemente Díaz de la Vega, Guillermo Ménez Servín, Víctor Manuel Gutiérrez Domínguez, Gustavo Baz Prada, Juan Fernández Albarrán, Sidronio Choperena, Mario C. Olivera, Carlos Hank González, Enedino R. Macedo, Enrique Jacob o Carlos Gómez Calderón, por igual a Leopoldo Flores, Edmundo Calderón o Benito Bernáldez Giles (Matinef) y muchos más. Es maestro de excelentes escritores como Alejandro Ariceaga (primer presidente y fundador del Centro Toluqueño de Escritores), Francisco Paniagua y Eduardo Osorio entre otros. Amistades y experiencias que en periodismo son sólida y profunda cultura, para crear la prensa educadora e informada de aquellos años: escuela que forma por enseñanzas a los actuales periodistas y escritores en Toluca. Periodistas, escritores, artistas y políticos se juntan, imbricados en hechos cotidianos que hablan, ya por crónica, reportaje, fotoperiodismo o artículo de la prensa en periódico, revistas y libros.

Bien haremos en regresar a las enseñanzas de don Poncho, si queremos entender lo que sucede actualmente en el país, pues parece se ha perdido la brújula, y no sabemos hacia dónde está el norte de la democracia en el siglo XXI. La lectura de su libro Historia del Estado de México, publicado como edición de la Dirección de Prensa y Relaciones Públicas del Gobierno del Estado de México en marzo de 1974, es un hito importante en el estudio de la historia estatal. Viene de esa corriente educadora que se inscribe en libros como Enseñanzas de Historia Universal, escrita en el pasado con el fin de llevar a las aulas del Instituto Literario de Toluca en década de los años treinta del siglo XIX, este libro hace del escritor y educador, José María Heredia y Heredia, un personaje de suma importancia para Toluca. De igual importancia son los escritos de José María Luis Mora, en tema de economía divulgados por el intelectual y cura guanajuatense.

Le viene a don Poncho herencia de lo que ha dado México en sus mejores mentes educadoras: Heredia es expresión de uno de los mayores intelectuales de su época. Junto al profesor Mosquito viene Gustavo G. Velázquez y Mario Colín Sánchez y, varios más, que reflejan a una generación de hombres y mujeres cultas que sabían la importancia de la lectura: edición de libros donde destaca la Biblioteca Enciclopédica del Estado de México.  Pertenece a una generación de educadores que no tenemos en demasía en la patria chica. Por ello, es importante revisar cosas de la crónica en Toluca a través de su mirada: lo contemporáneo debe ser línea que defina al humanista que fue. Miles de páginas hablan del ciudadano ejemplar de su siglo, donde aparecen nombres tan ejemplares del periodismo nacional: Vicente Lombardo Toledano, José Alvarado, José Pagés Llergo, Daniel Cosío Villegas, Manuel Buendía, Julio Scherer García, Miguel Ángel Granados Chapa, y Vicente Leñero, entre otros. Nuestros periodistas mexiquenses y toluqueños más destacados en su vocación son de la misma estirpe el siglo pasado.

Educador y Humanista. Dos lecciones vienen a la memoria al recordar los cuatro años que conviví con él, en el trabajo de la Dirección de Patrimonio Cultural y, después en el Instituto Mexiquense de Cultura. Primero, cuando él fungía como subdirector de dicha institución y el que esto escribe, en la Coordinación General de Cronistas Municipales. Casi dos años de permanentes consejos llenos de sabiduría por su función como cronista municipal de Toluca. Lecciones de historia y de consejo magisterial para no errar en la creación de algún festival o encuentro de intelectuales o artistas. He dicho que no dudo en señalar que sus consejos permitieron lograr, en menos de dos años, las primeras monografías municipales, las anteriores se habían hecho en el gobierno de Carlos Hank González, en trabajo que más se acercaba a la labor de investigación y escritorio, pero no de campo como sucedió entre 1986 y 1987. Es importante y vital en su recuerdo referir que este año de 2022 se han cumplido 25 años de su fallecimiento: su recuerdo es un hecho imborrable en la vida cultural de Toluca y entidad mexiquense.

La relación cercana de periodistas e intelectuales venidos del mundo popular, en ejemplos que nos dan orgullo —como don Salvador Reyes Nevares y Alfonso Sánchez García—, enseñan a no cejar en las buenas ideas: ideas triunfadoras, que son obligación llevarlas a cabo en el terreno de la sociedad civil. Con ese fin y su consejo y el de don Salvador Reyes Nevares, se llevó a cabo el Primer Festival del Quinto Sol, en 20 municipios y, como sede de clausura Tenango del Valle. Recuerdo que el profesor Mosquito me dijo, que en la zona arqueológica de Teotihuacan existía algo parecido: lo realizaba el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En defensa de nuestra idea —se promovía a través de jefatura de Museos del IMC— le explique, que el Festival del Gobierno del Estado de México, se basaba en leyenda del Quinto Sol, con la visión del hombre creador, sin pensar en la llegada del Sexto Sol para su destrucción. La idea era recrearlo en su fuerza creativa. Así nació el Festival más antiguo promovido por el Sector Público en marzo 1988, durante el gobierno de don Mario Ramón Beteta. A la fecha cuenta con 34 años de antigüedad y es presencia importante y obligada para recordar a la sociedad y la ciudadanía en general cuáles son nuestros orígenes como mexiquenses.