Día Mundial de la Poesía
Que si fue instituido por la UNESCO en 1999, que si dignifica la identidad cultural y lingüística de las naciones, que si enaltece la convivencia de paz y los valores nacionales, que si la poesía es testimonio histórico de la humanidad y todo eso, sí, pero tratándose de lectores mejor ni hablamos.
Cada vez más frecuente, la broma se hace realidad, encontramos casi nula o poca convocatoria de los eventos de poesía en el día Mundial de la Poesía y no es que esté mal, más allá de los auditorios escolares donde el escuchar poesía se vuelve la asignatura forzosa del día, considero que para el público, se ha convertido en una cuestión de tiempo. Tiempo que nos hace falta para leer otros géneros o acudir a divertidos conciertos de rock, estruendosos, vistosos que apabullan a la poesía, tiempo que mejor destinamos a scrollear, válgame el término, en lugar de disfrutar de una lectura de poemas. Así la preferencia de las audiencias.
Esto orilla a los poetas a adaptarse, buscar espacio en los dispositivos electrónicos, no dejarse vencer por las pantallas, integrarse a ellas, hacer de la figura de la poeta, del poeta, un individuo mediático con followers, con ebooks y premios globales.
Mientras tanto, unos cuantos, refugiados, seguimos leyendo a la antigua usanza, deslizando las pocas páginas de nuestros poemarios. Buscando la atención con un verso ingenioso, arrojado, que denote nuestra generación, nuestro momento de vida, idiosincrasias poéticas. Lo performático también nos va arrojando al cesto de lo anticuado. Y no está mal, una consolidada voz también habla de antiguas glorias.
Este 21 de Marzo escribí mucho en diferentes redes sociales Que no muera la Poesía, pero ella es inmortal, morirán primero los no aptos para la supervivencia literaria; sin embargo, el poeta verdadero seguirá esperando el momento apropiado para leer su poesía, para acercarse al escucha sutilmente y envolverlo, no tomarlo por sorpresa ni a la fuerza en programas culturales desganados.