El alba de tus ojos, Ella y Él
Ella:
Amaneció la vida en tus ojos
cuando descubrí el maná de la dicha,
al verte en el espejo de mis expectativas,
con tus reflejos dorados de mis alegrías.
*
Y dejé mis miedos en las orillas,
totalmente aislados de mis deseos,
me atreví a decir sí, a las horas de canto
y a sonreírle al amor a mí misma.
*
Me dispuse a tocar la mano de la ternura
en tu piel de roble y suave algodón,
a amarte sin trabas ni ataduras
y a ver salir el sol…, desde el corazón.
Él:
Y amaneció con tan claro resplandor
que el rojo intenso de fresas maduras
era el fondo y lo profundo de un calor
que se acrecentaba con tu lisura
*
Y me dejé llevar por tus expectativas
esas que son mis anhelos y mi deseo
porque con todas ellas, me cautivas
me embrujas y por ti me moldeo.
*
Me hormas a tus sutiles maneras
las que brillan como divinos luceros
cuando tu estrella deja de ser quimera
por ser la única luz que alumbra mi cielo.