Ella baila
Después de unos días de trabajo decidimos darnos un descanso en algún lugar de diversión de los muchos que tiene el país. Emocionados de hacer escala en Aguascalientes, llegamos a una cantina tradicional.
Antes de entrar, las luces espectaculares del negocio, la música hasta la calle nos arrancaba la sonrisa y la euforia del ambiente. El colorido y ruidoso lugar nos sedujo para comer y tomarnos los tragos necesarios para pasarla bien.
El lugar nos gustó mucho; la noche, espléndida noche fue arrobada por una chica alta, delgada. Su cabello largo casi a la cintura, era disimulado por un moño grande, unos lentes blancos exagerados, para el tamaño de su carita, trataban de ocultar un rostro aniñado finamente delineado por la gracia de la belleza.
Sentada en su mesa, un fulano maduro, la cuidaba. La actitud de él, sólo era de guardián lo que no impedía admirar la personalidad radiante de la chica que sólo vestía una blusa con pantalón de mezclilla y zapatos cómodos: su rimbombante personalidad no requería de prendas que la exhibieran.
Para todos los asistentes, el momento más espectacular, fue cuando se levantó a bailar. Verla de cuerpo completo fue fascinante; sus exquisitos hombros y breve cintura, permitían apreciar unas nalgas perfectas acompasadas de la tenaz cadera ciñendo los muslos armonizados por las delineadas piernas largas.
La música fue el marco del gustoso ritmo de una voz que hizo distinta cada letra de canción. En medio de la eufórica atmósfera, ella bailaba divinamente; los demás, comíamos con los ojos los armónicos movimientos trazados por figuras perfectas de seducción.
En medio de los tragos, no nos dimos cuenta cuando el hombre que pagaba la cuenta, se encontraba solo. No supimos en qué momento, salió del lugar con cualquier pretexto. Al no verla, mi velada perdió encanto, la diversión se esfumó como la atmósfera seductora de su imagen.
Han pasado algunas semanas, el trabajo y la vida han seguido; a veces, sólo a veces, recuerdo esa ida a Aguascalientes, recuerdo su cuerpo y su rostro sin nombre anclado a su danzante imagen. No puedo evitar pensarla, recrearla en mi mente con una sonrisa interior donde su nombre y figura llevan el ritmo de una noche en Aguascalientes.