FAMILIA

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“El que es bueno en la familia es también un buen ciudadano.” SÓFOCLES

En principio nos queda claro entonces que la familia sigue siendo el núcleo de la sociedad, una sociedad que pretende ignorar los rudimentos de la familia, es una sociedad decadente.

En la familia encontramos los valores que nuestros padres a base de entendimiento, experiencia, consejo y grandes dosis de paciencia, sembraron en nuestro corazón esperando por ver un fruto de vida sano y perdurable.

Son aquellos valores los que nos formaron como individuos, como personas con capacidades diferentes, además presentes y disponibles para sustentar el ejercicio diario de toda sociedad que se precie sana y progresista.

Pero, ¿qué es lo que sucede cuando la familia se ve amenazada, con la contemporaneidad o el famoso golpe de actualidad?

Hoy por hoy, tristemente, la familia es una de las entidades más amenazadas y propensas al deterioro. Siendo la principal forjadora de valores, este es un asunto preocupante, ya que poco a poco entonces, nos convertimos en una sociedad de antivalores y una sociedad de antivalores es una sociedad destructiva, egoísta, que no le importa el dolor ajeno y mucho menos el bien común, que es propensa a la mentira, a la corrupción, al engaño y a la total falta de equilibrio.

Cuando al volver la mirada hacia un lado y hacia el otro buscando honestidad y buen juicio cada vez se torna más difícil de encontrar, entonces es tiempo de parar y corregir el rumbo.

La pregunta ahora es: ¿Vale la pena luchar por la familia?

La fractura de la paz social se da inicialmente en la ruptura de los valores esenciales de los seres humanos y hablamos entonces de lo primario, de la familia, si no luchamos por salvar a la principal estructura de nuestra sociedad, habremos perdido el corazón de la misma.

Una familia sana y fuerte aporta personas sanas a la sociedad, personas ricas en valores, con principios éticos y morales bien definidos, sin temor a decir la verdad y a evitar la tranza y el engaño, que cuida el medio ambiente, que vela por el bien común.

“El futuro depende, en gran parte, de la familia, lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de paz.” PAPA JUAN PABLO II

Un gobernante que descuida a la familia, es un gobernante que ha perdido el rumbo y que no tendrá fortaleza ni autoridad en sus dichos.

¿Cómo gobernar perdiendo de vista las necesidades y el valor intrínseco del núcleo de la sociedad?

Un gobierno que no lucha por el bienestar de la familia antes que por los votos y la riqueza personal, es un gobierno fatuo y decadente.

“Quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen.” GILBERT KEITH CHESTERTON

Vale la pena luchar por la familia. En la familia encuentras consuelo, aliento y fortaleza, honestidad y verdad suficiente para no tener mayor concepto de ti mismo que el que debes tener, es la familia el mejor salón de clases, generadora de las más grandes experiencias de vida y la que aporta las memorias más ricas y duraderas.

Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Moisés.

Cuando además como padres cuidamos el aportar suficientes recuerdos y memorias familiares a nuestros hijos, cada uno de esos recuerdos al paso del tiempo, se volverá en un tesoro de vida que hará del corazón riqueza absoluta.

Ahora bien, probablemente no todos los recuerdos, ni todas las experiencias en la vida en familia seas los mejores, pero cada uno de ellos aportarán fortaleza a nuestra propia experiencia de vida.

El orden propuesto por Dios es claro: Primero Dios, después la familia y después todo lo demás, mientras respetemos este orden todo irá bien, viviremos en armonía y con la suficiente paz para seguir adelante cada día.

Busquemos las cosas que sacien de bien nuestra vida, si nuestra carrera es tan sólo por llenarnos de satisfactores y no de bien, entonces hemos equivocado el camino.

Nuestra familia aportará en todo tiempo la satisfacción necesaria para llenar nuestro corazón y permitirnos vivir estables y bien fortalecidos cada día.