IMPULSEMOS LA EMPATÍA GENERACIONAL
Cuando te paras del lado correcto de la vida, los semáforos se ponen en verde. Chobi Landeros.
Somos afortunados quienes hemos logrado llegar a más de 60 años de edad, el sexto piso de nuestras vidas y por así decirlo, el último cuarto de un partido de futbol americano; en lo personal, le encuentro varias ventajas a esta bella época, que de acuerdo a la cultura japonesa, es un renacer, es momento de una reingeniería personal, para echar toda la carne al asador en el sprint final.
Trascendimos nuestra infancia sin filtros, sin embargo, en el otoño de nuestras vidas, la experiencia y sabiduría ganada, nos permitió deshacernos de tantos filtros, que fuimos aplicando en nuestra vida consciente o inconscientemente y que en ocasiones, nos llegaron a confundir en nuestro actuar.
En la cultura japonesa, el momento en que una persona cumple 60 años y entra en una nueva etapa de su vida se llama «Kanreki» (還暦). Kanreki marca el ciclo completo de los años según el calendario chino y simboliza un renacimiento o una renovación en la vida de una persona. Es un hito importante y se considera una celebración especial, con el significado de comenzar una nueva fase de la vida con sabiduría y experiencia acumuladas.
Ahora es más fácil cartografiar nuestra historia de vida, convirtiéndola en una actividad apasionante, por decir lo menos, porque es cuando escribimos la novela de nuestra vida, cuando adquiere su verdadero valor, como decía el recientemente fallecido Milan Kundera: El valor de una novela, reside en la revelación de posibilidades hasta entonces ocultas de la existencia como tal: dicho de otro modo: la novela descubre lo que está oculto en cada uno de nosotros.
En ésta etapa de la vida decía Baltazar Gracián, el hombre sabio aprende más de los adversarios que de los amigos. Y yo agregaría, con respeto al jesuita español: que se aprende todavía más, de los amigos convertidos en adversarios y de los amigos que se han transformado en Hermosos Enemigos.
La expresión Hermoso Enemigo fue acuñada por el filósofo y escritor del siglo XIX Ralph Waldo Emerson. En su ensayo sobre la amistad, Emerson dice que el verdadero amigo debe ser como un Hermoso Enemigo. ¿En qué sentido? En el sentido de que el que pretenda tener un buen amigo no debe pensar que este tiene que ser un constante adulador o estar de acuerdo con todo lo que piense, no. El verdadero amigo le plantea sus opiniones francas y en ocasiones se convierte en la persona que reta sus conclusiones y que exige razones.
Un verdadero amigo puede convertirse en ese Hermoso Enemigo que refuta tus argumentos y que te pone a revaluar, reconsiderar e incluso retirar tus conclusiones equivocadas. No es un pusilánime que te sonríe cualquier estupidez.
Es en esta Kanreki, cuando quienes dictamos cátedra desde las aulas de la experiencia, debemos hacer acopio de empatía y subirnos al ring de la arena política, transformados en verdaderos Eneas para que a la destrucción, respondamos con reconstrucción.
Explorar los entretelones de esa equidad generacional tan necesaria en estos tiempos en que se desgranan las semillas de la mediocridad, pretendiendo sembrarlas en tierras ociosas, infértiles, áridas, carentes de los nutrientes necesarios para el crecimiento en armonía y en libertad del mexicano, pulverizando el futuro de las generaciones por venir.
Los años ganados, nos han hecho además, maestros en el aprendizaje de las decepciones; mi querido Joaquín Sabina, nos dió este piquete en las costillas: Fui amigo de la revolución cubana y de Fidel. Pero ya no lo soy. Ahora estoy del lado de los que se manifiestan y de los que se exilian de la isla. Los que hemos sido de izquierdas tenemos la responsabilidad de decir la verdad ante los desastres de la izquierda.
Como dice el catedrático de Filosofía Política, Daniel Innerarity. Hemos arrancado una prórroga a la biología, ahora nos toca dotarla de sentido con la cultura.
La longevidad como dice Innerarity, es un ámbito de nuevos problemas y oportunidades, de derechos y deberes sobre los que tenemos que debatir intensamente entre al menos cuatro generaciones con distintas motivaciones y limitaciones.
Esta nueva longevidad nos plantea desafíos inéditos. Mencionaré al menos tres: la necesidad de aprender, la convivencia entre las generaciones y ser el contrapeso a los fluidos xoquiaques derramados por las voces irresponsables y envenenadas de los populistas.
Seamos los hermosos enemigos de las generaciones X, Millenials y Z: para motivarlos a que salgan a votar, defendamos nuestra democracia, nuestras instituciones, nuestra educación.
Esto es lo que se me ocurre para contribuir a librarnos del arácnido, orate e hipócrita. El peor de los gobernantes es aquél que no conoce los límites de su propia hipocresía.