+ Incurre la titular de Salud mexiquense Macarena Montoya Olvera en negligencia oficial; La corrupción priva en la Secretaría de Movilidad mexiquense
La frase:
Un hombre sabio, y yo agregaría una mujer también, debería darse cuenta de qué la salud es su posesión más valiosa, pero…
HIPÓCRATES
Se cae a pedazos el sistema de salud
Este lunes fue un verdadero caos en el Estado de México. La inoperancia de la titular de Salud del Estado de México, Macarena Montoya Olvera, provocó la ira de los trabajadores de la salud, quienes no sólo han tenido que soportar la falta de insumos médicos y fármacos para poder atender a sus pacientes, sino, además, su doble discurso que provoca que en reuniones a puerta cerrada se conduzca como una dama de palabra en la que se puede confiar, pero, una vez que salen los médicos y enfermeras de su oficina no para de reír de manera hilarante, pues ella sabe perfectamente que no está en capacidad de responder a sus demandas.
Lo sucedido este sábado, domingo y lunes con los trabajadores de las clínicas y hospitales mexiquenses fue una situación que no únicamente muestra, una vez más, la falta de capacidad resolutiva de Macarena Montoya, sino el cinismo con el que se ha manejado personalmente, exponiendo con ello a la gobernadora Delfina Gómez Álvarez, demostrando que en la actual administración estatal las cosas no se hacen gracias a El Poder de Servir, sino que la titular de Salud estatal es el mejor ejemplo de El Poder de Reír…se de los mexiquenses.
Los médicos y enfermeras tuvieron que salir a las vialidades mexiquenses a exigir que Macarena Montoya invierta el dinero que los diputados mexiquenses presupuestaron para que el Sector Salud otorgue a los enfermos lo que necesitan para superar los problemas de salud que les afectan, pues nadie sabe en qué se va el dinero que debería ser de los hospitales, pero que, hasta donde se ve, Montoya Olvera únicamente lo utiliza en la compra de las costosas bolsas de mano y zapatillas que estrena a cada rato, en este sentido es una vil copia de Elba Esther Gordillo.

El domingo, Macarena Montoya invitó a los dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud a su oficina, únicamente para presentarles un diagnóstico de la situación que viven los hospitales y clínicas, también sobre el mal llamado programa de federalización de los servicios de salud, mediante el cual supuestamente el sistema IMSS Bienestar, con una varita mágica, estaría resolviendo todos los problemas y carencias que hoy se viven en ese sector.
Por supuesto que el diagnóstico presentado a los trabajadores es muy diferente a la realidad que médicos y enfermeras enfrentan en el día a día, pues es evidente que ella, como diría el héroe de Macuspana, ella tiene otras cifras.
Los dirigentes sindicales del Sector Salud evitaron perder el tiempo discutiendo quién tiene la razón sobre las carencias hospitalarias, y prefirieron plantear la necesidad y urgencia de resolverlas, a lo que ella dio todas las vueltas que pudo, nunca estableció compromisos ni fechas oficiales para cuánto se estarían resolviendo sus planteamientos, y lo único que hizo fue expresar su solidaridad con los médicos y enfermeras, así como hacer un público reconocimiento a ellos por todo lo que han aguantado y la solidaridad que están demostrando en su labor cotidiana.
Pero Macarena Montoya olvida que con solidaridad no se soluciona la crisis que enfrentan los hospitales y clínicas del Estado de México, y menos con sus reconocimientos por soportar solidariamente las carencias. Lo que necesitan los médicos y enfermeras son medicinas, insumos médicos, aparatos para rayos X, materiales para realizar pruebas de laboratorio, y, en lo personal, requieren los contratos laborales que les aseguren su permanencia de las instituciones donde desempeñan su labor profesional.
Pero evidentemente lo de Macarena Montoya no es cumplir, menos respetar la palabra comprometida, y ya ni hablar de solidaridad institucional con quienes se supone son sus compañeros de trabajo y por lo tanto son con quienes comparte el compromiso de servir a la gente que todos los días se ven obligadas a enfrentar el martirio de los servicios de salud que supuestamente ella administra.

Ojalá un día de estos la gobernadora Delfina Gómez se dé cuenta del daño que Macarena Montoya Olvera le está haciendo a su administración y el desprestigio en el que ha sumido a su administración estatal, pues la salud es algo que por más que se intente no se recupera una vez que se entra en un estado de deterioro como el que se les está provocando a tantas personas en el Estado de México.
Alguien debería recordar a la señora Montoya Olvera que la negligencia es la falta de cuidado o atención en el cumplimiento de una obligación, ya sea legal, contractual o moral; se caracteriza por la omisión de una acción que se esperaba o era necesaria para evitar un daño o perjuicio a otra persona o a un bien, como el daño que ella está provocando a miles de habitantes del Estado de México al negarles su derecho a la salud.
Una conducta negligente comprende un riesgo para el individuo o para terceros; la negligencia puede ser leve o grave, dependiendo del grado de descuido que se haya manifestado, y en este caso es evidente que el daño ha sido en lo más sagrado que tiene cualquier persona, que es el derecho a mantenerse vivo, lo que ella está violando sistemáticamente, además de pisotear los derechos laborales de médicos y enfermeras. Y ya de los daños que ha causado a millones de mexiquenses a través de los bloqueos que su actitud prepotente, desinteresada y hasta grosera, de eso ya mejor ni hablamos.

La corrupción en la Secretaría de Movilidad
En el Día de las Manifestaciones que –parece—se celebró este lunes 17 de febrero en el Estado de México, no podrían quedarse atrás los trabajadores y empresarios del Servicio Público de Transporte Concesionado del Estado de México, quienes también se encargaron de bloquear calles de la entidad mexiquense y de la Ciudad de México para exigir que alguien frene las hostilidades que todos los días enfrentan por parte de grupos delictivos y de las propias autoridades, quienes detrás de un uniforme policíaco o el gafete de un Inspector de Dependencias como la secretaría de Movilidad los tienen prácticamente contra la pared, pues la extorsión la han convertido prácticamente en un deporte nacional.
Los transportistas invadieron importantes avenidas para pedir que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México cumpla con su trabajo y active una veintena de carpetas de investigación que tiene paradas, porque, dicen, están muy ocupados.
De acuerdo con algunos de los transportistas que participaron en las marchas, bloqueos y expresiones en contra de la extorsión de la que son víctimas, su actividad ahora ya implica un gasto que va de 500 a mil quinientos pesos semanales que deben destinar al pago de las extorsiones, tanto de los grupos delictivos como de autoridades menores, sobre todo de las áreas de vialidad y medio ambiente, para que les permitan operar.
No es la primera ocasión en que estas demandas de los transportistas se hacen sentir y escuchar, lo extraño es que no hay respuesta operativa a su favor. ¿Será que el titular de Movilidad del Estado de México, Daniel Andrés Sibaja González, está también involucrado en la operación de esa red de corrupción que les cuesta a los operadores y permisionarios del sector?
¿Cuánto de lo que se les cobra a los transportistas en el Estado de México le llega a Daniel Andrés Sibaja González, titular de Movilidad en esta entidad? Es sólo una pregunta, porque aparentemente hace muy poco para resolver este factor que tanto daño está causando a los concesionarios.