La defensa de la transparencia y del INAI como conquista social
Este primero de mayo, en atención a la conmemoración y a los sucesos políticos recientes, suspenso la serie de colaboraciones en torno al tratamiento de datos personales biométricos, para sumarme a las voces que reclaman la permanencia de la transparencia institucionalizada en nuestro país, a partir del adecuado funcionamiento del organismo garante nacional en la materia, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, INAI, que remplazó al conocido como IFAI.
La posmodernidad y su plasticidad física y digital que genera una endeble sensación de una falsa asequibilidad a la par de una apropiación fácilmente prescindible, desechable y remplazable, se traslada al ámbito de los derechos, para hacer parecer que siempre han estado ahí y que, posiblemente, la defensa de los mismos, sobre todo de aquellos que se encuentran en proceso de exploración y descubrimiento, como los derechos de última generación, representan un anhelo nihilista, que, en poco aportan para la vida democrática de un país.
Sin embargo, esta fecha se vuelve ilustrativa de las vidas y los sueños en las cuales se encuentran construidos nuestros derechos, que, conforme a la corriente liberal de la ilustración graduaron su nivel de madurez a partir de los estadios de la libertad, la igualdad y la fraternidad, y que, como punto intermedio, encontramos dentro de los derechos económicos, culturales y sociales que representaban la igualdad, el derecho al trabajo es quizá el más emblemático de esta segunda generación y el día de hoy, representativo de la lucha de clases por defender nuestro derecho a la libertad, el cual ha sido moldeado desde diversas aristas para conformar su dimensión actual.
La lucha por limitar la jornada de trabajo hacia ocho horas diarias, apertura la materia y contenido del derecho del trabajo que, a su vez, constituye condición fundamental para el desarrollo individual, de manera generalizada, puesto que no existe la posibilidad de un desarrollo de la personalidad, si el ser humano no cuenta con espacios que le permitan el descanso, el esparcimiento, la reflexión y la innovación, por lo que, esta pequeña conquista social, fue la gran base sobre la cual, actualmente se posibilita la igualdad, es decir, que cualquier persona pueda tener las mismas posibilidades de desarrollo, y que, al día de hoy constituye una gran conquista como un eslabón primordial para la evolución del ser humano a partir de las condiciones que se favorecen con la transparencia, como presupuesto derivado del manejo inteligente de la información y los datos personales, que tejen los pilares de la consolidación de la consciencia humana colectiva a partir de la libertad de expresión y la protección de la privacidad.
Es así que, directa o indirectamente, la libertad es uno de los elementos centrales de la dignidad, y, a partir de estos presupuestos, el logro de la felicidad como fin último del ser humano, pero ¿qué es lo que posibilita verdaderamente la libertad? Y ahí es cuando la humanidad ha ido descubriendo sus condiciones a la par que va develando las capas que le posibilitan esa libertad, pasando a través de esas etapas de derechos, como primer presupuesto, la eliminación de la interferencia gubernamental y la protección de la propiedad privada, fueron solo el primer paso para emancipar a las personas en torno a su esfera individual.
Es así que, la defensa de la libertad sigue siendo parte de un proceso de descubrimiento de la verdadera naturaleza del ser humano, en esta tercera etapa en la que la libertad en el acceso a la información como en el manejo de la propia información que les resulta atribuible, es decir, los datos personales, constituyen los elementos bases de una nueva revolución social a partir de la libertad cognitiva que, a su vez, posibilidad la verdadera libertad de actuación a partir del consumo de la información para la conformación de una consciencia y una creencia.
Esta evolución del pensamiento se encuentra aparejada con una evolución social en el sistema político, en el que, bajo la idea contemporánea de que la democracia representa la mejor forma de gobierno, que, conforma un ciclo particular que, empieza con el voto y termina con la rendición de cuentas, teniendo como presupuesto la participación ciudadana y, para ello, el acceso a la información, así como las garantías de la libertad de expresión y la preservación de la privacidad, como clave de la inviolabilidad de las opiniones y la generación de ideas políticas a partir de los pensamientos, permiten que la ciudadanía pueda crear convicciones y acuerdos en torno a la forma de gobierno y los mecanismos de participación política.
En concreto, el acceso a la información pública y la protección de datos personales brindan transparencia en los espacios públicos con el objeto de que las personas, en lo individual y en lo colectivo, cuenten con los elementos para poder emitir una opinión, y por ende, la calidad de la información disponible resulta fundamental para que la arena pública de las ideas permita el intercambio de las ideas y la generación de propuestas y soluciones para los problemas que aquejan a la sociedad.
Al igual que hace un par de siglos una lucha en torno a una simple idea de libertad de ocupación, posibilitó que hoy en día, tengamos la oportunidad de decidir a partir de una democracia, como parte de ese espacio de opinión que nos queda a partir del espacio de esparcimiento, puesto que, al tener la oportunidad de dedicas un espacio de nuestro tiempo hacia actividades privadas, se genera el espacio de lo público y con ello, la participación política moderno, es así que, en esa misma medida, ese espacio público se ve nutrido de información con calidad sobre el desempeño gubernamental, que a su vez, comprende gran parte de la dimensión de la información disponible en el discurso público.
Esa misma dimensión, tiene la defensa de la creación de instituciones que posibilitan la cultura político electoral y cierran el ciclo de manera completa, para permitir que el gobierno se vuelva la mejor expresión de la libertad de las consciencias en las naciones y que, en particular en México le apostamos a una libertad colectiva a partir de la libertad de creencias, que hoy, nos pone a prueba para que a partir de instituciones como el INAI, hayamos concretado la constitución de medidas de seguridad para nuestra democracia, que nos permitan avanzar sin miedo hacia nuestra evolución política, sin caer en el miedo de que las tentaciones autoritarias del poder nos llevarán de vuelta a los cacicazgos sobre los cuales, tenemos pactos sociales sobre lo que ya no queremos hacer.
Por ello, mi voz se suma a la defensa del INAI como un logro social, que forma parte de la idiosincrasia mexicana para combatir la corrupción a partir de la visualización de lo público, como medio para que la gente pueda decidir su destino político, garantizando que, no exista un solo político que escape de la lupa pública y que, al igual que la luz del sol, la transparencia sea el mejor desinfectante para la vida pública de nuestro país. Es una nueva lucha en la defensa de una conquista, pero es una lucha que a todas y todos nos conviene, y que si bien, al igual que otras figuras en materia de derechos humanos que podrían estar destinadas a desaparecer, dada la coyuntura en la que estamos, todavía estamos muy lejos de ese tiempo. Hasta la próxima.