La derrota
Hay quien llega de paseo a contar los caídos
y disfruta de su maldad para causar perjuicio.
Un día se hallará ante un mayor enemigo
quien despliegue un mejor suplicio.
Nunca hay rival pequeño para la venganza
y los torpes suelen revelar temprano sus armas.
Nada nuevo hay bajo el sol –tampoco–.
Así imaginaba que sería esta contienda;
la de mi lucha, ignorada pelea donde
tuve por ataque la moral prestada,
los años de claustro y un corazón sano
–no sirvió cuando hubo que desenfundarlo–,
pero di la batalla como la fiera que se lanza.
No podrán conmigo ni ahora que cantan
victorias inalcanzables para sus ansias.
Agoté recursos, advertencias, agravios,
mi paciencia y mi perdón se lo fueron llevando
como el botín más caro con el que nunca
habían soñado.
Acabaron de alguna forma, pensaron
que lo lograron, me burlo de su desacato.
En el fondo dejé que pensaran que ganaron.