LA PEREZA
¡Mujer! ¡Mujer! Pásame el antídoto para los alacranes. ─Se escucha el grito de la mujer respondiendo al llamado ─ ¿Qué, ya te pico? ─El hombre contesta ─ No, pero hay viene…
Pero qué le parece, ¿acaso le suena parecido? O ¿le recuerda a alguien en particular? Seguramente si, pero no se preocupe porque para todo hay remedio.
El sabio Salomón hablando de la pereza decía en uno de sus proverbios:
“¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de dormir, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar, y vendrá como vagabundo tu pobreza, y tu necesidad como un hombre armado.”
La pereza es un mal hábito que sin darnos cuenta, poco a poco nos va robando intención, deseo, animo, motivación y anhelo, nos lleva sin percatarnos a la total perdida de expectativas y propósitos de vida. De forma engañosa aprendemos a desechar de forma inmediata las cosas que no nos gustan como por ejemplo: cuando no nos gusta estudiar, cuando no queremos ir a clases o evitar las actividades sociales.
El apóstol Pablo decía a sus discípulos:
“a fin de que no seáis perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas.”
Buscar y seguir ejemplos positivos de vida siempre será una buena estrategia. Un poco de descanso y un poco de reposo y después a continuar el camino que emprendimos o en su caso dar inicio.
Causas de la pereza: perfil de la persona perezosa
La pereza es un estilo de vida que no sale de la nada. Es decir, la persona perezosa presenta unas características concretas que le llevan a tener esta conducta. Conoce las causas de la pereza y los rasgos de la personalidad o los factores ambientales que hacen que una persona sea más propensa a ser perezosa.
Modelos de aprendizaje: generalmente los modelos que han tenido (padres, otros adultos, etcétera) han sido personas que no solían plantearse retos ni hacer muchas actividades. Esta pauta de conducta, a fuerza de repetirla, se convierte en un hábito que define la vida de la persona perezosa.
Miedo: a veces la pereza esconde una evitación cognitiva: con la excusa de que “no me apetece”, en realidad evito enfrentarme a aquello que me da miedo.
Problemas emocionales: un bajo estado de ánimo, la depresión, la dependencia, o algunas fobias, son solo unos ejemplos de cómo algunos problemas emocionales pueden dar lugar a la pereza en personas que previamente no la habían manifestado.
Ausencia de objetivos: cuando no sabemos qué hacer, habitualmente no hacemos nada, cayendo en estados de pereza de diversa intensidad.
Alteraciones médicas que cursan con cansancio, falta de energía o bajo estado de ánimo (por ejemplo alteraciones en la glándula tiroides, diabetes, apnea del sueño, anemia, trastornos coronarios o enfermedades que cursan con dolor como la fibromialgia o la artritis reumatoide). (Fuente de las causas de la pereza: web consultas; escrito por: Dra. Vanesa Fernández López Psicóloga, especialista en emociones)
Bueno, tal cual como acabamos de ver, la pereza puede volverse un verdadero mal crónico, capaz de alterar el buen estado de nuestra vida, inicialmente tal vez, tan solo hablando de aprovechamiento del tiempo, pero enseguida vemos, que es capaz de alterar muchas otras funciones y capacidades del ser humano hasta llevarnos a un estado de derrota y fracaso total.
Por esta razón, es necesario identificar este mal cuando sus primero síntomas aparecen: Falta de ganas por hacer tal o cual cosa, dejar insistentemente las cosas sin terminar o a medias, desmotivación constante, falta de capacidad para tomar decisiones, encierros continuos y desanimo por tener actividad social.
La vida es un torrente de nuevas oportunidades cada día, mi humilde consejo es el siguiente: Levanta la mirada y observa con atención todo lo que esta delante de ti, toda una vida hermosa llena de nuevos motivos, de tantas cosas bellas por vivir, de tanta gente hermosa por conocer y sí, probablemente la vida no sea de color de rosa, pero nadie dijo que sería así. Tanto los aciertos cómo los desaciertos, tienen algo que enseñarnos, cada día trae consigo su propio afán, su propio motivo y justo lo que necesitas para seguir con ilusión tu camino.
Sacude la pereza de tu vida y que no te domine jamás. Suelo decir algo a mi hijo constantemente: ─Jamás por pereza hijo ─ ─nunca dejes de hacer o de intentar tan solo por pereza.─ Haz lo que debas hacer cuando debas hacerlo y experimentaras la gran satisfacción de ver tus logros y tus metas alcanzadas. Dios siempre estará a tu lado.