+ La Universidad Autónoma del Estado de México en riesgo de incurrir en desacato judicial; De un plumazo, los disfrazado de “animalistas” condenan a la extinción la tauromaquia como ya lo hicieron con la actividad circense
La frase:
La tauromaquia es el único arte en el que el artista corre peligro de muerte y en el que el grado de brillantez y la ejecución queda en manos del torero.
ERNEST HEMINGWAY
Las corridas de toros sin violencia ponen en riesgo actividades productivas
La última ocasión en que a los animalistas se les ocurrió prohibir un espectáculo en los que participaban animales provocaron una verdadera tragedia: elefantes, cebras, caballos, simios, leones, leopardos, tigres y muchos más fueron prácticamente abandonados por propietarios de circos que se quedaron sin ingresos suficientes para alimentarlos, por lo que la mayoría fueron sacrificados y unos cuantos más sobrevivieron algunos meses, incluso un par de años, hasta que murieron de inanición en “refugios” a los que también les fue imposible financiar la sobrevivencia de esas especies.
¿Sucederá lo mismo con los toros de lidia que sobreviven en algunas ganaderías del país y con el resto de las personas que se quedarán sin empleo por falta de corridas en las plazas del país?
Quizá la respuesta a esta interrogante llegará en un par de años cuando se haga una evaluación de la efectividad de la decisión impulsada por la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, y de los diputados que la respaldaron desde la Asamblea capitalina.
Lo cierto es que una actividad que, a la fecha, da de comer a miles de familias en la República Mexicana está cerca de provocar otra tragedia ambiental como ya ocurrió con el cierre de los espectáculos circenses que tanto daño hizo en México.
Envueltos en la bandera ecologista, los diputados de la Ciudad de México aprobaron prohibir la realización de corridas de toros “con violencia” en la capital del país, y en su lugar autorizaron una caricatura de “fiesta brava” en la que se darán unos cuantos pases a los toros, exclusivamente con muleta, y antes de 10 minutos, se les devolverá a las corraletas para de ahí trasladarlos a las ganaderías donde volverán a pastorearlos para que todo el mundo vuelva a sus casas –si es que asiste público a ese tipo de corridas– sin ser testigos de espectáculos crueles y sangrientos.
De acuerdo con historiadores, la primera corrida de toros en la Ciudad de México se efectuó apenas 3 años después de consumada la conquista de los españoles, cuando el Cabildo, Hernán Cortés, en 1526 regresaba de las Hibueras.
La obra literaria Las 49 Primeras Veces en la Ciudad de México, señala que las corridas de toros fueron muy relevantes debido a que fueron una muestra de la adaptación de costumbres españolas a la tradición mexicana. Sin lugar a dudas estos eventos se han modificado con el paso de los años y son muy diferentes a cómo eran en la época colonial.
En la evolución de los espectáculos taurinos hay una larga cadena de hechos históricos que ocurrieron en lo que hoy conocemos como México, desde la llegada a la Nueva España de los toros de lidia, su adaptación a las condiciones climáticas y de suelos de estos animales, su desarrollo hasta la formación de un nuevo tipo que destacó por la bravura de su sangre, hasta la conformación en torno a esta actividad de una auténtica industria que hoy conocemos como ganadería de reses bravas, y ahora estamos ante su inminente extinción de algo que nació, creció y se desarrolló a la par que la cultura mexicana.
Así de grave es lo que ocurrirá con la actividad taurina en este país, misma que se encuentra en peligro inminente de extinción, pues al aprobarse esta medida de las corridas de toros sin violencia en la capital del país, inexorablemente la medida se aprobará poco a poco en el resto del país, con el respaldo de la mayoría oficialista que hoy gobierna en México, hasta lograr la extinción de todo lo que integra, lo que hoy se conoce como tauromaquia.
No estoy, al menos por el momento, hablando si se está a favor o en contra de las corridas de toros, lo que es campo de una discusión mucho más amplia y que tiene múltiples aristas que requieren ser analizadas con detalle, sino simplemente del daño ambiental y económico que la medida de la Legislatura de la Ciudad de México traerá.
Hablamos en realidad del ligero y poco serio análisis legislativo que hoy impera en los órganos que tienen a su cargo la toma de decisiones lo mismo en la capital como en el resto del país, con una mayoría absoluta que es capaz de asumir que todo lo que creen y hacen está bien.
Esperemos que no nos vayamos a arrepentir en unos cuantos años y extrañemos a los toros de lidia como hoy se extrañan a los paquidermos, leones, tigres y cebras que ya condenaron una vez a la extinción en los circos del país, y con ellos a cientos de familias que durante décadas dedicaron lo mejor de su esfuerzos a hacer felices a los niños y a entretener a familias enteras que hoy están condenadas a reunirse únicamente en torno a una pantalla para reproducir contenidos en las plataformas digitales. Así se está extinguiendo la convivencia familiar de los mexicanos.

En riesgo de desacato la Universidad Autónoma del Estado de México
Unas cuantas horas le quedan a la Universidad Autónoma del Estado de México para definirse sobre el riesgo de incurrir en desacato judicial al no obedecer la orden del juez Noveno de Distrito en Materia Administrativa, Civil y del Trabajo, Juan Manuel Ortiz Marmolejo, quien concedió una suspensión con efectos restitutorios dentro del Amparo 496/2025-5, con lo que la Comisión Electoral de la UAEMéx debió otorgar el registro a la licenciada Laura Benhumea González, ex directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, como candidata a rectora de la Máxima Casa de Estudios de la entidad.
Hay que recordar que la Comisión Especial Electoral de la UAEMéx ya negó en tres ocasiones el registro a la aspirante a la Rectoría verde y oro. La primera, cuando emitió el dictamen en términos negativos la tarde misma en que Benhumea González presentó la solicitud; la segunda, al día siguiente, cuando a través de sus abogados cuestionó y argumentó la respuesta de la comisión, y la tercera el pasado viernes cuando en términos legales debió responder al dictamen del juez Noveno de Distrito en Materia Administrativa, Civil y del Trabajo.
El desacato es un término jurídico que se refiere a la falta de respeto o incumplimiento de una orden o mandato emitido por un tribunal o autoridad legal. Esta conducta puede ser considerada como un delito y conlleva sanciones legales, como multas o incluso prisión. El desacato es una violación directa a la autoridad judicial y puede afectar negativamente el desarrollo de un proceso legal.
De acuerdo con lo que establece la ley, quien incurre en desacato puede hacerse acreedor a una sanción administrativa o penal. En este caso, al ser presidente del Consejo Universitario, y como máxima autoridad de la Universidad Autónoma del Estado de México, el rector Carlos Eduardo Barrera Díaz, sería el depositario de cualquier sanción que ordene el Poder Judicial, del cual provino la orden que no se ha cumplido, de reinstalar como candidata a la ex directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Así, Barrera Díaz podría perder su actual cargo y empleo a pocos días de concluir su gestión al frente de la Máxima Casa de Estudios en la entidad, o bien hacerse acreedor a una multa económica, y, en el peor de los casos, perder su libertad y terminar en prisión. Quedan unas horas para que se decida el futuro del actual Rector o bien que la institución se pronuncie formalmente sobre la orden del juez.
