LOS CUATRO ROSTROS

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Pero el tiempo nos cobra
tajadas de vida;
convierte la altiva flor
en sombra desmemoriada.
Guadalupe Cárdenas.

 

 

Querido y aguzado lector, espero esté muy bien, le saludo con el gusto de siempre y en la espera de que esté disfrutando de los días de otoño que nos regala nuestra ciudad, con días soleados y vientos refrescantes, noches aterciopeladas y resplandecientes de luz de luna.

En este tenor de imágenes evocadoras, y el fragmento de un poema como epígrafe, para hablar de la poeta Guadalupe Cárdenas, una mujer por demás prolífica en términos escriturales y como mujer.

Guadalupe llega a convertirse en la mujer de Los Cuatro Rostros de Abril, como se titula su más reciente libro. Cárdenas se inspira en la Mujer que fue y sigue siendo, y en las mujeres que circundaron su vida a lo largo de poco más de 90 años.

Nace en la ciudad de México en 1930, “entre dos fuerzas vivas: /sombra y agua”[1], la sombra de lo desconocido, de aquello que encontrará en la penumbra de la poesía, en la vida misma, el agua de la palabra que fluye en ella como manantial interminable del elixir de la vida eterna.

Guadalupe es la niña, la nieta, la madre, la abuela, la amante, la compañera, la mujer: Instantes acumulados, /edificio de los días /inteligencia en expansión…[2] que no detiene el tiempo, que no intimida el final de los días, y desafía el guiño del machismo.

La mujer que juega e hizo de las palabras sus manos y piernas, el grito de miles de mujeres, que viven en “un sueño remoto…”[3], “Semilla que desprende /aroma y canto de ruiseñores /desata soles en crescendo al erigirse en diosa de la tierra.”[4] El sueño de mujeres tomadas desde niñas por los lazos del machismo y las buenas costumbres, mujeres amagadas por la violencia disfrazada de romanticismo, de mujeres sepultadas en vida por la maternidad tóxica de entregar hasta el último aliento por los hijos, mujeres enterradas y masacradas tan solo por ser mujer y no poder demostrarse diosas de la tierra.

La voz de Guadalupe Cárdenas es un susurro de esperanza, un abrazo que sostiene y acompaña, “No claudicaremos: / nos alienta esperar /el supremo instante de ver /una flor amarilla a la vera del camino.”[5] Cada sol del amanecer es esa flor amarilla que nos brinda una nueva oportunidad, “Sólo este tiempo tenemos.”[6]  Nos dice una mujer que llega a sus 92 años rodeada de su familia, con 10 libros publicados y recientemente homenajeada en el Palacio de Bellas Artes.

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), en colaboración con la Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México, rindieron homenaje a la poeta, narradora y periodista Guadalupe Cárdenas, en el marco de las celebraciones por su 90 aniversario. [7]

Poeta, narradora y periodista, Mujer. Pluma que cercena alma, piel y huesos, grito implacable,  se crea y se transforma, que viaja en el viento y en su obra literaria, en la mirada de quien lee, en el corazón de quien se deja poseer por el llamado lírico de la diosa de la tierra que nos habita y que en muchas pernocta.

“…El sueño se nutre de su propio abandono: /ella y él convierten en el terreno recinto en paraíso.”[8]  Ella, todas, la diosa de la tierra, que comparte el paraíso con su compañero el hombre, su amante, su cómplice, su amor. 

 

“Pasó del deslumbramiento /del amor fugaz /sólo queda la noche estival /que con dulce aleteo /recoge sus alas y huye.”[9] Como huyen tantos amores, como huyen tantas almas conocidas, cuando huyen también los amigos que no son amigos.

“Tuvimos un tiempo… /un espacio… aquellos días /de las doradas hojas /cubriendo el sendero.”[10] Ese tiempo que sabía a segunda primavera, ese tiempo que parecía también, antesala al invierno y que Cárdenas renueva en “…una fatua ilusión.”[11] De juventud venida a herida, de tiempo que se desangra en años y cicatriza en la memoria de la piel.

Donde el espíritu y el intelecto es la fuerza que nos mantiene y “Y desde siempre /encontrar el amor que la vida emana.”[12], porque es lo que nos mantiene, es la vida misma lo que inspira, diría la poeta Guadalupe y que al mismo tiempo evoca a la muerte para tomar consciencia del tiempo, del ahora, recobrar el asombro que debería inyectarnos de vida cada día como “…cuando valsaba libremente /con los ojos maravillados de hazañas.”[13]

Hazañas que se vuelven los cimientos de los “edificios de los días”, como los llama Cárdenas, hazañas que impregnan los pulmones de suspiros vivificantes y llenos de nostalgia del ímpetu del tiempo transcurrido.

“En estos tiempos
sólo un puñado de locos
atrapa instantes de vida verdadera.”
[14]

Porque es en el día a día en que uno aprende a identificar la vida verdadera, en las hazañas de la niñez, en los arrebatos de la juventud, en el misterio, “…infinitas /la ansiedad y la nostalgia.”[15] En asombro de la memoria y el alma transformada que ya tan solo parece aguardar “la barca esperanzada /de la tranquilidad.”[16]

 

Guadalupe Cárdenas no da estas pautas desde su longevidad sino con la certeza de poeta:

 “…y encuentra, en su locura
lo indefinible, lo cierto,
lo bello que se esconde
en cada símbolo de todo abecedario.”
[17]

El abecedario que nombra y crea, que da vida. Así muestras sus rostros y los rostros de la vida, de la Mujer, del ser humano.

Es la obra de una mujer que dice que: Sin la poesía, sin haber escrito, yo no concibo haber vivido.

Aquí la invitación, querido lector, para acercarse a la obra de una poeta ya sentenciada  a la eternidad como decía de sí misma la poeta Pita Amor.      

[1] Cárdenas, G. (2022). Los cuatro rostros de Abril. Sociedad Filatelia Querétaro, A. C.

[2] Op. Cit., 14.

[3] Idem., 16.

[4] Op. Cit., 25.

[5] Op. Cit., 26.

[6] Loc. Cit.

[7] INBAL., (2022). Con emotivo homenaje, celebran 90 años de la poeta Guadalupe Cárdenas. En: https://literatura.inba.gob.mx/7681-con-emotivo-homenaje,-celebran-90-a%C3%B1os-de-la-poeta-guadalupe-c%C3%A1rdenas.html

[8] Cárdenas, G. (2022). Los cuatro rostros de Abril. Sociedad Filatelia Querétaro, A. C. P.p. 31

[9] Op. Cit., 37.

[10] OP. Cit., 43.

[11] Op. Cit., 45.

[12] Op. Cit., 55.

[13] Op. Cit., 68.

[14] Op. Cit., 71.

[15] Op. Cit., 72.

[16] Op. Cit., 73.

[17] Op. Cit., 75.