+ Los trabajadores de la salud siguen esperando las promesas laborales que les hicieron cuando los necesitaban por la pandemia; a 100 días de los gobiernos municipales, muchas promesas incumplidas
La frase:
De héroes, a villanos ignorados; los integrantes del sector Salud.
LAMENTABLE
Salud, trato distinto después de la pandemia
Los usamos cuando los necesitamos y hoy nadie voltea a verlos. Esa es la conclusión de la lamentable situación que viven hoy médicos y enfermeras del sector salud federal y estatal –si es que todavía existe—pues a cinco años de la pandemia más terrible que ha enfrentado la humanidad en la época moderna, ya nadie se acuerda de ellos, hay cierto desprecio a la tarea que realizan y la autoridad gubernamental los trata con la punta del zapato.
Todos recordamos hace cinco años, en plena pandemia de Covid-19, que ellas y ellos eran prácticamente los héroes, gracias a quienes algunos quedamos hoy todavía con vida, pues fueron momentos lamentables en los que muchos seres queridos partieron irremediablemente ante la falta de una cura eficaz, por lo menos en los primeros dos años de ese fenómeno sanitario que a todos nos costó mucho.
Pese al pésimo manejo que el gobierno federal hizo de esa situación de emergencia sanitaria, pensando que el fenómeno sería pasajero y sin importancia, los que sacaron la cara por la humanidad fueron precisamente integrantes del personal sanitario: médicos, enfermeras y paramédicos, quienes casi desfalleciendo daban la batallas en las peores condiciones, pues nadie sabía lo que enfrentaría y los hospitales se saturaron de personas enfermas a las que les urgía atención, y fueron ellas y ellos los que nos sacaron delante de la emergencia.
Es cierto que los buenos resultados fueron más bien producto de un esfuerzo personal que de la organización de los gobiernos, los cuales estaban empeñados en ocultar la realidad, en dar largas al asunto y en prometer lo que nunca cumplieron. Y tan no cumplieron que a la fecha se sigue padeciendo de lo que desde entonces se prometió, pues nuestros gobiernos, comenzando con el de Andrés Manuel López Obrador, convocó entonces, a los profesionales de la medicina a entrarle a la dramática situación prometiendo que todos tendrían mejores salarios y condiciones laborales adecuadas.

Es cierto que al principio se careció, por ejemplo, de mascarillas, porque el mundo entero no estaba preparado para esa necesidad, ni los más grandes productores de cubrebocas, por ejemplo, pensaron que algún día tendrían una demanda de ese tamaño, por lo que tuvieron que pasar algunos meses para que el mundo reaccionara, las fábricas de esos aditamentos se pusieran a producir y se logró que por lo menos cada uno tuviera ese tipo de protección.
Pero las secretarías de Salud federal y estatal prometieron desde el principio que todos los médicos, enfermeras y paramédicos del país recibirían un trato preferente porque ellos eran la “primera línea” de batalla contra la enfermedad, y ahora resulta, a cinco años de esa situación, que muchos de esos trabajadores continúan esperando las plazas laborales que les prometieron.
Y eso no ha cambiado, hoy en el sector Salud federal, el sistema IMSS Bienestar con el que se dijo que se solucionarían muchos de los males en esa materia, sigue sin cumplir todo lo que se prometió en el sexenio pasado. No hay plazas para todos los médicos, enfermeras, paramédicos, afanadores y todo el personal de las clínicas y hospitales.
Ya ni hablemos de las necesidades materiales que se enfrentan en las clínicas y hospitales del sector público, pero específicamente lo que no hay ni un paso hacia el frente, y sí varios hacia atrás, ha sido en materia de basificación de los profesionales de la salud.
Sólo en el caso específico del Estado de México, se calcula que actualmente el 45 por ciento de las enfermeras y médicos siguen esperando firmar sus contratos laborales. Muchos de ellos no saben si laboralmente trabajan para la desaparecida Secretaría de Salud del Estado de México o ahora ya pertenecen a la burocracia federal a través del famoso IMSS Bienestar.
La indefinición laboral es el signo de los tiempos en el sector salud del Estado de México, ese ha sido el motivo principal de tantas manifestaciones, marchas y paros en clínicas y hospitales mexiquenses, algunos de ellos viven ya desde hace más de seis meses con banderas en sus fachadas en las que se informa a los usuarios que el hospital está en “paro”, aunque siguen atendiendo por su ineludible compromiso con la salud y la vida que afortunadamente distinguen a médicos y enfermeras.
Si los trabajadores de las clínicas y hospitales en realidad pararan actividades, simplemente sería un caos del tamaño del mundo lo que se registraría en ese sector, pues lamentablemente caerían como pajaritos en contingencia ambiental muchos de los pacientes y sus familiares que siguen esperando horas y horas fuera de los nosocomios para poder acceder a una consulta médica, aunque sea de pésimo servicio.
Del abasto de medicamentos, ese que se iba a resolver antes de terminar el mes marzo, como lo anunció en su oportunidad el titular de Salud del país, simplemente es un asunto que seguimos esperando atentos que algún día se resuelva y alguien se tiente el corazón y atienda esa situación inhumana que hoy se vive en la mayoría de las farmacias del sector público, donde simplemente no hay nada.
Hoy el país vive una situación dramática en la que todos los días los familiares de las personas que lamentablemente están enfermas tienen que recurrir a recursos propios para comprar medicamentos con precios inalcanzables en algunos casos, aunque la autoridad federal tendría que enfrentar esos gastos, pues la salud es un derecho constitucional al que tendría que hacérsele frente.
No es cuestión de gusto y mucho menos de colores o partidos políticos, pero en realidad hemos incumplido con todo aquello que se prometió antes, durante y después de la pandemia de Covid-19, hace ya cinco años, y los partidos políticos siguen echándose la “bolita”, responsabilizándose de las carencias que ninguno de ellos ha sido capaz de atender, con conductas lamentables en las que nadie puede responder a los usuarios, quienes son los únicos que enfrentan la pésima situación que otros les endosaron.
A 100 días de los gobiernos municipales
Se cumplen ya los primeros 100 días del inicio de las actuales administraciones municipales del Estado de México y es momento de hacer una evaluación sobre los avances logrados por quienes ahora dirigen los gobiernos más cercanos a los ciudadanos.
No es cuestión de repartir culpas, pues casi todos arrancaron en igualdad de circunstancias, a excepción de aquellos que lograron la reelección, pero también a ellos les está afectando el ambiente de incertidumbre financiera que enfrenta actualmente el país.
Pocos resultados se observan en aquellos programas y obras que tapizaron las promesas del periodo de campaña, salvo en algunos casos que pueden ser considerados como “garbanzos de a libra”, pero en la mayoría de las localidades mexiquenses el pretexto es el mismo: que los dejaron con las arcas vacías, que todavía están pagando deudas que les heredaron o que simplemente están esperando que algún día les lleguen los recursos federales y estatales.

Si bien la meta de los 100 días es simplemente una ilusión política que se creó hace algunas décadas para demostrar que los nuevos gobiernos eran muy capaces porque hacían más cosas en menos tiempo que sus antecesores, la verdad es que los resultados en esta materia son mínimos y a los ciudadanos no los tienen nada conformes.
Es momento de dejar atrás los pretextos, de meterle dinamismo a la tarea de gobierno y demostrar con hechos palpables que son mejores para hacer que lo que fueron para prometer. Los ciudadanos esperan respuestas concretas, sobre todo en materias como seguridad, servicios urbanos y programas sociales, materias en las que se dijo mucho cuando buscaban el voto y que, a la fecha, falta mucho por hacer.