Nuevo orden

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No había tenido oportunidad de ver la cinta Nuevo orden del director mexicano Michel Franco, célebremente famoso por largometrajes polémicos como Después de Lucía, Las hijas de Abril o El último paciente (con un Tim Roth como protagonista).

Se trata de una película que evidencia la desigualdad social, tan real en nuestro país, esbozando la teoría del hartazgo al punto de romper con las normas para clamar por justicia; los muy puristas dirán que la trama está fuera de contexto y que lo que verdaderamente hace es victimizar a las clases altas en manos de unos irracionales hombres y mujeres cuya única motivación es el odio por el odio mismo.

Me permito diferir; lo que vemos en pantalla es la actitud arrogante y mezquina que, algunas personas tienen, porque suponen que todos los privilegios que poseen reflejan un estilo de vida normal, sin percatarse que sus condiciones son lejanas de la realidad que muchas personas viven y les hacen insensibles a las necesidades de los demás.

Muchas de ellas están acostumbradas a despreciar a quienes, por la razón que se les ocurra, son diferentes o indignos de merecer su saludo; desafortunadamente estas conductas son aprendidas desde el seno familiar, en tanto padres y madres de familia se encargan de ejemplificar a sus hijos que el hecho de tener una posición económica holgada les da derecho a ser despectivos con el mundo.

Toda paciencia tiene un límite, ¿nos hemos preguntado qué sucedería si todas esas personas agredidas sistemáticamente decidieran levantar la voz?, esta es la premisa que se plantea y que nos debe poner a pensar.

En efecto, cuando el caos domina a las sociedades, todo se convierte en zona de riesgo y habrá, como siempre, quienes busquen sacar el mayor provecho de las circunstancias para echar agua a su molino.

La cinta refleja ese caos, acrecentando conductas que en este momento ya tienen cabida en el paradigma de muchos otros; corrupción, compra de favores, injurias, encarcelamiento de inocentes y un inadecuado ejercicio del poder.

Esto último, es el pan de todos los días en las diferentes instituciones del país, quien llega al poder ve en su cargo la posibilidad de vengar todas aquellas afrentas que ha venido acumulando con el paso del tiempo y construye su nuevo orden con base en las creencias que tiene y en los sabios consejos de aquellos que se convierten en sus súbditos e incondicionales. 

Decisiones de esa naturaleza, van abonando al enojo personal, social e institucional y son capaces de nublar el sentido común o la paciencia; es decir, las probabilidades de que esa olla exprés acabe por explotar, son más altas.

Por ello, es importante hacer saber a quienes ostentan un cargo, el que sea, que deben ser empáticos, conscientes y humanos; y quienes les apoyan deben comprender que entre más alto estamos, mayor responsabilidad tenemos y es menester ponernos al servicio del otro para generar acuerdos.

Ni el conocimiento, ni el dinero, ni la posición jerárquica, ni el reconocimiento público son razones válidas para denigrar a nadie.

Esta cinta, recomendable, debe hacernos reaccionar un poco, no sea que encontremos ese nuevo orden a la mala.