+Pedro Ángel Palou, escritor que vendió ropa, fue árbitro del futbol profesional, rector de la UDLA y maestro de tiempo completo en la Tufts University

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La frase:

Querer es poder

REFRÁN POPULAR

 

VENDEDOR, ÁRBITRO Y ESCRITOR, PEDRO ÁNGEL PALOU

 

Con 57 años de edad, el escritor poblano Pedro Ángel Palou, ha sido vendedor de ropa, árbitro de futbol profesional (su hermano Ignacio fue portero y actual directivo e Xolos de Tijuana), chef y de los buenos, rector de la Universidad de las Américas en Puebla, funcionario público (Secretario de Cultura en el gobierno de Melquiades Morales), conductor de TV y actualmente es maestro de tiempo completo en la Tufts University y Jefe del Departamento de Lenguas Romances en Boston EU.

 

Por cierto escribió El último campeonato mundial en donde son jueces de línea Rubén Bonifaz Nuño y Juan José Arreola, con árbitros como Julio Cortázar y Pedro Palou Pérez, padre del autor, quienes utilizan reglas muy diferentes a las de FIFA, por ejemplo la regla 4 dice: -El árbitro podrá sancionar con arma blanca –tajo  leve de cuchillo- a quien infrinja por primera vez el reglamento, y con arma de fuego –herida  leve o de muerte- según sea el caso a quien reincida en tal conducta.

 

Desfilan en esta apocalíptica historia Oswaldo Soriano como goleador de la selección Argentina o Juan Villoro como integrante del equipo Taqueros. Son 16 equipos participantes, donde el futbolista menor tiene 48 años de edad y el mayor 73, o como personajes que con sus frases y poemas dan vida a la novela, sin dejar de lado a Ángel FernándezIssac Wolfson ya fallecido pero gran maestro de la estadística de futbol, de origen poblano, asó como César Luis Menotti.

Platiqué con él en la Fil de Guadalajara y esto fue lo que me dijo:

¿Por qué le pusieron Generación del Crack al grupo que formaste junto con Jorge Volpi e Ignacio Padilla?

Es muy curioso porque ha sido un nombre que ya se quedó, pero es un nombre que puso más bien la prensa, lo que nosotros inventamos o salimos un día en 1994 a la luz fue con un manifiesto que se llamaba Las novelas del crack, nunca nos llamamos a nosotros mismos generación.

Había cinco novelas que se parecían mucho que nosotros decíamos que hacían crack, es decir que hacían una fisura en la tradición mexicana en vez de boom, un juego onomatopéyico, en vez de una explosión era una crack, una fisura, ya es inevitable en todos lados lo dicen, la generación del crack como si hubiéramos bautizado a una edad completa y a los novelistas nacidos en los 60 y no estas cinco novelas que se parecían y que tenían muchas similitudes en el 94.

Entonces no fue en respuesta al boom.

Claro, era más bien un juego decir esto no es el boom, aquí no hay una revolución literaria en sí, sino hay una pequeña fisura, una pequeña ruptura con lo que se está haciendo ahora recientemente, pero no con la vieja tradición literaria, justamente lo que queríamos era emparentarnos con las grandes novelas del boom.

Si uno lee el Manifiesto del crack ahí se habla muy bien de las novelas totales, de las novelas que generan un universo, las novelas que a las que estamos acostumbrados a leer antes latinoamericanas, novelas justamente tipo Conversación en la catedral o tipo Terra Nostra o tipo El obsceno pájaro de la noche de José Donoso.

Pedro.

Por cierto, leíste Terra Nostra.

Sí claro, dos veces ya.

¿Qué te pareció el personaje de la enana Barbarita?

A mi me encanta Terra Nostra porque es el Carlos Fuentes en la plenitud de su afición, capaz de jugar con todo, de lograr unas cosas ciertamente locas, carnavalescas, mezclando tiempos, entre el tiempo de Felipe II y como él siempre dijo los tiempos de México y construir una especie de lectura de las raíces comunes, incluido toda la árabe.

Los personajes de corte de los milagros, son interesantes, pero en general toda la novela me parece interesante.

Por lo que se ve dentro de esta Generación del crack son autores exitosos.

Ha sido una labor de muchos años, todos empezamos muy jóvenes y cada uno ha tenido una trayectoria distinta, es lo que he insistido mucho desde que empezó el Crack, uno es un grupo literario cuando empieza y otra cosa es lo que va siendo la trayectoria individual de cada uno de sus miembros.

Este es un grupo tan raro que no exige ni adhesión a una estética, ni a un tope, no es como el surrealismo que si no le hacías caso a André Breton te expulsaban, en el Crack no puede haber expulsados porque no hay una estética necesariamente, tienes que escribir con estas características.

No es nada parecida por ejemplo estilísticamente la literatura de Nacho Padilla con la de Jorge Volpi o la de Eloy Urroz.

¿Cómo nació tu vocación de escribir?

Muy joven. Soy de Puebla y ante el impacto de esa maravillosa biblioteca que es la Biblioteca Palafoxiana y de la directora que era mi amiga desde que era muy niño y me ayudó muchísimo, me enseñó a apreciar la lectura, algo que no se hace mucho pero que se hace en música, la apreciación musical estos profesores que te enseñan a oír.

Ella me enseñó a escuchar a Jorge Luis Borges, me enseñó a escuchar la poesía mexicana y me abrió mi vocación literaria.

¿No fue por imitar a su padre?

No, mi padre es historiador, más bien dije es muy curioso lo que pasa siempre con los adolescentes, siempre dije que escribía literatura porque no era historiador como mi papá y terminé estudiando un doctorado en historia y escribiendo novelas históricas.

Nunca hay que decir en la adolescencia que uno no se quiere parecer a su papá.

¿A propósito del boom qué novelas te inspiraron?

Es muy difícil, creo El otoño del Patriarca, la más redonda, la más completa, la literariamente más impecable no sólo de García Márquez, de todo el grupo, pero puestos a elegir es difícil porque tienes por lo menos una de cada uno excepcional.

De Vargas Llosa con qué te quedas La guerra del fin del mundo o Conversación en la Catedral, creo que con las dos y a la larga de Fuentes creo que la más importante novela en la historia que se leerá dentro de 300 años es la Muerte de Artemio Cruz.

 

¿Y de Cortázar?

De Cortázar los cuentos, no las novelas, curiosamente leí hace poco Rayuela para enseñarla en clase y hay muchas cosas de Rayuela que hoy suenan de época, en cambio los cuentos son intemporales, los cuentos de Cortázar son perfectos.

Sigo acordándome de frases enteras y de todos los episodios por ejemplo de Carta a la señorita en París, de Casa tomada o de Todos los fuegos el fuegoLas babas del diablo.

 

¿Hubo alguna disputa entre el Crack y el grupo de la Onda de José Agustín?

No nunca, nos conocíamos algunos de nosotros, yo era por ejemplo amigo de José Agustín, de René Avilés Fabila que él mismo dice que no es de la Onda pero todo mundo los sabía juntos, hay que recordar que aunque ya no se habla mucho de él como parte de la Onda, uno de los más importantes es un poblano, Juan Tovar amigo de mi padre, de mi familia y de mis primeros lectores.

Son literaturas muy distintas, pero entre el Boom y la Onda en México después hubo una generación que no tiene nombre que es de los nacidos entre en los 50, 54, 56 la generación de Carmen BoullosaHéctor Lara Zavala, escribió muy distinto no es ni la Onda, no es esta revolución juvenil que nosotros vivimos como país mucho antes que eso fuera una moda.

Chile necesitó a Fuguet, veinte años después cae la dictadura apenas su literatura de la Onda, nosotros la teníamos cuando había que tenerla, cuando el movimiento Beath todavía era vigente.

Nunca hubo una disputa y siempre nos llevamos muy bien y nos leemos respetuosamente.

El libro del Mundial.

También estaba Parménides García Saldaña.

Bueno claro, es una pregunta interesante, nunca he discutido con mis compañeros de grupo el caso de Parménides ni otros escritores a la mejor menores, no, el autor de Pasto verde, pero pienso en Jesús Luis Benítez que se quedó escribiendo cuentos.

Tengo la gran ventaja de que a mí me forman literariamente Miguel Donoso Pareja y David Ojeda que son de esa generación, Miguel había venido de Ecuador y fue el creador de casi todos los talleres literarios de provincia que se hicieron en el país y David Ojeda fue uno de sus alumnos.

Ese mismo grupo donde estaban Roberto BravoAlberto Huerta que escribió un libro muy onda en ese momento que se llama Ojalá estuvieras aquí que fue Premio Nacional de Cuento, yo los leía a todos, pero como parte de la educación sentimental de un joven que se forma con uno de ellos, con David Ojeda.

Creo que sí, este país es tremendamente centralista es una gran ventaja, cuando voy al DF me doy cuenta que el 90 por ciento de su tiempo lo gastan en greñas de café de tercero y cuarto nivel y en chismes intelectuales.

Al no pertenecer a un grupo necesariamente de poder que vino a ser provincia no tenemos que estar en contra o a favor, no pertenecemos a estas camarillas que se disputan hasta como los perros territorialmente el DF y que si están en la cantina La Guadalupana o van al Hijo del Cuervo, o van al café del Péndulo o al centro o se van a chupar a la Nacional.

Tenemos esa gran ventaja, pero el hándicap nos pasa muchas veces es que si no nos va muy bien con un libro no te voltea nunca a ver otra vez una editorial comercial, pero parte de los escritores amigos míos por ejemplo siguen editando en editoriales estatales o universitarias.

Cuando publicaron algún libro en una editorial comercial por la propia lógica de que no viven en el DF, no vendió y se clausuraron el futuro ante las editoriales comerciales, ese sí sería el gran hándicap. (Continuará)