Perdida
En el fondo del primer y último bolsillo,
en el anecdotario de un tímido,
ahí donde el viento gira intempestivo
y prometí no ilusionarme contigo,
lejos, tan lejos del buen criterio,
de la mente fría, ordenada y limpia;
tan cerca del desaguisado del griterío,
en este país que se baña en odios
antiguos y sueña con hidrocarburos.
En el centro de mis torbellinos
de mis caprichos oscuros y finos,
un poco apartada del materno camino,
más bien hundida hasta el cuello
en el más ominoso desprecio afectivo,
como la serpiente saliendo del paraíso,
los dinosaurios despidiéndose del mundo,
el psicópata integrado sediento de futuro,
así me extravío en cada intento de fingirlo
cuando la gente me pregunta por mi rumbo
por el último crimen que dejé inconcluso
sonrío como si de eso dependiera un seguro
de vida, de muerte, con facilidades de uso.
Perpleja me pregunto todavía por las mañanas
¿A dónde he ido, quién me regresa el saludo
que escucho en mi cabeza mientras me aniquilo?