Siempre adelante
La vida, porque así es de voluntariosa, nos ofrece desafíos que parecen insuperables. Nos encontramos con obstáculos, problemas que nos agotan, decisiones que nos parecen imposibles de tomar y que poco a poco, se comen nuestras energías.
En esos momentos, es natural sentir que todo está en nuestra contra, que el peso de nuestras dificultades es demasiado grande para soportarlo. Sin embargo, hay una verdad fundamental que debemos recordar: siempre podemos seguir adelante, no importa cuán difícil se vea el camino.
Enfrentarse a problemas es parte del proceso de crecer; cada dificultad, cada lucha, no es más que una oportunidad para aprender y fortalecer nuestro carácter, en este sentido la resiliencia no se construye en tiempos fáciles, sino cuando nos enfrentamos a lo inesperado y encontramos la fuerza para seguir avanzando. Todos tenemos dentro de nosotros esa capacidad, esa chispa de determinación que nos empuja a no rendirnos.
Es importante recordar que los momentos más oscuros no duran para siempre y aunque ahora las cosas puedan parecer desmoronarse, lo que vemos como un final es sólo el comienzo de una nueva etapa.
A veces, nada más necesitamos tiempo para comprender que nuestros fracasos no son señales de debilidad, sino trampolines hacia la transformación (perdón por la palabra), y cuando las dificultades parecen desbordarnos, es el momento perfecto para hacer una pausa, reflexionar y encontrar una nueva perspectiva. Es muy probable que el obstáculo que enfrentamos nos está enseñando algo importante que, más adelante, tendrá un impacto positivo en nuestras vidas.
Nunca debemos subestimar el poder de la perseverancia, recordemos que en el devenir de la historia, las grandes conquistas nunca se lograron de la noche a la mañana; requirieron paciencia, esfuerzo y, sobre todo, fe en uno mismo.
De nueva cuenta, y perdonarán la insistencia, es importante hacer un ejercicio de reflexión profundo, sólo así podremos confiar en nuestras habilidades y capacidades.
Aunque el camino pueda parecer largo y sinuoso, cada pequeño paso que damos nos acerca más a la meta. El progreso, por más pequeño que sea, es progreso, y eso siempre debe celebrarse, de repente queremos que las cosas cambien de un segundo a otro y eso no siempre es la constante.
No hay fórmula mágica para sortear los problemas de la vida, pero sí existe algo más poderoso: nuestra voluntad de seguir adelante; si caemos, nos levantamos, si tropezamos, aprendemos a caminar con más firmeza. No importa cuántas veces nos sintamos tentados a rendirnos, siempre hay una razón más para seguir luchando. Esa razón es nuestro deseo de superarnos, de lograr lo que creíamos imposible.
Así que, en los momentos de incertidumbre y dolor, recordemos que somos capaces de mucho más de lo que creemos. Si seguimos confiando en nuestras fuerzas y no perdemos la esperanza, no habrá problema que no podamos superar.
La actitud es importante, al igual que el enfoque que demos a las cosas; bien dice la frase de George Bernard Shaw, cometer errores en la vida no sólo es más honroso, sino más útil que vivir sin hacer nada.