Siempre adelante

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En un mundo que avanza constantemente, uno de los mayores desafíos es mantener una actitud de apertura frente al conocimiento y al cambio; a menudo caemos en la trampa de creer que lo sabemos todo o que nuestros conocimientos son suficientes para afrontar cualquier situación; sin embargo, esta mentalidad de suficiencia limita nuestras posibilidades de crecimiento personal y profesional. Abrir y romper paradigmas es esencial para continuar evolucionando y enfrentar a un entorno cada vez más dinámico.

Uno de los primeros pasos es reconocer que siempre hay algo más que aprender, no importa cuán experimentados o capacitados nos sintamos; el conocimiento es vasto y está en constante expansión. La arrogancia de suponer que ya hemos alcanzado la cúspide del aprendizaje nos ciega ante las oportunidades de seguir mejorando. 

Mantener una mente abierta es clave; debemos aceptar que lo que sabemos hoy podría cambiar mañana, y que hay muchas perspectivas y enfoques que aún no hemos considerado.

La preparación permanente es otra cualidad esencial, es innegable que vivimos en una era donde la información fluye rápidamente y podemor ser obsoletos rápido. Aquellos que se preparan de manera continua son los que logran sobresalir, máxime si se encuentran en una posición jerárquica, porque idealmente deben ser la elite de un grupo de trabajo.

Esto no significa sólo adquirir conocimientos teóricos, sino también desarrollar competencias emocionales, sociales y éticas que nos permitan enfrentarnos a la complejidad de nuestro mundo; la preparación no es un acto aislado, sino un proceso constante de adaptación y renovación.

La humildad juega un papel crucial en este camino de crecimiento, ser humilde no nada más es reconocer que no lo sabemos todo, sino también ser conscientes de que el conocimiento no es un terreno de competencia, sino de colaboración. La verdadera sabiduría no radica en tener todas las respuestas, sino en saber cuándo y cómo buscar las preguntas correctas.

Todo dependerá de la postura que asumamos ante el reto; una actitud de crecimiento es entender que el aprendizaje no tiene fin y es cierto cuando se asegura que no importa cuántos títulos o logros tengamos, siempre hay algo nuevo que descubrir. Las personas con mentalidad de crecimiento no ven los fracasos como un obstáculo, sino como una oportunidad para aprender y mejorar. Esta mentalidad permite adaptarse a las circunstancias cambiantes sin perder la motivación o la resiliencia.

Por último, ser mejores no sólo implica un crecimiento personal, sino también la capacidad de ayudar a los demás, es triste ver que muchos líderes, con un doble discurso, que lejos de buscar apoyar, incentivar, enseñar, fortalecer o rescatar a sus colaboradores, por el contrario, buscan eliminarlos porque son incapaces. ¿En donde queda el reto de mostrar un liderazgo positivo?

Ahí tenemos una asignatura pendiente, médicos que son directores de hospital sin haber dado consulta nunca; abogados que son cabeza de algún despacho sin siquiera haber litigado, arquitectos que jamás han construido, y demás ejemplos de teóricos sin congruencia.

En la vida, hay que tener hambre por saber más y no caer en zona de confort; Sócrates, nos deja frases lapidarias que pocas veces consideramos: Sólo hay un bien: el conocimiento; sólo hay un mal: la ignorancia; El orgullo divide a los hombres, la humildad los une; El camino más noble no es someter a los demás, sino perfeccionarse a uno mismo.

¿Por qué no ir siempre adelante?

horroreseducativos@hotmail.com