¿TAXI?

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Querido y aguzado lector, espero que esté comenzando de la mejor manera el año que va veloz, ya tuvimos nuestro primer fin de semana largo y ya estamos en el segundo mes del año.

Y con el segundo mes, el golpe de realidad después de las fiestas de fin de año, los pagos de impuestos y con ello tenemos más que suficiente, para que algunos, estemos en dificultades o frente a desafíos para vivir, y algunos para sobrevivir. Aunque escuchamos en las noticias que la economía está emergiendo y que nuestra moneda parece sólida, la realidad en las calles es algo distinto, los sueldos apenas alcanzan y el buró de crédito crece.

Esto viene como un intento de comprender las más recientes acciones de unos taxistas en Cancún, que bajaron a unos turistas extranjeros cuando viajaban en una unidad particular de un servicio privado de viajes, que se solicita a través de una aplicación móvil. Esto como protesta ante el inicio de operaciones de plataformas que ofrecen el servicio de movilidad mediante una aplicación.

Al parecer, la inconformidad por la operación de estos particulares en varios puntos de Quintanar Roo, Cancún, Chetumal, Cozumel, Riviera Maya, viene desde 2016, cuando se les suspendió el permiso de operación por no contar con los permisos suficientes. En años posteriores lograron los permisos, pero había un acuerdo de concesión con los sindicatos de taxistas para operar, que impidió nuevamente el trabajo a estos particulares. Pero fue hasta hace unos meses que un juez federal rectificó los acuerdos de concesiones en el que se reconoce a los particulares, como eso, como particulares, no como transporte público, como son los taxis, lo que llevó al Tribunal Colegiado a dar los permisos de operación y reconocer que Quintana Roo no podía regular estas aplicaciones.

Llegó el descontento al ver que muchos usuarios prefieren las tarifas competitivas que ofrecen a veces estas aplicaciones para su operación y la aparente seguridad para el usuario al conocer cierta información del conductor y las garantías que ofrecen las compañías en cuanto a sus servicios.

Desafortunadamente la falta de información y la falta de trabajo me parece fue lo que llevó a los extremos a estos taxistas que, quiero pensar, lo único que buscan es una oportunidad de trabajo pero desafortunadamente no están con las condiciones para competir con estas empresas que están mejor organizadas. Pues aunque exista un sindicato que los ampare, pocas soluciones les ha brindado.

Este problema de taxistas en contra de aplicaciones, las mismas, en otros lugares, como por ejemplo el aeropuerto de la CDMX también ha tenido sus dificultades y los gobiernos no han sabido solucionarlo. Me pregunto, los taxistas han pensado en una solución extra a la de prohibir la operación de estas empresas, su competencia.

La presentadora de televisión y empresaria Oprah Winfrey dijo alguna vez que los desafíos son regalos que nos obligan a buscar un nuevo centro de gravedad. No los resistas. Sólo encuentra una forma diferente de mantenerte de pie. Creo que es algo que ha faltado a los taxistas, aceptar el desafío de mejoras en los servicios y las tarifas competitivas. Algo que tampoco se les ha ocurrido a sus sindicatos que simplemente se sientan a esperar que el gobierno lo resuelva.

Tampoco ayudan los intereses políticos que, por tener contenta a la gente, no hace más que darles lo que piden aun cuando pueda representar no una mejora o un beneficio en serio. Desde la administración pública puede ser difícil tratar con los sindicatos que en algún momento pueden representar muchos votos de apoyo en épocas electorales.

Para infortunio de mucha gente, el uso de las nuevas tecnologías nos ha rebasado, es parte de nuestro diario vivir. La tecnología es nada más una herramienta. En sí misma, no tiene valor moral, dijo el empresario estadounidense Steve Jobs. En algunas partes de Latinoamérica y del mundo existen gobiernos que ven en las nuevas tecnologías como un enemigo, algo que va a quebrantar a la sociedad, y esta idea se va impregnando en los ciudadanos que se resisten a una realidad voraz e inminente que es parte de los nuevos estilos de vida tecnológicos.

Me refiero a las esferas políticas porque es increíble que lejos de ofrecer asesoría y soluciones a los ciudadanos afectados, los inciten  a revueltas y acciones que nada más dañan su trabajo y su entorno, la prueba está en la reciente boletín que emitió Estados Unidos a sus ciudadanos que quieren viajar a estos destinos para que no lo hagan por cuestiones de seguridad.

Ante estos casos el presidente de nuestro país poco ha contribuido a una mejora respecto a esta situación que no es más que un reflejo de algo que atañe a todo el país, pues en muchos estados estas aplicaciones están operando y no se puede negar, aunque el presidente insista que no es tan grave.

Es grave porque se trata de ciudadanos buscando trabajar, llevar el sustento a sus casas, no es simplemente un asunto de concesiones, permisos a inversores extranjeros o nacionales, es trabajo para los connacionales, y no sé usted querido lector, pero a mí, sí me parece importante.

Y aquí me gustaría compartir la idea del escritor y ex ejecutivo de negocios Seth Godin, como un mensaje también a los trabajadores que se enfrentan a nuevos desafíos, a competidores. en un mercado de gran actividad, no destacarse es lo mismo que ser invisible. El taxista y el conductor de estas aplicaciones, ofrecen el mismo servicio solo que uno de ellos, es el único, únicos, que se preocupan por destacar y ofrecer algo al cliente.

Queda aquí la reflexión, querido lector, ante una circunstancia que viene a ponernos a pensar en cuan valioso resulta hoy dar un valor agregado a nuestros productos y servicios que consumimos y ofrecemos, no podemos desentendernos, los gobiernos de las necesidades de los ciudadanos, especialmente cuando espacios de trabajo se trata. Y no podemos dejarnos llevar por ideas caducas, nacionalismos ilógicos disfrazados de populismo y la indiferencia.

Me despido con una frase del emperador romano Marco Aurelio, el último de los llamados Cinco Buenos Emperadores:

Se daña el que persiste en su propio engaño e ignorancia.