Un pequeño rayo de luz

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Que dilema el que ocurrió en su cumpleaños número dieciocho. Estuvo a nada de confesar este amor en susurros a P.T. y la oportunidad se le escurrió entre sus manos. Para complicarlo más Anna hizo su acto de presencia y arreglaron las cosas, ¿será una mentira o una realidad?

Bueno, nuevamente haremos un salto ancho en el tiempo. Ha pasado un mes. Los exámenes finales ya han comenzado. Al parecer no fue más que una simple mentira. Pues un jarrón roto en millones de pedazos, a pesar, de que lo intentes jamás va a regresar a su forma original. Los días para regresar a México casi están contados. Los boletos de avión han sido mandados por sus padres, saldrá el 25 de julio. Todavía le quedaba algún tiempo después de clases.

Como ya mencioné, tenía el impulso de gritar a los cuatro vientos sus sentimientos. Pero, ese ánimo se apagó por la mentalidad debido a la actitud de P.T. quien era más cortante que nunca. Intentaba hablar con ella, pero estaba desinteresada, hacía que le escuchaba y después ni le contestaba. Así fue el resto del semestre a excepción del examen de español:

“23 de mayo de 1996

Las cosas se han vuelto bastante nostálgicas dentro de mi grupo, estamos a nada de separarnos, cada quien buscará cupo en una universidad y eso me incluye a mí. No tengo la mínima idea de qué hacer; me llegaron los boletos para México el 25 de julio, me queda poco tiempo y sinceramente no quiero regresar.

¿Por qué no hacer un examen de admisión en el máximo organismo de estudios en el estado? Tengo que quedarme, ella lo vale y estoy dispuesto a esperarle todo el tiempo que necesite para sanar. Ella es mi recuerdo más brillante y más feliz, importando poco sus comportamientos de las últimas semanas. Olivia piensa que P.T. ya se ha enterado y que por eso actúa como tal.

Esos comportamientos, al parecer se rompieron el día de hoy. Este día presente mi último examen de español y no faltó quien me quisiera copiar, debido a que es mi lengua materna.  Sinceramente, después de tanto tiempo acá; la gramática y sintaxis en mi idioma de origen se han vuelto un burdo recuerdo. La complejidad del examen era demasiado fácil. Me he tardado las dos horas tratando de hacer memoria y detrás de mí estaba Turner.

Salí antes que ella y bajé a comprar algo de comer. Moría de hambre, allí estaba la chica del pelo rizado, misma que había sido la segunda o tercera persona, a quien le confesaba mi secreto. Platicábamos de los resultados, hasta que Paula tocó mi espalda:

–Estabas correcto.–

–¿Cómo lo sabes?– pregunté.

–Bueno, la maestra que fue suplente de Manuel me lo ha dicho.–

–Gracias P.T.– mencioné.

Me di la vuelta y recibí mi comida, posteriormente me aparté a donde la soledad me acompañaba. Un ligero rayo de luz fue lo que vi, ¿podría ser que ella ya estaba mejor? Recordé cuando su aura era más potente al de una estrella. Cuando me senté afuera del salón, allí estaban Emma y Damon, sonriéndose, abrazándose y haciendo las mismas cursilerías de todos los días.

–Ya llegó el lobo solitario.– dijo ella sonriendo. Ambos me saludaron y seguimos conversando:

–Hoy traes una cara distinta.– mencionó él.

–Apuesto a que tiene que ver con P.T.– agregó Emma acercándose y tratando de sacarme la sopa.

–¿Soy tan obvio? Creo empieza a ser la de antes y eso me alegra.– mencioné.

–Pero ¿no andaba muy cortante?, te ignoraba, ¿no es cierto?– preguntó ella.

–Eso fue lo que nos contaste ayer.– agregó Damon.

–Hoy ha sido diferente, tanto que hasta mí me ha extrañado. Su forma de expresarse, fue diferente y después de tanto tiempo vi su sonrisa sincera.–

–No quiero irme, saben, tengo la necesidad de quedarme, este pesar por estar con ella.– agregué.

–Es el amor y si así lo quieres, nada pierdes con confesárselo.– uno al otro complementaron la frase.

–Sí quiero, pero primero necesito tener clara las cosas. –dije despidiéndome.

Me fui a la casa de los Williams y no pasó una hora para que fuera al teléfono público y le marcara, pronto alguien me contestó:

–Bueno.– dijo una voz que era música para mis oídos.

–Hola, habla A.S. ¿Se encuentra P.T.?– respondí.

–Me sorprende que aún no me reconozcas la voz.– mencionó riendo un poco.

–¿Cómo estás?– pregunté.

–Por fin relajada ¿y tú?– contestó.

–Solo un examen más y mi tiempo aquí acaba.–

–Se ha ido muy rápido. Cuéntame, ¿cuáles son tus planes?– preguntó ella.

–No es un tema que me agrade tocar, pero en una persona reside mi decisión de quedarme o irme.–

–De seguro es Anna.–

–Para nada, luego te digo quién es. Oye, ¿puedo preguntarte algo?–

–Claro.–

–¿Por qué eres tan cortante y algunas veces tan grosera conmigo?, ¿Te he hecho algo malo? Si así es, déjame compensarlo.–

–Para nada, no te lo tomes tan personal, así trato a la mayoría de las personas. Es como mi forma de ser, así que ni te preocupes.– respondió.

–Pero parece que esa actitud toma más fuerza cuando trato de hablarte. ¿Segura qué no tienes nada contra mí?– dudé.

–Te juro que no es de esa manera. Perdón si lo parece, pero te trato igual que casi todas las personas.– contestó.

–Oye, tengo que colgar, mamá nos llevará a comer pizza. Luego hablamos, ¿vale?– agregó.

Pronto escuché el teléfono descolgado y regresé a mi hogar provisional. Me puse a ensayar los diálogos para la obra de teatro que yo y otros compañeros presentaremos mañana, con esto el semestre termina. Me duché, escribí y me preparo para ir a la cama. El tiempo se acaba y estoy dispuesta a decirlo de una vez, este amor entre susurros debe pasar a palabras y finalmente a gritos. A dormir.

A.S.”